Por la mañana todavía tendremos tiempo de disfrutar de un
rato de
playa antes de ir al aeropuerto de Krabi para embarcar en un avión para
volver a Bangkok a las 12:30h. Una vez en la capital, continuaríamos
con las partes que todavía no hayamos visitado.
Después
No tenemos prisa por levantarnos, la hora nos la pone el fin
del
buffet del desayuno. Después, simplemente nos relajamos en la
habitación. Acabamos las maletas y paseamos por el exuberante jardín
que tanto nos ha gustado. Hemos aceptado la oferta de shuttle al
aeropuerto de Krabi del hotel y, a las 10:30h, como
habíamos quedado, estamos en la recepción haciendo el check out y
listos para comenzar la vuelta a casa.
Tardamos
media hora y vemos el pueblo de Krabi por primera y única vez. El
aeropuerto es bastante pequeño y simple y pronto nos damos cuenta que
en el hotel han pecado de un exceso de cautela con el horario, pues
estamos listos para embarcar casi una hora antes. Entre lo poco que
hay, destaca una señorita con un stand donde despacha sorbetes de dos
clases y un letrero indica claramente que el servicio es gratuito para
los pasajeros de Bangkok Airways. Si esa es la única ventaja, están más
que pagados por la diferencia de precio.
A las
12:00 se abre el embarque. Todo se hace puntualmente: el embarque, el
despegue, la entrega de comida que había escogido en la web de Airasia
y que no desengaña, y el aterrizaje. Aterrizamos en el aeropuerto
internacional de Suvarnabhumi por segunda vez, pero será la primera que
deberemos pillar un taxi. Lo hacemos sin problema, salimos hacia la
zona de taxis y allí una azafata tras un improvisado stand en medio de
la acera nos pregunta por nuestro destino, lo escribe en un papel
impreso, todo en lenguaje Thai, y se lo da a un hombre que nos acompaña
al vehículo rosa chicle con el que trabaja.
No
parece hablar mucho inglés, pero aun así hace un esfuerzo por darnos
conversación preguntándonos si es nuestra primera vez en Bangkok. Yo
estaba deseando explicarle que no, y de la forma más simple que
encuentro, le doy a entender que retornamos a la capital para volver a
casa.
Poco después estamos en el Hotel Palace
donde
nos hacen el checkin y nos devuelven la maleta que dejamos para
aligerar equipaje hace una semana. Sin embargo la habitación es
bastante más pequeña que la anterior ya que le falta la parte del
despacho. Es más como la de otros hoteles. Cuando pregunto en recepción
me explican que la otra vez tuve un upgrade de habitación, aunque no
llego a entender por qué. Sin embargo, me congratula que lo
tuviera
en la estancia de dos noches y no en la de una.
Estamos dispuestos a pasar esta tarde y el día de mañana de
compras por Bangkok, así que salimos enseguida hacia el sky train con
la familiaridad que da la experiencia y bajamos en Chit Lom, tan sólo
dos paradas más tarde, para comenzar con el famoso mercado de Pratunam.
Es entonces cuando comienzo a darme cuenta de cómo
funciona Bangkok en esta zona: hay varios niveles en vertical.
1-
Abajo está la calzada, y es para los vehículos. Aquí los peatones no
son nadie y no hay facilidades para que puedan cruzar, porque no
deberían estar aquí. Las aceras son estrechas porque están repletas de
puestos de mercadillo, ya sea de ropa, comida o curiosidades varias.
2-
Por encima del primer nivel existe toda una red de plataformas con
multitud de accesos al nivel superior y/o inferior. Éste es el nivel
de los peatones hasta tal punto que algunas variaciones de la
plataforma acceden a las tiendas o edificios colindantes desde esta
altura, sin necesidad de bajar.
3- Los niveles más altos son
para el Sky train, y lo digo en plural porque precisamente por esta
zona coinciden dos líneas que se llegan a situar una sobre la otra. Por
donde no pasa el sky train, el tercer nivel es para los vehículos,
formando una vía rápida de recorrer la ciudad, a modo de autopistas
elevadas. Tengo un amargo recuerdo de esta autopista cuando entré en la
capital por primera vez, conduciendo y sintiéndome completamente
desorientado en esta vía elevada. Me vi obligado a bajar al caos
circulatorio del suelo, pero con más facilidad de orientación.
Subimos
la calle Thanon Ratchadamri hacia Pratunam, donde pasamos por un gran
centro comercial completamente decorado con motivos navideños:
pingüinos y nieve artificial. Yo pienso que, en realidad, muchos
tailandeses no sabrán lo que es la nieve real. Recordemos que estos
treinta-y-tantos grados es lo que ellos llaman estación fría.
A pesar de los elegantes centros comerciales, los puestos de
mercadillo no se amilanan y continúan acaparando la acera por esta zona
también. Nos paramos en uno porque acabamos de ver el traje de seda
blanco que ha querido Eva desde el primer día. Pregunta por el top,
porque es la parte que no habíamos localizado hasta ahora y... ¡lo
tienen!. Ahora me toca a mí que no se note que nos lo vamos a llevar.
Intento hacerlo bien y de los 2000 Baht que me pedía de salida cerramos
el trato en los 800 a los que me comprometí poderlo comprar hace ya dos
semanas. Ha sido muy fácil, creo firmemente que incluso podría haberlo
conseguido por menos. Pero ya estamos contentos porque yo he cumplido y
mi mujer tiene su traje y, de paso, me he comprado una camisa plateada
de seda por 6 €. No hemos llegado al mercado y ya vamos
cargados,
¡es que estos precios te marean!.
A partir de aquí comenzamos un
paseo por los diferentes centros comerciales de la zona hasta acabar en
la estación de "National Stadium", de noche y con la sensación de haber
caminado mucho. Los cuatro centros comerciales son:
1-
Pratunam: Es un centro comercial como el que uno esperaría de aquí, con
sus ideas preconcebidas. Una colmena de varias plantas de tiendas
pequeñas y repletas de género hasta el punto de casi no caber nadie
dentro. Es mayormente de ropa y no se ven marcas. En nuestro único
intento, el regateo no fue aceptado y nos marchamos sin nada.
2-
Central World: Aunque lo pueda parecer en la superficie del mapa de
arriba, no es grande. La mayoría de esa superficie es parque de cemento
delante y, en esta época, repleto de motivos navideños. Por dentro es
elegante, de diseño y lujoso y es la antítesis del anterior. Hay pocas
tiendas, con mucho espacio. De hecho, Las diferentes plantas son
periféricas, en el sentido en el que todo el centro es un gran vacío
desde la planta baja al techo. Son como terrazas a los lados. Hay un
par de fotos en la página de mañana. Éste no nos pareció como
los nuestros, sino por encima.
3- Siam Paragon: Éste sería el
centro comercial que conocemos. Nos pareció mucho más grande que el
anterior ya que la superficie del mapa es completa del centro, y varias
veces (una por planta). Tiendas de marca, pijerío a borbotones. Tomamos
un café por 2€ en la planta de los restaurantes. Los precios son
prohibitivos en todo el recinto.
4- MBK: Volvemos a la imagen de
centro comercial asiático. Éste no está basado en la ropa, sino que hay
de todo. Busco los relojes de imitación para comparar con los comprados
en Siem Reap, pero sólo encuentro relojes de plástico, con pantalla
digital, ya sean los clásicos negros, o de Mickey mouse o Hello Kitty,
todos a un euro. Sin embargo, por comparar, una tele de pantalla plana
tiene aproximadamente el mismo precio que en España. No detecto una
gran ventaja en comprar aquí aparatos electrónicos.