Día 9 (14/06/2008)   Los Ángeles: Santa Monica y Hollywood


Antes   



Mapa de Los Angeles  La primera visita de la mañana es a la playa de Santa Monica, así que si el día anterior no hemos conseguido llegar, eso sería lo primero que habrá que hacer. Hay que pasear por esa playa famosa por los patinadores, el pier y las casetas de "Los vigilantes de la playa". Ésta es la gran ocasión de bañarnos en el Pacífico. También deberíamos pasar por Muscle Beach, la parte de playa con equipamiento de gimnasio donde siempre hay gente musculándose y donde nació el mito del que ahora gobierna California: Arnold Swartzenegger, aunque no he logrado ubicarla exactamente con antelación.

   Después nos desplazaremos a la playa de al lado: Venice Beach, famosa por sus policías en pantalón corto y bicicleta y donde tienen lugar los capítulos de la serie "Pacific blue".

   Deberemos salir de la zona un poco antes de la hora de comer para poder llegar al hotel en Hollywood.

   La tarde está reservada al Paseo de la Fama, el teatro chino, el Kodak Theater, Rodeo Drive y/o Sunset Boulevard.

   Tengo localizados dos puntos de cine en Santa Monica: uno es el Instituto de "Grease" y otro es la casa donde vivía Julia Roberts en "Pretty Woman". También como visita opcional si hay tiempo se podría hacer la ruta por Beverly Hills para ver las casas de los famosos.

   Ninguna visita de este día necesita de pagar entrada. Las referencias en el mapa son:

   0 - Hotel Hilton Universal
   3 - Paseo de la fama
   4 - Santa Monica
   5 - Venice Beach

Después


   No madrugamos demasiado. Tras un buen desayuno y mientras las mujeres hacen "sus cosas", yo me doy una vuelta a la manzana echando un cigarrillo. Son todo casas pequeñas, con su pedacito de jardín. Me recuerdan mucho a la de Will Smith y su novia en Independence Day y, recordando que se trataba de Los Angeles, podría ser que vivieran en Santa Monica. Hacemos el checkout y bajamos Pico Boulevard hasta la playa. Antes de llegar ya vemos una señal de parking que nos lleva hasta una gran parte reservada llena de coches al aire libre. Un cartel de la entrada indica que un día entero vale 6$. El precio es único, un día entero son 6$, pero 10 minutos también. Nos parece bien. Dejamos el coche a las 11:30h. Un primer vistazo nos muestra una extensísima playa dominada por el pier con el parque de atracciones y varias palmeras aquí y allá. La arena, clara y fina, ocupa mucha extensión y fácilmente habrá 200 metros hasta la orilla del mar. Arriba, lo que en Barcelona sería el paseo marítimo, tiene dos calzadas y las señales indican que una es para los peatones y la otra para las bicicletas. La ancha franja de arena se encuentra cruzada por otra calzada con una línea discontinua que serpentea longitudinalmente hacia el pier. Vamos por ella y descubrimos que es la que usan los/las patinadores/patinadoras para desplazarse por la playa, aunque hoy hay más bicicletas que patines. También hay mucha gente haciendo footing aquí. Avanzamos hacia el pier fijándonos en las características palmeras que surgen de la arena y de las casetas de los vigilantes de la playa que se ven lejanas.

Playa de Santa MonicaCarril bici
















   Poco antes de llegar al pier - ¡Pedazo de pier!- la calzada se transforma en pasarela de tablas, supongo que para combinar con el pier en sí, cuyo suelo es enteramente de madera y sujeto por unos troncos que lo fijan a la arena al principio, y al mar después.

Pier de Santa Monica

   Subimos al pier donde hay mucho ambiente. Yo me dirijo al lavabo, me cruzo con Jack Sparrow en la puerta y entro a hacer lo mío. ¡Espera!¡Ese era Jack Sparrow!. Salgo del lavabo dispuesto a buscarlo porque me ha parecido la caracterización más lograda que he visto en mi vida. ¡Incluso la cara parecía la de Johnny Deep!. Les pregunto a las chicas si lo han visto y me dicen que no. Les intento transmitir el increíble parecido del personaje, pero es complicado que las palabras sean fieles a la imagen, así que me pongo a buscarlo con la vista por el pier. Al fin lo encuentro, pero ya no está en el pier, sino que camina por la playa, alejándose, sosteniendo un cofre con una mano y simulando la forma de andar delJack Sparrow por Santa Monica famoso pirata. Veo que se ofrece a los bañistas a hacerse una foto con él y, cuando le pagan, les deja coger algo del interior del cofre. El problema es que queda muy lejos y, aún con zoom, no consigo una toma buena. En la foto lo podéis ver alejándose hacia la orilla del mar. Me resigno a conformarme con las fotos que tengo cuando veo que , alcanzada la orilla, comienza a caminar hacia el pier, acercándose a nosotros. ¡Viene de frente!. Todo hace presagiar una buena toma, pero mi cámara se revela justo en el momento en que quiero hacerle la foto de frente y cerca. ¿Qué le pasa?¿Batería?. Voy a perder la oportunidad, pero Trini, justo cuando iba a desaparecer por debajo de nuestros pies, le consigue hacer la foto en la que, además, nos mira para brindarnos la mejor toma. Gracias.

Jack Sparrow  Ya está, ya somos felices, pero aún nos quedan muchas cosas por ver y lo que toca ahora es darse una vuelta por el pier. En realidad es como un parque de atracciones reducido. Al final, Eva y yo decidimos montarnos en la montaña rusa y Trini se quedaría mirándonos abajo: 10$ los dos. Aunque es pequeña da juego y, la gran atracción que tiene esta montaña rusa con respecto a las demás: la localización, sólo se puede disfrutar al principio, después entras en la vorágine de curvas y bajadas en la que te olvidas completamente del paisaje. Al bajar Eva se da cuenta de que no tiene la gorra, la ha perdido durante el trayecto en la montaña rusa. Comenzamos a buscarla por los alrededores de la atracción sin mucha esperanza, pero pronto encontramos unos niños que la llevan en la mano y, tras identificarla nosotros, nos la entregan.

   El día es perfecto para estar en la playa así que, siguiendo el guión para hoy, decidimos comenzar el regreso al coche para que nos dé tiempo a ver Venice Beach, pero antes tenemos que hacer una cosa: no nos iremos de aquí sin habernos bañado en el Pacífico. Sacamos las toallas y bañadores del maletero y nos adentramos en la arena. Nos situamos junto a una de las características casetas de los vigilantes de la playa, aunque hoy no hay vigilantes por ningún lado. Estarán de fiesta. En un momento montamos el campamento base con las toallas y allá voy. Mi intención de nadar y bucear en este océano queda abortada en cuanto mis pies tocan el agua. Está tan fría que voy a salir de aquí ya... bueno, en cuanto me hagan la foto. Mi hermana también quiere su foto con los pies en el agua y Eva ni eso. ¡Pues vaya mierda de experiencia con el gran océano!. En fin, vámonos al coche que es casi la hora de comer y nos queda Venice Beach antes de ir al hotel en Hollywood. Pero mientras nos quitamos la arena antes, ya en el parking, recuerdo que no hemos visto la Muscle Beach. Consulto el mapa y deberíamos haber pasado por al lado. Así que decido dirigirme rápidamente hacia allí para poder hacerle una foto. La encuentro allí donde se une la arena con el asfalto. Es normal que la pasáramos de largo ya que no es más que una pequeña parcela de césped con algunas anillas y paralelas en la arena. Hay algunos haciendo ejercicio allí. Decido regresar raudo para poder salir lo antes posible hacia Venice Beach, me fijo en las mansiones que hay a pie de playa y me cruzo con dos policías en pantalones cortos y bicicleta. ¡Anda, si era lo que quería ver en Venice Beach!. Otra foto que me llevo.

Final del pierCasetas de los vigilantes de esta playa
















   Venice Beach está al lado de Santa Monica y se nota el cambio porque pasa de las mansiones a las casas bajas, garajes abiertos, ambiente surfero. Todo tiene un aire más progre. No encontramos sitio para aparcar y lo usamos como excusa para dirigirnos al hotel, aunque había multitud de sitios para comer allí. Nos adentramos de nuevo en el laberinto de autopistas y deambulamos por ellas sin orientarnos durante un tiempo. Resulta magnífico porque pasamos por el downtown, justo al lado de los rascacielos y también, desde la misma autopista, podemos ver de cerca el Staples Center, donde mañana Pau Gasol jugará el cuarto partido de la final de la NBA. Algo que me ha traído de cabeza desde antes de salir de viaje y que comentaré con más tiempo. Las cámaras trabajan en todo este recorrido en coche.

Downtown de LAStaples center
















   Por fin encontramos una indicación para ir a Hollywood, tomamos la salida para ir a la autopista correcta y nos impresiona ver, en un punto determinado del enlace, hasta cinco niveles distintos de autopistas, uno encima de otro. Espectacular. Ya con las indicaciones a la vista llegamos sin más contratiempos. La Universal city, donde está el hotel y los estudios, está indicada desde la autopista y las señales nos llevan hasta el aparcacoches del Hilton Universal.

   En la foto de abajo a la derecha, las vistas desde la habitación. Los Ángeles es una ciudad tan y tan extensa que más que aparecer como la típica ciudad al uso, como un bosque de edificios, se ve, al menos desde la colina de Hollywood, como un bosque de árboles con edificios asomando aquí y allí, hasta donde llega la vista.
Vistas de La desde Hollywood


Hotel Hilton Universal












Habitación del Hilton Universal
















   El hotel es impresionante, como lo han sido las imágenes del buffet que estaban preparando para comer, rebosante de marisco, con grandes bandejas repletas de enormes trozos de diferentes tipos de cangrejo, que deben ser cangrejos del tamaño de Leviatanes del mar. Preguntamos, llegamos justo a tiempo para apuntarnos al buffet, resulta que no es el menú habitual del hotel, sino un almuerzo especial por el Día del padre. Sí, allí el día del padre es en Junio, mira tú. 60$ por persona es una comida cara (40€), pero si la comida es el paraíso gastronómico que tenemos enfrente puede que no lo sea tanto. Pruebo todas las especies de marisco que hay allí y, por supuesto, todas las de cangrejo, unas patas largas, otras cortas y gruesas, unas pinzas enormes, otras pequeñas pero con mucho "brazo", etc... La comilona es tal que Trini ya está sufriendo por la visita de la tarde. Yo consulto el mapa y enseguida desecho pasar por tres sitios por mis motivos, que especifico entre guiones: Rodeo Drive - una calle llena de tiendas de ropa que no puedes comprar y en las que Eva va a querer estar horas -, Beverly Hills - en el que te hacen rutas para ver las casas de los famosos, pero de las que leí que el mapa de las casas está muy desactualizado y que, además, las casas están supervalladas y con muros altos, con lo que al final te quedas con las fotos de las puertas del jardín de la mansión-  y Sunset Boulevard - vamos a llegar anocheciendo, el momento de las prostitutas y los predicadores de acera, casi que es la más tentadora...-, así que veo muy factible pasar la tarde en el Paseo de la Fama, que eso sí que lo considero imperdible. Además, el trayecto parece sencillo: al salir del hotel se baja y se sale de esa calle para entrar en Mulholland Drive a la derecha, esa carretera te lleva prácticamente hasta las puertas del paseo, cerca de donde el mapa indica que está el Kodak Theater.

    Así lo hacemos, Mulholland Drive está muy indicada y la tomamos. Es una carretera sencilla de un carril de ida y otro de vuelta. Comienza en lo alto de la colina, donde pasamos por un "vista point" en el que no paramos porque ya tendremos más tiempo. Seguimos bajando, con curvas y entre casas adineradas. Cuando llegamos abajo, ya con más pinta de ciudad, divisamos una señal que nos indica aparcamiento y la seguimos hasta dejar el coche en el parking de un centro comercial. El centro comercial no es mayor de los que tenemos por Barcelona, pero pronto descubrimos que, en realidad, ese centro comercial es la madre del cordero. Subimos un ascensorPaseo de la fama hasta el nivel de la calle y me sorprendo al ver, ahí, entre las escaleras, una entrada, discreta, con sólo dos puertas de cristal separadas por un florero, que pone "Kodak Theater". Espera un momento, no puede ser esto. Pero parece que lo es. Cuando salimos a la calle, por el lado opuesto por el que habíamos entrado con el coche, nos damos cuenta que eso es el Paseo de la fama. Algo fácil de percibir en cuanto aparecen las estrellas en el suelo que decoran ambas aceras a lo largo de esa calle. La calle tampoco es muy ancha y andamos algo desconcertados por ubicar lo que se ve durante la "alfombra roja" previa a la entrega de los Oscars. Con esta desorientación comenzamos a caminar hacia la izquierda, "bajando" por el Paseo y leyendo cada una de las estrellas que aparecen, una detrás de otra. Muchas tienen nombres desconocidos para nosotros y algunas apuntan a personajes tan míticos y dispares como Ingrid Bergman y Jackie Chan. La verdad es que, si uno viene con la idea de hacerse una foto con la estrella de un actor concreto se puede morir. Desde esa acera, la tarea de revisar todas las estrellas se presenta como mastodóntica. Evidentemente no lo hacemos. Pasamos por el museo de cera, cuyas esculturas en la entrada no presagian un desborde de calidad en las del interior. En la acera de enfrente hay un cine con pinta de antiguo. Es el de la foto:
Cine en el Paseo de la Fama
Seguimos avanzando en la dirección que llevamos desde el principio. Hay muchas luces de neón. Podemos ver, a unos 200m un edificio de ladrillo con un gran letrero que anuncia que debe ser la sede de la "Cienciología". ¡Toma ya!¡Aquí en medio del cotarro!. Pronto vemos que el ambiente en la calle disminuye así que pregunto por el teatro chino y me indican que voy en dirección contraria. La confusión viene de ver que, por arriba, la calle acababa enseguida, por lo que debía estar hacia abajo, sobre todo si uno espera algo enorme. Rectificamos y volvemos al punto inicial, al centro comercial. Una parte abierta del mismo nos muestra dos grandes columnas con sendos elefantes "rampantes" culminándolas. Nos suenan. Lo de los oscars es aquí, ¡¿pero dónde?!. Al fin llegamos al teatro chino, está justo al lado de la entrada del Kodak Theater, que también es una entrada al centro comercial, y aquél también pertenece al recinto del mismo. No está en la misma línea de la acera que el resto de edificios, de ahí que no se vea hasta llegar, sino que se abre un hueco, no muy grande, donde están colocadas las famosas placas en el suelo con las huellas de los famosos y que finaliza con la peculiar entrada del teatro. La forma de localizarlo rápidamente es buscar, más que su típica puerta, o las huellas del suelo, las hordas de gente disfrazada de personajes del cine, esa es la X que marca el lugar. Un sinfín de personas que buscan alguien que les pague por hacerse una foto con ellos.
n taxi para la Estrella de la Muerte
   El surtido es amplio, tenemos a Darth Vader, Iron Man, Batman, Charlot, Marilyn Monroe, Catwoman, y un largo etcétera de personajes que me suenan pero no ubico y otros que directamente ni me suenan. Si hay algo que destaque de entre esta colección de disfraces es la calidad de los mismos en muchos casos: indignante. No, en serio, si eliges esta forma de vida cúrratelo un poco. Si te pones una caja de cartón pintada de rojo en el cuerpo y me dices que eres Iron man es para hacerme reir, no para cobrarme por una foto. Pongo como ejemplo un tío disfrazado de Jack Sparrow: si formáramos una escala en la que en una punta estuviera el verdadero Jack Sparrow y en la otra lo más alejado de él, no sé, la pitufina, el de esta mañana en la playa estaría muy cerca del verdadero, una foto de mi sobrino con un disfraz barato de pirata estaría por la mitad, y algo por debajo estaría este tío con botas y una espada de plástico. Vamos, que está más cerca de la pitufina.

   Sin embargo, cuando me giro de maravillarme con lo cutre de algunos disfraces, me encuentro a Eva hablando con la que dice que va de Catwoman. "Haznos una foto", me dice, "que es muy simpática", le indico que toda esa gente está ahí para sacarnos la pasta y me dice que no, que se han hecho amigas. Me resigno, echo la foto, le prohíbo que caiga más en la trampa y me quedo con Catwoman para cerrar la transacción por un par de dólares. Pensaba que tendría que regatear más. De todas formas me parece caro por una foto de mi mujer junto a alguien vestida de gogó de discoteca gay. No, no voy a poner la foto aquí.

Disfraces tematicosCentro comercial








Teatro chino

















Huellas de famosos


















 
   Nos ponemos a contemplar la colección, no muy amplia, de huellas de famosos. La gilipollez de comparar los tamaños de pies y manos resulta curiosa. En la foto de arriba están las de (de izquierda a derecha y de arriba a abajo) Richard Gere, Johnny Depp, Michael Douglas y Al Pacino. Las huellas van en el tiempo desde Harold Lloyd al ya mencionado Johnny Depp y las manos de todas ellas están desgastadas de tantas manos de personas que han pasado por allí, pero ninguna como las de Marilyn Monroe que, aparte de desgastadas, tienen un negro de epiteliales podridas de miles de personas. Dicho así, me arrepiento de dejar que Eva colocara las suyas allí.

Kodak TheaterEntrada del Kodak Theater
















   Cuando salimos de allí de nuevo a la acera, nos paramos en la puerta del Kodak Theater e intentamos sacar una conclusión, de una vez por todas, de lo que hacen allí en la entrega de los Oscars. Al final, la única deducción posible, es que corten la calle y toda la zona de alfombra roja sea lo que va de pared a pared. Aun así, está claro que la tele engaña, pues las distancias reales son mucho más pequeñas de las que aparentan. Después cruzan la entrada en la que estamos y nos introducimos para seguir con nuestro ejercicio mental. Las columnas a ambos lados del pasillo que nace en esa entrada están iluminadas con recuadros que indican un año y la película que fue galardonada con el Oscar ese año, de seis en seis, hasta que se llega al hueco de las escaleras y a la "pobre" entrada que vimos al principio. Nos desviamos y seguimos por ese centro comercial. La conclusión que sacamos de esta visita es esa: todo ronda alrededor de este centro comercial. Nos paseamos por las tiendas hasta que anochece y decidimos volver al hotel a disfrutar de esa habitación. Volvemos por Mulholland Drive también y, esta vez, decidimos parar en el vista point. Hay un par más de coches y la noche está cerrada y muy oscura. Oímos voces pero no vemos a nadie. Entonces nos acordamos de las películas de terror y es que ¡estamos en Los Ángeles!. Se percibe un grupito que parecen turistas también. El otro coche pertenece a una pareja que no ha venido por las vistas. Se oye música lejana y, entre las luces de la ciudad, las más próximas, surgiendo de entre el negror del bosque, parecen mostrar un escenario. Hay un concierto, pero está muy lejos como para tener detalles del evento. El resto es una infinita manta de puntos de colores. Hay unasVistas de Los Ángeles de noche escaleras que llevan a un mirador en un nivel superior, pero no nos atrevemos a subir entre esa oscuridad y convencidos de que la vista, de noche, no va a recompensar el atrevimiento. Sin embargo, la calma que desprende ese lugar, en contraste con su cometido de balcón a la locura de una de las ciudades más grandes del mundo, nos hace permanecer un rato más allí. Me fumo un cigarro jugando a desentrañar conclusiones de entre ese mar de luces.

   Ha sido un día muy completo y la cómoda cama del Hilton ayudará a prepararnos para mañana, que promete ser un día muy especial. Debido al banquete del mediodía, cenamos lo que nos sobró de San Luis Obispo ayer, sin salir de la habitación. También es una forma de compensar el gasto.