Día 3 (8/06/2008) Filadelfia y traslado a Nueva York


Antes   

  Por la mañana visitaremos el parque histórico de Filadelfia. Todo está junto: el primer banco de EEUU, el Carpenter's Hall,.... Como visitas estrella estarían el Independence Hall (hay que conseguir la entrada antes en el Visitor Center) y la campana de la libertad. Luego, una vez en coche, nos encaminaríamos hacia el downtown y aparcaríamos allí, cerca del ayuntamiento, en Market Street, para poder ver el edificio de cerca y dar una vuelta con vistas a la catedral y los rascacielos. Como todo es por fuera debe ser corta y deberíamos salir de allí con tiempo de llegar a comer a Nueva York en un trayecto que no debería alcanzar las 2 horas.

Mapa de Filadelfia   Las zonas de interés marcadas son:

 0- El puente Benjamin Franklin y hotel
Confort Inn Downtown Hist, que están juntos
  1- Independence National Historical Park
  2- Philadelphia Museum of Art

   Me llevo un mapa para entrar a Manhattan por Brooklyn, parar en Brooklyn Heights, donde tengo localizado un parque con bancos para contemplar las vistas de Manhattan desde la otra orilla del río. También es buena la zona de Two Bridges, aunque no he localizado ningún sitio adecuado por allí. Después quiero entrar a Manhattan por el puente de Brooklyn porque, ya que no lo vamos a patear para ahorrar energías en otras zonas, por lo menos pasar por dentro en coche. Llegar al upper side por las "rondas" y dejar a las mujeres en el hotel mientras devuelvo el coche a una manzana del mismo. Tras instalarnos, dedicar la tarde a recorrer Central Park, aprovechando que es Domingo, el día con más ambiente.


   Todas las visitas del día tienen entrada gratuita.


Después


   Salimos del hotel pasadas las 10:00, sin madrugar. Las vistas del puente desde la habitación eran mejores esta mañana, si cabe. El calor también puede que sea más, si cabe también. Todo cabe. Subimos al puente, otro puente, éste no cruza el río sino que sirve para cruzar la autopista que nos separa de las calles de la ciudad. Desde allí hacemos la foto de la derecha porque el edificio gris de la izquierda es nuestro hotel. Se entiende lo de las vistas del puente, ¿verdad?

Puente FiladelfiaHotel de Filadelfia
















   Este puente nos mete en Market St. Las terrazas de los bares están llenas. Hay un ambiente festivo, mucha gente en la calle. Me parece una ciudad muy animada, hoy es domingo, tal vez sea así todos los domingos. Vemos la Christ church por el camino y tres manzanas más adelante hemos llegado al Historical Park. Nos rodean los edificios más antiguos de la historia de los recientes Estados Unidos. Entre grandes áreas de césped destacan el Visitor Center enfrente, yVisitor Center del Historical Park lo primero de todo es ir enfrente para obtener las entradas para visitar lo de la izquierda. Nos el Independence Hall a la izquierda. Ahí se sube Nicholas Cage en "La búsqueda". Pues las dan para las 11:45 y nos dicen que hemos de estar en el control de seguridad 15 minutos antes. Como no falta mucho vamos hacia allá, a pleno sol -¿Es que no hay nubes en este país?-. Hacemos una cola para el control de seguridad, montado bajo unas carpas, y luego vemos otra para entrar, pero no es la nuestra, a nosotros nos toca el siguiente turno. Hacemos tiempo y fotos por esa zona cerrada, sin salirnos de la sombra que proporcionan los árboles. Lo bueno de tener hora cerrada es que no te tienes que preocupar de la cola, que está a pleno sol. Hay mucho turista, pero tengo la sensación de que Filadelfia se nutre más del turismo interno. Los americanos han estudiado todos los detalles de la declaración de independencia desde pequeños.

Detalle del Independence HallSala del Independence Hall
















   Una vez dentro, un ranger nos lleva a una sala con muchos asientos y un único cuadro grande y comienza una explicación de los hechos que tuvieron lugar allí. En el cuadro se ilustra el momento de la firma de la Declaración de Independencia y aparecen muchas personas a las que el guía nos ha propuesto que les pongamos nombre. Esto no va conmigo, sino con los de aquí, que han tenido tiempo - y obligación - de saberse cada uno de los tipos que estamparon su firma en ese documento. Enseguida salen los tres nombres que yo me sabía: Washington, Jefferson y Benjamin Franklin, gran cultura la mía sino confieso que me sé esos tres nombres por un juego de PC llamado "The day of tentacle". De ahí hasta veintipico, el resto del grupo, de diferentes zonas de USA, van sacando nombres que no había oído en mi vida. La visita dura una media hora de la que, la mayor parte, transcurre en esa sala jugando al "quién es quién" delante de un cuadro. Luego se pasa a dos salas: donde se reunían y donde se firmó, y ya está. Nos explican la obsesión del arquitecto por la simetría, que le obliga a poner en la misma sala dos chimeneas y poco más. La verdad es que esperaba ver el documento original aquí, pero sólo muestra una copia que podré comprobar más de cerca después, cuando vaya a la tienda de regalos, donde hay decenas de ellas.

Independence HallFirst american bank















   
   Salimos de allí hacia el Carpenter's Hall, que no sé lo que es, pero es lo de la foto de abajo a la izquierda. Toda el área tiene un aspecto diferente por los edificios de ladrillo oscuro y las personas vestidas de época que deambulan por el parque. Pasamos por el primer banco de América (la foto de arriba a la derecha) y, luego, por el segundo. Se suman a ese aspecto tranvías con apariencia de antiguos y ruedas modernas y coches a caballo paseando a turistas. Es un corto paseo que nos devuelve a la entrada del Independence Hall porque al lado está el edifico con la Liberty Bell. Otro control de seguridad, aire acondicionado, una exposición con información sobre la famosa campana y una cola para hacerse una foto con ella es lo que se puede encontrar en esa nave.

Carpenter's HallLiberty Bell
















   Pues ya tenemos los deberes hechos. Si volvemos por la calle de arriba podremos ver la casa de Betsy Rose, la modista que cosió la primera bandera, pero ya nos parece demasiado. Sigo sin saber qué es el Carpenter's Hall, pero a este paso no me extrañaría que fuera la casa del carpintero que pulió la mesa sobre la que se firmó la declaración.


    Encaramos la vuelta hacia el Visitor Center como primer paso hacia el retorno al hotel. Vemos mucha más gente aglomerada cerca de la entrada y se escuchan gritos por un megáfono, provenientes de esa zona que, sin oír lo que dicen, ya parecen los gritos de un fanático de algo.  Cuando llegamos allí podemos ver pancartas con mensajes como "Jesús puede salvarte" o "Dios te castigará" o "La homosexualidad es pecado y Cristo puede liberarte" y el tío del megáfono, en realidad, está dando un sermón a grito pelao... ¡Dejadme en paz!.  Hay mucha gente a ambos lados de la calle, y con este calor insoportable, me extraña que hayan venido para una manifestación religiosa. Pronto nos damos cuenta que va a haber un desfile, la policía ha despejado la calle de tráfico, y nos ubicamos en unos de los buscados sitios con sombra de las aceras cercanas. No tardamos mucho en entender de qué va el desfile: drag queens, enormes banderas arco iris, familias de dos padres y varios hijos,... ¡Esto va a ser el orgullo gay! Nos quedamos a ver gran parte de él.  Sobre todo cuando de lejos divisamos una de las carrozas más... ¿originales?¿provocativas?. No sé cómo definirla, es la de la foto:

Orgullo gayReligion vs gays
















   Van tirando regalitos al público y nos hacemos con uno de ellos. Es una cajita de cartón emulando piel de leopardo. La abrimos y hay un botecito de lubricante y varios condones ¡Qué detalle!. Tal vez nos hubiéramos quedado hasta el final si la temperatura hubiera sido más soportable, pero es que no lo es. Subimos a la calle de arriba por dentro del Visitor's Center. No se acorta camino, pero hay aire acondicionado, y de allí al hotel. Pasamos por varios de esos dispensadores de prensa que hay por la calle, hay que echar una moneda para sacar el periódico, pero puedes ver la portada de todos sin abrirlo. Todas coinciden en el tema: el inmenso calor. Al menos parece que es algo excepcional.

   Estamos en el coche cerca de las 14:00, pero creo que lo tengo claro. Si voy por la ya famosa Market St. me topo con el Ayuntamiento.
Como ya vamos mal de tiempo -el desfile nos ha quitado bastante- al final no aparcaremos y lo rodearemos en coche. Desde el Ayuntamiento tengo la intención de subir por la Benjamin Franklin Pkwy, una avenida que finaliza en el Museo de Arte. No nos resignamos a nuestro momento Rocky.

   El Ayuntamiento es un edificio precioso, hacemos varias fotos, como la de abajo a la izquierda, desde el coche y me encamino por la Avenida Benjamin Franklin, pero sólo un poquito,  porque unas motos de policía la tienen cerrada al tráfico y nos desvían. ¿Otro accidente?. Hay que buscar una ruta alternativa para seguir subiendo y pillar esta avenida más adelante. Improviso, mala señal. Evidentemente me pierdo por la ciudad, más tarde me encuentro en el mapa, creo que ya lo tengo, no, es dirección contraria. La siguiente. Esta sí, ahora debería encontrar la avenida, pero también está cortada por motos y un par de policías de pie que nos desvían para otro lado. ¿Pero esto qué es?¡¿Un complot para que no haga el Rocky o qué?! Tengo la música sonando en mi cabeza. ¡A que me bajo y hago el Rocky con los policías!. Pero acabamos de encontrar la razón de todo plegado (es una muy mala traducción del catalán. Lo siento). Hay un escenario enorme tapando el museo y toda la zona está cortada por el evento. Vamos, que si tenemos un día para hacer el gilipollas: uno, no va a ser éste ese día, y dos, creo que ya lo hemos hecho bastante. Vámonos.

Ayuntamiento FiladelfiaFiladelfia Downtown



 























           Salir de allí se convierte en un infierno. Entre las calles cortadas y que me he salido del mapa que tengo, consigo una gran, aunque larga, visita por toda la ciudad. Podemos hacer fotos de los rascacielos de cerca, pero no podemos irnos. Esta ciudad nos tiene atrapados, parecemos personajes de una de las pelis de Cube, intentamos descifrar los códigos (los nombres de las calles, es una metáfora) para llegar a una salida incierta. Pues nada, ya lo he vuelto a hacer. Lo de comer en Nueva York va a ser que no, porque ya ha pasado la hora cuando por fin estamos en la autopista. Pasamos por al lado del hotel horas más tarde de recoger el coche, ¡Qué fina 
ironía!. Hemos pillado el festival Gay, hemos Adiós Filadelfiavisto los fuegos artificiales y el desfile, pero éste ha sido el precio. Un poco caro para mi gusto.

   A estas alturas tengo claro que lo de Central Park no será hoy, por suerte tenía el plan B de visitarlo el Miércoles, el día que tengo previsto para los museos, que están por la zona.

   En cuanto veo que llevamos el camino bueno paramos a comer. Nos metemos en un KFC/Taco Bell de carretera: 18$ los tres. ¡Diez veces menos que la cena de anoche!. Comemos a la española, por la hora lo digo, pasadas las 15:00. Y después de un tirón hasta Nueva York.

   Volvemos a pasar nuestro "querido" puente Verrazano y nos metemos en Brooklyn. Mucho tráfico, pero porque atravesamos una zona de obras. Sigo el mapa al pie de la letra, pero me pierdo un poco por el barrio, aun así llego a la entrada del puente de Brooklyn gracias a las indicaciones, pero me desvío porque quiero esas fotos de las vistas de Manhattan desde aquí. Aparco el coche un momento, en la calle, en la zona de "Two Bridges", cerca del río. No he localizado ningún parque, pero encontraré algún hueco con buena vista. Sin embargo, casi en la orilla y muy discreto, encuentro una puerta de rejilla, baja, que finalmente nos ha conducido a un parque. Es un sitio perfecto. El puente de Brooklyn a la izquierda y el de Manhattan a la derecha. La foto de la cabecera de estas páginas está hecha allí, y la de abajo también, aunque del otro puente.

Puente de ManhattanPuente de Brooklyn
















   Esta parte la consigo bien. Entramos por el puente de Brooklyn, que tiene el aspecto de la foto de arriba cuando conduces por él. Enseguida encuentro la ronda y conduzco por ella intentando no desconcentrarme con las vistas del río a la derecha (por la izquierda está tapada) porque tengo que esquivar unos socavones, que superan el nivel de bache, que están descuidados por todo el recorrido. Uno ya conoce Nueva York de tantas imágenes que ha visto de esta ciudad, pero hay sensaciones nuevas. Tiene un aire clásico, a pesar de que los edificios podrían ser catalogados como modernos, pero es todo como si llevara allí mucho tiempo.

Puente de Queensboro

   Efectivamente logro llegar al hotel cruzando Central Park por una de las carreteras que llevan de Este a Oeste. Creí que podría ver algo de él desde el coche, pero la carretera está completamente aislada entre muros. Tendrá que ser el miércoles. Hacemos el checkin y yo voy con celeridad a devolver el coche. Me alegro de que esté tan cerca la oficina. He estado todo el trayecto por la ciudad atento a cualquier gasolinera que pudiera encontrarme, pero no hay ninguna, por lo que me toca devolver el coche sin llenar el depósito. ¡A ver qué me cobran por eso!, pues al final, una barbaridad. Me cobran un depósito al doble de precio por galón que en las gasolineras. El total por tres días es de 492$. Hemos hecho 542 millas, aunque eso no cuenta porque el kilometraje es ilimitado. En la Costa Oeste me aseguraré de entregarlo con el depósito lleno. ¡Quién iba a pensar que no habría gasolineras en Manhattan!.

   La habitación está muy bien. Amplia, para lo que he leído que es el estándar de Manhattan, aunque bastante menos que las de Washington y Filadelfia. El edificio tiene pinta de ser bastante antiguo, pero es lo que parecen todos. Pedimos que nos arreglen el aire acondicionado de la habitación porque hace mucho ruido y salimos a pasear - saborear el primer contacto con la ciudad - y a mirar de cenar. Ya es de noche. Yo tengo en mente la posibilidad de bajar hasta Columbus Square, pero está bastante lejos, sólo bajamos tres manzanas. Hay que tener cuidado con el cálculo de las manzanas, porque al ser rectangulares (muy rectangulares), no es lo mismo contarlas en un trayecto vertical, que horizontal. En vertical son bastante más pequeñas que las de las ciudades españolas, puede que la mitad, sin embargo, en horizontal, son tres e incluso cuatro veces más largas.

   Estamos cansados y mañana es un día largo, así que decidimos no ir más lejos y parar en uno de esos colmados de barrio que hemos visto cerca del hotel, con cajas de fruta fuera, comprar alguna cosa, y cenar en la habitación. Sin embargo, ese colmado esconde mucho más en su interior de lo que se presume desde fuera. Es enorme y está abarrotado de productos por todos sus estrechos pasillos. Se diría que no cabe una caja más de nada, todos sus estantes están repletos. Nos sorprende bastante porque hay absolutamente de todo, pero llegamos a una sección que nos deja boquiabiertos. Aquello es el paraíso del queso. ¡Hay cientos de clases diferentes! Pasamos rato allí porque es como visitar el museo del queso. Están ordenados por países, ¡y están todos!. He encontrado todos los quesos españoles que conocía (manchego, cabrales, idiazabal, tetilla, mahonés, ...), y algunos que no, como uno de las Canarias. Evidentemente nos vamos a llevar alguno, pero es difícil decidirse. Al final opto por un trozo de queso de Roma con puntitos rojos porque pone que es picante y otro trozo de uno danés, tipo Hervati. Pero ciertamente, al principio, nos sentimos colapsados. Desde entonces tengo un sueño recurrente de que me dejen sólo entre esas paredes para poder pasar el día probándolos todos.

Sandwiches, yogures, fruta, galletas, etc... Una compra barata que nos deja una reserva de comida en la habitación.