Día 17 (22/06/2008) Mariposa Grove y traslado a San Francisco


Antes   

   Saliendo del Hotel Wawona hacia el Sur, para salir del Parque Nacional de Yosemite, todavía nos quedará una última parada en él: Mariposa Grove. Aquí recorreremos el bosque de secuoyas gigantes para sorprendernos con el ser vivo más grande del planeta. Tras esta visita haremos las 4 horas de ruta seguidas hasta San Francisco, donde tenemos previsto entrar por el Golden Gate. Si fuéramos bien de tiempo pararíamos en Sausalito, y lo mejor sería que fuera la hora de comer para deleitarnos con su marisco. Luego atravesaríamos el Golden Gate, habiendo buscado unas buenas vistas del mismo, antes o después de cruzarlo, para hacernos la típica foto. Nos pasaríamos por el Golden Gate Park para visitar el jardín japonés y ver los bisontes que tienen en ese mismo parque antes de descargar en el hotel y entregar el coche.

Ruta Yosemite - San Francisco
 

Después



   Hemos dormido estupendamente. La tranquilidad de la montaña no es comparable a ninguna otra. Ni rastro de osos, lo que me decepciona un poco porque, a pesar de las advertencias y de lo peligrosos que puedan llegar a ser, yo quería ver uno. O al menos percibir la presencia de uno.

   En fin, usamos las duchas comunitarias, lo que no representa ningún problema y bajamos a quitarnos el ayuno, o sea, a desayunar. El desayuno es magnífico, lleno de cosas saladas: huevos, salchichas, bacon, etc... ¡y en buffet!, así que salgo de allí el doble de grande.

   Checkout y ya estamos en el coche, continuando la carretera al Sur por la que llegamos. El trayecto hasta el desvío a Mariposa Grove es muy corto y, unos minutos después, hemos aparcado en el recinto para ello, donde acaba la carretera, ya de tierra en este punto. El aparcamiento está marcado por una vaya hecha de troncos enteros, pero no son de aquí. Lo sé porque son troncos de tamaño normal, como el de nuestros pinos, mientras que los árboles que lucen alrededor son, al menos, diez veces más grandes.

   Está claro que hemos llegado. Allí mismo hay una secuoya luciendo sus 10 metros, a ojo, de perímetro. Comienza aquí un camino claramente marcado y completamente peatonal para recorrer este singular bosque. Antes hay una especie de caseta con información y mapas. Ya veo que no vamos a hacer todo el recorrido ya que la ruta completa son unos 10 Km, pero hay uno menor, de unos 3,5 Km, que podría entrar. Ya veremos.

   También hay unos folletos con un mapa que se pueden recoger ahí mismo. Cuestan 50 cent. que se confían a la buena fe, ya que no hay ningún impedimento para pillar uno y no echar la moneda. Estas cosas van a días y éste, no sé decir bien porqué, no me da la gana de pagar el medio dólar por el documento que acabo de agenciarme. Otro día hubiera puesto de más. Misterios humanos.

   Impresiona la antigua foto de portada, que ya hemos visto en un plafón antes, con una secuoya caída y un batallón entero de caballería - podría ser el séptimo, pero pone que es elFoto histórica sexto - posando con ella.

    En pocos segundos estás inmerso en la naturaleza. El camino se adentra entre enormes troncos formando puentes de madera a su paso entre arroyos. El sentimiento es como el de estar en un bosque en una escala más grande, que te hace sentir más pequeño de lo habitual. Parecemos Ewoks. Aunque, por cierto, las escenas en Endora con los Ewoks y las motos en esos bosques se rodaron por esta zona, aunque más cerca de San Francisco.

Mariposa Grove trail
















   No hay que caminar mucho para encontrarse con la primera maravilla: The Fallen Monarch. Y es que en los primeros metros del recorrido te encuentras con la secuoya caída que impresionaba en la foto histórica, aunque nada parecido a lo que tenemos delante. Posamos ante el asombroso mastodonte de raíces. Después Trini posa emulando la foto histórica con la notable diferencia del número de personas y caballos.

Fallen Monarch
Fallen Monarch
















   Es increíble que el árbol esté igual más de un siglo después de la foto histórica. Aquí lo podéis comparar bien. No me lo explico, es como si fuera tanta madera que los insectos no pueden descomponerla, o necesitan varios centenares de años para hacerlo.

   La visita empieza bien. Continuamos paseando por este bosque que nos hace sentir gnomos, mirando hacia arriba muy a menudo. Las copas de estos árboles están muy arriba y no conseguimos hacer una foto a uno de éstos entero. El camino va mostrando señales de madera indicando las distancias a los puntos de interés. A mí me gustaría al menos llegar al tronco en que se hizo un túnel a través para que pasaran los carromatos primero, y los automóviles después. De momento, unos 500m más adelante, nos encontramos con el siguiente punto de interés que han llamado "Bachelor and three Graces". Este imaginativo nombre, tal vez demasiado, nos indica que la secuoya de tronco más grande es un soltero y las tres altas y estrechas, muy juntas, de alrededor son las tres gracias. Bueno, hay que pensar que en el siglo XIX aquí se fumaban muchas cosas.

   Nos encontramos con unos troncos cortados que nos permiten ver el diámetro de estos árboles y contemplar su sistema de anillos. ¡A ver quién es el guapo que los cuenta!. Es una vida de trabajo que no compensa, por eso las edades te las dan aproximadas: dos mil y pico años. Hemos parado a descansar en ese punto porque ya llevamos más de un kilómetro andado y la situación se vuelve familiar hasta que me doy cuenta de donde estoy. Nos veníamos cruzando con varios jubilados que parecen pertenecer a un grupo y, tras los troncos, sin llegar a ver el camino, oía cómo se aproximaban dos señoras hablando sin parar. Esto es muy habitual por los bosques de mi pueblo y, si además le añades que lo hacían en catalán, ya ni te cuento. Me hizo gracia y no pude reprimirme a hacerles entender que compartíamos origen. A ellas no les hizo tanta gracia, me dijeron que muy bien y siguieron su camino. Vaya chasco, aunque ¿qué esperaba?, ¿que saltaran de alegría?¿que comenzaran a abrazarme y a besarme?. ¡Dios!, ¡si resulta que las otras opciones son mucho peores!.

Secuoyas cortadas en el camino

   El caso es que las chicas me comienzan a preguntar hasta dónde quiero llegar y cuando les digo que me gustaría ver el árbol con el túnel me indican un letrero que dice que faltan unos 5 km, aunque lo pone en millas. Esto me desmoraliza, así que avanzamos sólo un poco más, lo suficiente como para ver el Grizzly Giant (la secuoya más grande del parque), sin llegar a su base, y que estaba ahí al lado, y damos media vuelta para emprender el retorno. Pienso que seguramente no volveré a tener la oportunidad de ver ese árbol cuya base es tan grande que tuvieron que hacer un túnel a través para que pasaran los vehículos. Aunque también pienso que 5 +5 son 10, y 10 km los va a caminar su puta madre esta hermosa mañana.

Yo y una secuoyaSecuoya en Yosemite




























   Yo soy una persona grande, así que entenderéis la pequeñez que se siente cuando te comparas con estos gigantes, como en la foto de la izquierda.

   Luego descubriría que hay dos secuoyas "tuneladas" y que la primera de ellas estaba realmente cerca del Grizzly Giant, mientras la segunda era la que estaba a 5 Km. Pero ya no hay marcha atrás. Disfrutamos de los dos kilómetros y pico pateados por este bosque de cuento de hadas.

   Eso sí, ya en el coche, salimos pitando y teniendo en mente que queremos comer en Sausalito y son las 11:30. Bastante justo para comer allí. Al poco pasamos por la salida del parque nacional, que también es la entrada más usada y, como tal, vemos, para los vehículos que vienen en sentido contrario, el cartel de madera de bienvenida al parque. Como por donde entramos no había - o no lo vimos - me cruzo la carretera para parar a hacernos unas fotos con él. El logo representa un paisaje que, curiosamente, es el de la foto que hicimos ayer cerca del desvío al Glaciar Point. Valorad vosotros mismos:

Paisaje en YosemiteSeñal en la entrada de Yosemite NP

 














   Pues eso, idénticos.

   Poco después llegamos a Oakhurst, la primera ciudad desde que ayer salimos de Bishop. Es pequeña y da como típico pueblo de montaña. Está claro que la carretera por la que vamos es la vía principal y las tiendas, restaurantes y gasolineras dan a ella. Hablando de gasolineras, decido llenar ya el depósito de cara al trayecto final. Hoy entregamos el coche y, como ya pagamos un depósito de gasolina al recogerlo, lo ideal es entregarlo lo más vacío posible. ¡Hay que mirarlo todo!. Me gasto lo que apuesto serán los últimos dólares en gasolina: 40 concretamente, y busco el atajo que llevo imprimido del Google maps. La idea es acortar por carreteras secundarias hasta Merced, por donde pasa la autopista, perdón, la ruta 99. Me doy cuenta, mientras lo escribo, que el plan de las carreteras secundarias suena a odisea para llegar al destino. Soy un inconsciente.

Ranchos camino a San Francisco   Poco después nos vemos atravesando vastos ranchos de una intensa vegetación amarilla de los que no llegamos a ver las casas, pero que están vallados con tres líneas de alambre entre palos. No nos cruzamos con nadie y no hay indicaciones, así que hablo para demostrar mi confianza en ese camino a mi mujer y hermana (ya sabéis que son dos personas, no la misma), mientras estoy convencido por dentro de que no salimos hoy de aquí. Cada cruce es una apuesta con pocas garantías. Yo simplemente sigo recto, esto acabará en algún sitio. Y lo hace, y, sorprendentemente, acaba en la civilización, una llamada Merced. No me creo mi suerte - o tal vez lo haya hecho bien por una vez -, pero hemos ido a parar donde pretendíamos. Circulamos por el lateral hasta llegar a la entrada de la autopista y tiramos para San Francisco sin demora. Pasamos Modesto, y salimos en Manteca para, ahora sí, coger la ruta 205 que nos lleva directa a la ciudad de la bahía. Los nombres de las localidades está claro que los pusieron los hispanos, lo que ya entiendo menos es porqué eligieron estas palabras. ¿Tiraron directamente del diccionario y en esta zona tocaba la M?. Merced, Modesto, Manteca, y afortunadamente parece que no llegaron a Mierda, porque si se hubieran quedado todos los que han sido mandados ahí, Mierda sería la capital.

Puente de la Bahía   Estoy desvariando, debe ser la emoción. La ciudad se intuye muy cerca tres horas largas después: hay más circulación, el paisaje ha cambiado de rural a sólo casas y edificios y empieza a haber salidas de la autopista muy seguidas. La primera que reconozco es la que habla de Oakland. Sé dónde estoy. He de estar muy atento para pillar el Golden Gate. Me decido por una que menciona la entrada de un "bridge", me lío un poco pero acabo en un puente. Lo que no se es cuál, porque el Golden Gate es rojo y éste es gris. No tengo porqué ir mal. En realidad tengo que cruzar un puente para llegar a la zona de Sausalito y, desde allí, cruzar por el famosísimo puente de Mapfre a San Francisco. El puente acaba, pero enseguida empieza otro idéntico. Esto es muy largo. Por la derecha se ve algo del skyline de la ciudad. ¿Eso es bueno o malo?. No se decidirlo, la torre transamericana enfrente de mis narices me dice que hemos llegado a nuestro destino, pero también que jamás comeremos en Sausalito. Tengo un problema nuevo: no llevo ningún mapa de la zona del barrio financiero en la que estamos, así que un trayecto de 4 horas que ha ido tan bien en cuestión de orientación va a tener un final de mierda. Al final encontré "la ciudad de la cuarta M".

Skyline de San Francisco desde el Puente de la Bahía

   Para no hacerlo largo y contándolo de forma optimista: ofrezco un tour por el downtown de San Francisco, pasando varias veces al pie de los edificios más emblemáticos hasta encontrar una forma de escapar a los sentidos obligatorios de las calles que nos hacen ir en círculos. Finalmente me topo con Columbus Av, que es lo suficientemente larga como para que salga en el mapa que llevo. Así que, sabiendo dónde estamos y cómo ir al hotel, por fin, aparcamos en el primer sitio libre que vemos para comer, ya a las 16:00h. Hay un sitio de Sushi, pero hoy nos atrae más el estilo puramente americano y nos metemos en una hamburguesería llamada Burger Meister. Nos acomodamos y nos pedimos tres hamburguesas que nos ponen en una especie de panera con una abundante guarnición de patatas y algo de ensalada. ¡Riquísimas!. Y baratas: unos 20€ al cambio los tres. Aprovecho para preguntarle a la chica datos orientativos de las calles mapa en mano. No quiero más sorpresas. El plan es pasar por el hotel a descargar y salir para el Golden Gate y el parque con el jardín chino y los bisontes, ya que quedan más alejados y nos toca devolver el coche en unas dos horas y media.
 Columbus AvenueSan Francisco street

















   Gracias a eso llegamos bien al hotel. El Castle Inn no decepciona. Salimos sin demora en coche y volvemos al caos de orientación. El mar suele ser una buena referencia, pero no aquí, que se ve por todas partes. Lo que más me fastidia es la famosa calle Lombard, esa que tiene un tramo muy turístico con la calle más empinada del mundo. El caso es que es una arteria importante y la quiero seguir, pero ese punto turístico toca mucho las pelotas porque es en dirección contraria al resto de la calle y te obliga a dar un rodeo. Se ven muchos turistas en este punto y aprovechamos a hacerle la foto desde el coche. Total, que a duras penas llegamos a la zona del Golden Gate. Eso sí, el 4x4 automático va de lujo por estas calles porque cuando te toca parar en una rampa de narices el coche se clava sólo, sin tener que apretar el freno, lo que evita el tema del juego de pedales y demás... una maravilla.

Calle LombardPuente Golden Gate
















   Para cuando, como decía, llegamos a la zona del Golden Gate ya nos hemos hecho una idea bastante completa de la ciudad: sus característicos edificios, sus famosas rampas y pendientes, sus murales en fachadas y muros, etc... Lo que no me esperaba es que el puente fuera tan complicado de ver. Esta zona es un gran parque con autopistas y una de ellas lleva directa al puente, una entrada que hemos conseguido esquivar en el último momento porque perderíamos mucho tiempo y además deberíamos pagar peaje dos veces: de ida y venida. El caso es que lo árboles no dejan ver el bosq... esto el puente. Finalmente pasamos por una carretera un poco más externa que permite ver el monumento rojo, un poco a lo lejos y entre maleza, pero bastante parecido a lo que buscábamos. Paramos en la cuneta y nos fotografiamos con él. La foto de la derecha está hecha con zoom. Cuando marchamos hacia el parque, que aunque se llame Golden Gate está fuera de esta zona, me queda la idea de acercarnos en los siguientes días a un lugar de playa donde se pueda disfrutar del puente en todo su esplendor.

   Nos desviamos un par de veces teniendo el parque justo al lado, pero es que no encontramos la entrada. Cuando en una parte más amplia vemos una entrada y nos ponemos a recorrerlo por dentro tengo la impresión de que es que sólo se puede entrar por ahí.  Llegamos al jardín japonés que tanta ilusión me hace y vemos lo de la foto de la izquierda: cerrado. Ahora sólo queda buscar los bisontes y, de nuevo, tardamos un buen rato en localizarlos en el otro extremo del parque. No hay nadie, la gente ya se ha recogido y la hora se nos echa encima. Tenemos el tiempo bastante justo para ir a la calle O'Farrell a devolver el coche.

Entrada jardín japonésBisontes en Golden Gate Park
















   Esa calle queda cerca de Union Square. He de pillar calle Oak, luego Market y de ahí pillar O'Farrell, sencillo... o no. No entiendo cómo me puedo perder tanto en esta ciudad si las manzanas son cuadradas, pero es que los sentidos de las calles cambian y te encuentras con calles que debes pero no puedes tomar. Algo de inutilidad mía también habrá, supongo. El caso es que cuando parecía que todo iba bien me veo obligado a desviarme y vuelvo a entrar en el laberinto. La facilidad con la que se pasa del "voy bien" al "dónde coño estoy" esHabitación del Castle Inn exasperante. Y, cómo no, cuando llego al lugar, resulta estar cerrado. Preguntamos a un hombre que vemos allí, como vigilante del parking, que nos confirma lo que ya sabíamos: no hay nada que hacer, tendrá que ser mañana. Teníamos previsto volver desde aquí al hotel en el famoso tranvía, y eso también tendrá que ser mañana. He llegado en reserva, la única cosa que ha salido como tenía previsto en esta ciudad, pero me toca poner un poco más para aguantar el tiempo extra.

   Regresamos al hotel, que afortunadamente tiene aparcamiento gratuito, dispuestos a descansar. La noche ha caído por el camino. El lado bueno es que mañana podremos aprovechar el coche para más visitas en esta ciudad, veremos cuál es el extra por entregarlo tarde. Tengo la sensación de que no he hecho bien los deberes en San Francisco porque las visitas de hoy han sido un caos. Ha sido llegar a la ciudad - por el lado incorrecto, por cierto - y no dar una a derechas. Salimos a comprar unos sandwiches y fruta porque cenaremos en la habitación. Hemos comido tarde y estamos cansados. Me tengo que preparar bien la ruta de mañana para no repetir lo de hoy. Por cierto, por primera vez en este largo viaje por EEUU... ¡Qué frío!