Día 9 (3/12/2010)   Bangkok

Antes   

Mapa de Bangkok
   El primer día entero en Bangkok sería para visitar el 
palacio real y sus alrededores, pero este día en concreto estamos condicionados por los acontecimientos: a dos días del cumpleaños del rey, día festivo en toda Tailandia, los festejos ya han comenzado, y ese día se realiza "El desfile de los colores". Es un desfile militar con soldados de uniforme muy similar al británico, pero con colores más llamativos como el rosa, amarillo o verde pistacho. También aparecen elefantes pintados de rosa. Este acontecimiento anual tiene el inconveniente de que se realiza frente al Palacio Real y desconocemos si será factible visitarlo antes o después. Podría estar cerrado para la ocasión o, lo que es más probable, tan lleno de gente que estropeara la visita.

   Lo que tenemos previsto visitar es:

1- Wat Arun
2- Wat Pho
3- Palacio Real
4- Khao San Road
5- Monumento a la Democracia

   Pillando un taxi desde el monumento para volver al hotel.

Después

    Ya me había enterado que el famoso desfile no era ese día, creo que fue el anterior: 2 de Diciembre. Así que podíamos seguir el plan original de visitar los monumentos de Bangkok.

    Lo primero es desayunar y cuando veo el buffet me llevo una de las ilusiones másDecoración navideña en Bangkok grandes del viaje. El buffet del desayuno del President Palace es memorable, tienen absolutamente de todo lo que se pueda desayunar y también sería un buen buffet si se tratara del almuerzo. Lo de aquí es una exageración - el hecho, no la narración - pero intenté comer de todo, y eso incluye cereales, pad thai, sopa, huevos, carne, zumos, pastas, fruta, ensaladas, ... . Cuando salimos del hotel yo tengo un porcentaje más alto de comida que de ser humano.

   Como teníamos que cambiar el resto del dinero del viaje, había mirado donde salía mejor el cambio y la respuesta es en SuperRich. Así que, sabiendo que hay una oficina a dos paradas de Skytrain de nuestro hotel, la primera visita es ahí.

    Nos resulta complicado encontrarla a pesar de llevar el mapa de su web conmigo, pero Bangkok está repleta de callejones que complican un poco el tema. Antes de llegar al Skytrain para, esta vez sí, acercarnos hasta el río, pasamos por un templo cercano: el de Erawan; donde sólo vemos gente rezando a un pequeño altar y unas danzas regionales. Subimos en la estación de Ratchambutri, desde donde, una vez elevados, podemos ver un hipódromo en cuyo centro han montado un campo de golf. Por el camino hemos fotografiado varias decoraciones navideñas. Nos resulta curioso ver ese tipo de motivos: renos, bolas, árboles decorados... con este calor.

Templo de Erawan en BangkokTemplo de Erawan en Bangkok
















    Cuando bajamos en el río sólo hay que seguir al grupo de turistas del que formamos parte para tomar el Chao Praya Express que nos hace un recorrido por 30 Bahts. No se pagan antes de subir, sino una vez navegando. Cuando nos bajamos, en la parada que pertenece al Wat Pho que visitaremos después, todavía hemos de pillar otro barco para cruzar a la otra orilla del río, donde hace un rato que hemos detectado la silueta del Wat Arun. Éste vale sólo 3 Bahts por persona. Este templo es el único que está en la orilla occidental y el acercamiento en el ferri correspondería a la foto de la cabecera de estas páginas.

Navegando por Bangkok
Navegando por Bangkok
    Cuando te acercas a la entrada van apareciendo colosales guerreros y casitas con la arquitectura típica de aquí. Vemos unos cartones como bailarinas, de esos que tienen un hueco donde iría la cara para que pongas la tuya. Le pregunto a Eva si quiere una foto, dice que vale y posa, pero cuando nos vamos, de no sé donde aparece una mujer que nos pide 40 Baht. ¿La razón?, el cartón es suyo y has de pagar 40 Bt por foto. ¡Mierda!, ¡si ni siquiera me hacía una gracia especial la foto!. Ya nos han tomado el pelo.

   Pagamos los 50 Baht por persona que vale la entrada y pasamos. La visita al templo es tranquila, como todo en este país. Las escaleras para subir son muy empinadas, pero las vistas desde la cima con fantásticas. Y el templo en sí tiene esa originalidad de no haber visto nada parecido anteriormente.
Bangkok desde lo alto de Wat Arun
Templo Wat Arun en BangkokVistas del Chao Praya desde Wat Arun















Templo Wat Arun en Bangkok











Templo Wat Arun en Bangkok

















   Otros 3 Bahts más tarde volvemos a la orilla donde está todo y, a sólo unos pasos, el Wat Pho. 30 Bahts de entrada y nos descalzamos para ver el gigantesco buda reclinado, que tiene un edificio para él sólo y unos pies de nácar espectaculares. Recuperado el calzado deambulamos por el recinto entre templos, pequeñas estupas, e innumerables budas dorados.

Buda reclinado en Wat PhoPies de nácar del Buda reclinado















Templo Wat Pho en BangkokTemplo Wat Pho en Bangkok

















   A la salida está la escuela de masaje tailandés por excelencia, que pertenece al templo, y no dejamos pasar la oportunidad de probar cómo es uno de estos masajes auténticos. Nos dan número y unos 10 minutos más tarde entramos para media hora de masaje, previo pago de 220 Bahts por persona. Estoy al lado de Eva y he de decir que, en algunos momentos, duele de verdad, pero cuando sales estás nuevo.

   Al salir por la puerta del Wat Pho un hombre nos pide la entrada. Ya me parecía extraño que no nos la hubieran pedido hasta ahora, pero que lo hagan justo al salir tampoco es del todo normal. El hombre nos dice que con esa entrada también podemos ver el buda gordo que tienen en un templo en otra zona de Bangkok. Yo le digo que ya lo sé, pero que nos vamos al Palacio Real. Él nos dice que está cerrado hasta las 15:00, con lo que nos sugiere pillar un tuk tuk por sTuk tuk en Bangkokólo 20 Baht, hacer esa visita y luego volver para ver el Palacio Real. Ya había leído sobre el interés de varia gente por hacernos creer que el palacio está cerrado, así que supongo que ese hombre, en realidad, no es nadie para pedirnos la entrada y sólo nos quiere meter en un tuk tuk barato que se encargará de llevarnos a varias tiendas para cobrar la comisión. Así, que con la nueva perspectiva de quién es ese tipo me lo tomo más a cachondeo. Le digo que vamos a ir al Palacio Real igualmente y ya se altera repitiéndonos "¡Pero si está cerrado!". Yo le contesto que ya lo sé, pero que tengo influencias que me van a dejar pasar. Me mira como si estuviera loco y yo le sonrío. Así que nos deja ir.   

   El Palacio Real está muy cerca, pero hay que rodear sus murallas para llegar a la entrada que está mirando al río. Todos los tailandeses que nos cruzamos por el camino nos van diciendo que está cerrado hasta el punto de que Eva empieza a dudar. "¡Es que lo dicen todos!". Yo le pido que confíe en mí. En la misma entrada, aun viendo a la gente entrar, hay dos tipos que nos insisten en que está cerrado. Hasta este punto llega su desesperación por vendernos un viaje en tuk tuk. De hecho, es aquí donde le quiero hacer una foto a uno que pasa por la carretera en el sentido contrario porque son diferentes a los de Camboya, pero cuando se da cuenta se cruza todos los carriles para venir a por nosotros. La foto al final queda como la de arriba.

Hilera de taxis en Bangkok

   Ya con la entrada en la mano Eva no puede entender como tanta gente trata de engañarte con el tema de que no está abierto. Esta entrada nos cuesta 350 Baht por persona y no es un ticket al uso, es un largo rectángulo que en realidad está compuesto por varias entradas a diferentes lugares.
Palacio Real de BangkokPalacio Real de Bangkok
Palacio Real de Bangkok




























   El recinto es espectacular y tiene decenas de cosas para ver: el palacio en sí, con sus guardias inmóviles, el templo del buda esmeralda, el chedi dorado, una enorme reproducción de Ang Kor, que nos hace sonreír, y multitud de templos diferentes, pero todos muy brillantes.
Palacio Real de Bangkok


   Para comer tenía pensado ir a Khao San Road, que pilla cerquita, aunque no a mi manera, ya que siguiendo el mapa, y tras preguntar a multitud de personas, doy con ella dando una enorme vuelta. Al menos pasamos por el monumento a la Democracia (cosa que me desconcierta mirando el mapa, porque no entiendo cómo hemos llegado hasta aquí) y vemos el Columpio Gigante de lejos. Necesitamos preguntar varias veces, pero al final llegamos, aunque hambrientos. Bueno, eso Eva, yo todavía aguanto con lo que me he metido en el buffet de esta mañana.

   La calle se detecta enseguida: mientras las de alrededor son calles tranquilas con sólo orientales en ellas, en esta hay un perenne mercado, lleno de gente y mucha de ella occidental. Entramos en el primer restaurante que vemos, pone Tapas bar, pero aquí no saben lo que son tapas. Eva se come un gran plato de ñoquis y yo gambas a la plancha.

Tomando un refrescante coco    Por la terraza del restaurante hay un vendedor ambulante de sombrillas de bambú y Eva quiere una. Está cerrando una venta que me parece entender que es por 200 Baht. Lo llamamos y él tiene que pedir permiso a los camareros porque se ve que no le está permitido vender dentro. Cuando llega me pone un 2000 en la calculadora. "¿No te has equivocado?", pues se ve que no. Esperaba un incremento por haberle llamado. Si algo estoy aprendiendo del regateo es que puedes conseguir gangas por cosas que no quieres, pero las que quieras las vas a pagar con creces.

   Le digo que al de fuera se lo ha vendido por 200, pero lo niega. Al final se cierra por 500 y está tan contento que nos quiere vender más, pero no necesitamos más. Cuando se va se acerca el joven camarero y nos pregunta si 500 Baht nos ha parecido buena compra por la sombrilla y nos recuerda que son como 10€. Eva le explica que algo así, fabricada y pintada a mano, puede valer mucho más en Barcelona. El chico nos explica que su madre las hace y nos hace entender que hemos pagado de más, aunque no nos da una idea de cuánto.

   Después damos un paseo por el mercado haciendo alguna compra. Tras trasladarnos a la calle paralela comienzo a buscar un puesto de camisetas deportivas donde había leído que están las réplicas perfectas. Cuando las encuentro he de decir que son realmente perfectas y me llevo una camiseta de esta temporada del barça por 340 Bahts.

   Cuando estamos mirando de salir del mercado para pillar un taxi nos volvemos a encontrar al de la sombrillas que nos reconoce de inmediato y nos intenta vender otra. Como no la queremos, nos llega a bajar hasta 300. ¡La misma sombrilla!.
Khao San Road


   Hora de llegar al hotel, esta vez en taxi, que son superbaratos si te aseguras que usen el taxímetro y, dos batidos de frutas más tarde, estamos descansando en nuestra habitación. Hemos de separar nuestras cosas entre las dos maletas ya que una se quedará en el hotel y otra viajará mañana, muy temprano, con nosotros. Pido taxi para las 5:00 de la mañana para asegurarme de estar en el aeropuerto a tiempo. El avión despega a las 7:00h.

Bangkok de noche

   Pero antes he de hacer una última compra: quiero unas sandalias de las que se abrochan con velcro para poderlas usar y se puedan mojar cuando estemos con los elefantes, aparte de ser el calzado ideal con este calor. He visto algo parecido en las tiendas de la calle que lleva del sky train a nuestro hotel y voy a intentar comprarlas. Y digo intentar, porque paso de regatear, dejo todo el dinero en el hotel excepto 300 Baht porque así no habrá forma de que me convenzan de pagar más que eso.

   Atentos a esto porque a mí me abrió los ojos:

   Miro las sandalias que quiero expuestas en la calle y veo que no son mi número, pero enseguida sale el vendedor y con toda la amabilidad del mundo me hace entrar en la tienda. Allí tiene todos los números, yo le pegunto el precio lo primero y él me dice que no me preocupe por eso. Me las pruebo, me comienza a hablar del mundial de fútbol y de Villa cuando le respondo que soy español. Cuando insisto con el precio me repite que no me preocupe, pero yo le digo que no llevo demasiado dinero encima. Me muestra la etiqueta con el precio: "Sólo 2800 Baht". ¡Ostia!. Enseguida comprendo que he sido un iluso y que no podré comprarlas con lo que llevo. Le digo que nunca pagaré tanto por algo que en mi país vale mucho menos, y él me dice que es calidad tailandesa ¿¿??. Yo ya estoy por irme convencido de que no va haber trato y me baja el precio a 2500. "No puedo, lo siento". 2000 y no va a bajar más, además las mete en una bolsa que trata de que coja. Le digo entonces que sólo llevo 300, para que entienda que lo mejor es que me vaya. Él pone la cara de "¡¿Pero qué me estás diciendo?!" y entonces me dice que puedo pagar con tarjeta. Como veo que este proceso estéril se alarga le vacío los bolsillos de mis bermudas contento de haber dejado las tarjetas en el hotel también. Sólo hay 3 billetes de 100 Baht. Sólo entonces comprende. "Lo siento", y comienzo a salir. Pero antes de que llegue a la puerta me dice "Dame los 300" y me entrega la bolsa. Yo me quedo tan sorprendido que le doy las gracias efusivamente, pero él está mosqueado y sólo me responde "ya, ya, ...".

   Moraleja: Lo de regatear hasta conseguir la mitad del precio de salida o la tercera parte está desfasado, ya lo saben y pueden inflar el precio mucho más. Sólo sabrás que has regateado bien cuando el vendedor acabe cabreado, si acaba muy contento significa que podrías haberlo hecho mucho mejor.

   Me voy al hotel con esos pensamientos y recordando a todos los vendedores felices que hemos dejado atrás, pero con mis sandalias.