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Día
4
(28/11/2010) Khao Yai
Antes
Es un día sencillo en previsión, ya que estamos
alojados en
el
lugar de donde sale el safari fotográfico que nos llevará a través de
la selva y los paisajes del parque nacional de Khao Yai de 8:00 a
19:30. La comida
está incluida. La noche también la pasamos allí.
0- Greenleaf
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Después
A las 8 estamos desayunando con los del tour. Eva tiene un
problema con las lentillas que hace que tenga que volver al hotel.
Sale un sangtaew con ocho personas (casi todo el grupo) y nos
quedamos
esperando a Eva yo, dos jóvenes franceses que han salido tarde de su
cuarto y Puma, con el que estuvimos hablando ayer y que va a venir con
nosotros. Mira hacia la dirección por la que debe aparecer Eva y,
mientras, nos da una especie de calcetines. Son los "antileeches". No,
no sirven para evitar caídas, sino que se colocan sobre los calcetines
que llevas y se atan sobre el pantalón, de forma que eliminan cualquier
acceso por la pernera del pantalón de... ¡de lo que sea!. Cualquier
cosa que quiera entrar por ahí no es bienvenida, pero en particular
están pensados para las sanguijuelas (leeches). Cuando llega Eva
salimos, en otro sangtaew, para el Parque Nacional de Khao Yai. Ella se
ha de colocar los antileeches por el camino.
En seguida entramos en conversación con los dos
compañeros de viaje y
Eva se acabará pasando el día enseñándoles español.
La primera parada tiene unas vistas fabulosas y unos macacos
bastante descarados.
Después vamos a un gran ficus en el que vienen a
comer muchos animales a lo largo del día. En esta primera visita
fotografiamos una ardilla gigante.
Cuando llegamos a los sitios, Puma monta rápidamente un
teleobjetivo con trípode que siempre va cargando para que veamos mejor
los animales, e incluso saca fotografías - de gran calidad - de ellos a
través del mismo.
En el Visitors
Center nos encontramos con un Varano y dos tortugas. Luego, mirando la
exhibición, nos topamos con un chico de la Seu d'Urgell que se vino a
vivir a Bangkok y que me da su tarjeta ofreciéndome trabajo en caso de
que me quiera venir a vivir a aquí o ayuda en caso de que me encontrara
con algún problema durante el viaje. Muy majo, nos deja pensativos con
los beneficios que nos ha dado de la vida en ese país.
De nuevo en el ficus, tenemos unas increíbles
vistas de unos gibones negros comiendo colgados del árbol, lo que es
lógico si tenemos en cuenta que esta especie nunca baja a tocar suelo.
Después nos metemos por la selva a caminar. Pasamos por mucha
vegetación curiosa y el guía, con el que Eva no ha parado de
bromear, se para en un agujero en el suelo con la intención de sacar un
gran escorpión. Sabemos que se lo quiere colocar a alguien y ella,
sabiendo que es la primera candidata, sale corriendo. Sin embargo, el
escorpión no está en casa.
Durante este pequeño trekking por la jungla se ven árboles
realmente espectaculares e incluso pasamos por una zona de paso de
elefantes. Aunque no llegamos a ver ningún animal, fuera de alguna
araña o mariposa, a mí me encanta este rato de caminar por la selva.
Sólo la vegetación, con sus lianas, y esos árboles complejos, como con
el que posamos en la foto de abajo, ya es un espectáculo.
Comemos junto a un árbol
y salimos a la carretera tras una relajada caminata de unas dos horas.
Volvemos al ficus
porque han avisado al guía de que por fin hay tucanes (Llevaba todo el
día detrás de ellos). El ave es enorme y se deja fotografiar muy bien.
Visitamos la cascada que sale
en la película "La playa": Heaw Suwat, y nos dan un dulce envuelto en
una hoja. Es como una pasta de arroz (por supuesto) con algo bastante
espeso y pegajoso, pero está delicioso.
Nos ponemos en ruta en busca de elefantes
salvajes. Pero tras un par de horas de coche no se han encontrado. Nos
encuentra la noche y el guía, mosqueado, sigue buscando animales. Al
final convenimos que estamos cansados y que ha llegado el momento de
recogerse. No hemos tenido demasiada suerte con los animales - eso es
incontrolable - pero lo hemos pasado muy bien. La experiencia es
auténtica y, por eso mismo, algo aleatoria a la hora de hacer balance
de animales vistos. Pero hay más que eso: Puma ha sido encantador y ha
estado bromeando con Eva todo el día, y la gente con la que te juntas
en el grupo está alegre y receptiva, por lo que te acabas llevando muy
bien.
Volvemos al hotel a las 19:30h, pero no cenamos
allí. Cenamos
con nuestros compañeros de viaje, el guía, y un barcelonés que ha
llegado allí para hacer el tour al día siguiente y con el que
intercambiamos consejos.
Cuando nos volvemos al hotel nos da algo de pena. La verdad
es
que mañana desayunaremos allí también con lo que, a pesar del agua
caliente, hubiéramos preferido alojarnos en la guesthouse con los demás.
Por lo menos hoy no hay operación triunfo en el
hotel. En
realidad, el hotel está vacío. Deduzco que debe nutrirse de turismo
local (eso explicaría la casi nula información que puede obtenerse de
este hotel en Internet) y ayer era fin de semana, pero hoy no, con lo
que todos los clientes han vuelto a su casa. Todos menos nosotros. Así
que hoy podemos
dormir tranquilos, con el único sonido de las ranas.
Pillamos un folleto y todo está escrito en caracteres thai,
excepto el nombre del hotel: Ruenmai Ngam Resort. Este folleto
corrobora mi teoría del turismo local.
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