Día 13 (7/12/2010)   Islas Phi Phi

Antes

Ruta día 12





  A las 8:30h sale el ferri hacia las islas Phi Phi. El embarcadero está muy cerca del hotel donde hemos pasado la noche y, en dos horas, nos pondremos en las islas. Tenemos un bungalow en la arena de la playa, así que disfrutaremos de ésta. Seguramente, buscaremos la forma de visitar Maya Bay, en la isla deshabitada de enfrente. Y daremos alguna vuelta por el pueblo y la pequeña isla para disfrutar de sus paisajes.

Después

   Nos despertamos en esa amplia y vieja habitación a la que llega el rumor de la tormenta a través de la ventana. Está lloviendo y yo me cabreo porque hemos elegido la estación seca precisamente para no tener nubarrones en la playa.

   Sin prisas nos vamos preparando para la marcha. Aunque antes visitamos el buffet del desayuno, que podría ser lo mejor del hotel.

   Después le pregunto a recepción por el ferri y me dice que me deja el tuk tuk y el billete del ferri por 1000 Baht, pero como yo ya sé que el billete vale 350 Baht le digo que sólo el tuktuk porque ya tengo billetes.

Billete del ferri    El tuk tuk nos deja en el Rassada Pier por 80 Baht por un trayecto de cinco minutos, pero luego allí me encuentro con varios mostradores de agencias con diferentes nombres pero, tras recorrerlos todos, el precio es el mismo: 600 Baht cada uno. Les digo que no a todos y no parece que vaya a haber regateo. Tengo que encontrar donde comprar los billetes "legales". Cuando entro en el único lugar cerrado me encuentro locales abandonados y una oficina que claramente pone información con dos tipos jugando con el ordenador. Entro y les pregunto dónde se compran los billetes del ferri y me responden en perfecto inglés que en cualquier mostrador de los de fuera. Entonces les explico que ellos lo venden por 600 cuando el billete vale 350 y, a partir de ese momento, les veo sufrir un lavado de cerebro en el que, de repente, ya no hablan inglés y con gestos no paran de indicarme que no me entienden. ¡Inaudito!.

    Paso la hora que queda para la salida del ferri de las 13:30 dándole vueltas al asunto. No me da la gana de entrar en el juego que tienen montado. Por internet salía más barato incluyendo un taxi que te pasara a buscar por cualquier hotel de Phuket, nuestro mismo hotel nos ha ofrecido algo más barato y aquí parece no haber más remedio que pagar 1200Baht por el viaje. Conforme se acerca la hora estoy atento a dos cosas: que alguno de los mostradores rebaje el precio o que llegue el ferri de verdad y se puedan comprar los billetes reales en él. Pero no ocurre ninguna de las dos. La gente comienza a embarcar y nosotros no tenemos margen de error: no nos podemos quedar en tierra. Al final me toca agachar la cabeza y pagar los 1200 Baht viendo, además, que la mujer con la que más habíamos discutido habla con todos los mostradores. Hay varios, pero todos son el mismo con diferente nombre.

Puerto de Phuket

   Ya en el barco miro alrededor convencido de que aparecerá otro ferri, pero eso tampoco pasa, así que zarpamos de ahí sin saber cómo funciona lo de los billetes del ferri.

   Y no será hasta que haya vuelto a Barcelona que lo descubra. Para el que pueda necesitar la información: si llegas al pier sin billetes te costarán 600 Baht. El precio de 350 Baht existe, pero es a través de agencias y/o hoteles. Por lo que negocia con el hotel antes de salir o contrátalo por internet, pero consigue los billetes antes si quieres ahorrarte algún dinero.

Camino Phuket - Phi Phi

   Ahora toca disfrutar del viaje. Ya no llueve, pero está nublado. Hay una gran sala de asientos dentro del ferri, pero con un aire acondicionado escandalosamente gélido, así que tomamos posiciones en popa, al aire libre y disfrutamos del paisaje, con esas rocas emergiendo del mar. Además así controlamos nuestras maletas. Es un decir, porque están sepultadas bajo una montaña de equipaje. Funciona así: se montan tres montañas con las maletas y mochilas, en el suelo y al aire libre, un montón con las etiquetadas con "Phi Phi", otro con las que les han puesto "Ao Nang" y al último grupo llevan etiquetas escritas con la consigna "Koh Lanta". Durante el viaje siento molestias en el codo al apoyarlo... pues no lo apoyo.

Camino Phuket - Phi Phi
Koh Phi Phi Don skyline
    Dos horas más tarde, puntual a las 15:30, estamos tomando posiciones en la bahía de Phi Phi Don tras poder apreciar los paisajes de esta pequeña isla en el mapa, aunque aquí se nos aparece bastante grande. El aspecto es el de la foto, un curioso skyline dentado, pero acorde a lo que hemos visto por el camino.

   Ya en la isla, los paisajes se transforman en enormes cortes en la roca, siempre coronada con esa típica cabellera selvática.

Koh Phi Phi Don skylinePaisaje Phi Phi
Paisaje Phi Phi

   Al desembarcar se forma una cola pues han creado un cuello de botella para que todo el mundo pase ante una mesa en la que se pagan 20 Baht por persona para la conservación de la isla.

   Luego se atraviesa una pasarela abarrotada de gente con una oferta hotelera que hacerte y nos encaminamos hacia la izquierda, donde más tarde que pronto daremos con nuestro bungalow. Para ello hemos de arrastrar nuestras maletas por un camino mayormente de tierra y arena, anula la ayuda de las ruedas en algunos tramos. Por el camino nos cruzamos con los lugareños, muchos llevan remolques con mercancías como hielo o frutas y los más privilegiados van en bicicleta. Y cuando parece que nos vamos a acabar la playa identifico los bungalows. Gracias a eso doy con el pequeño letrero de madera que nos da el nombre del "hotel": Sand Sea View Resort y una recepción que consta de una mesa de madera en la arena de la playa.

Tonsai Bay desde el marTonsai Bay desde el bungalow
















   Pues ahí lo tenemos, en primera línea de mar. El chico que nos lleva las maletas también limpia de arena la terraza con una manguerita que hay colocada en todos los bungalows ¡y a correr!. Es decir, ¡a relajarse!. Fuera calzado y ropa que no sea un bañador. Aunque las actividades típicas de aquí como tumbarse, hacer la siesta o bañarse tendrán que esperar porque estamos muertos de hambre.
Bungalow Sand seaview Resort
Tonsai beach en Phi Phi
















   Hacemos el mismo recorrido que a la ida hacia el centro del pueblo, aunque hablar de "pueblo" o incluso de "centro" se me hace raro en un lugar así. Digamos que donde se concentran los comercios que son, básicamente, pequeñas agencias de viajes y/o buceo, locales de masajes y/o peceras donde colocar los pies para que los pescaditos exfoliantes hagan su trabajo, restaurantes y/o puestos de comida callejeros y tiendas de souvenirs. Pero como todavía no estamos para dar muchas vueltas nos metemos en el primer restaurante que nos parece adecuado. Su nombre: Amico Resto y nos comemos  unos espagueti marinera con una cerveza Singha para Eva y un pad thai de atún y una coca cola para mí por 375 Baht ¡y eso que los espagueti ellos solos ya valen 200 Baht!. Y aunque la camarera no destila simpatía, la comida está buenísima y Eva, que es bastante exigente en estos temas, dice que son los mejores espagueti a la marinera que ha comido jamás. Además el restaurante tiene terraza a la playa. ¡Como si hubiera algo aquí que no la tuviera!. Sin embargo, las molestias del codo se hacen bastante insufribles y me duele sólo con el roce de la mesa.

Puerto de Phi PhiCalle de Tonsai
















   Phi Phi Don hace forma de "H", con un lado bastante más largo que el otro. La línea horizontal es una banda de arena que tiene bahía por los dos lados, y es aquí donde se encuentra la "aldea".

Mapa Koh Phi Phi Don   Ya comidos seguimos explorando la parte contraria a nuestro bungalow, la que no conocemos: Lodalum Bay, la de las fotos de abajo. Allí comienzan a aparecer pubs y hay incluso un Seveneleven, donde me compro un Magnum para hacer postre. La oferta de actividades es inmensa, aunque no tan variada. Hemos descartado la excursión a Phi Phi Leh porque Eva tiene razón cuando me dice "¿Acabas de llegar a una isla paradisíaca y estás mirando cómo ir a otra?". Y es verdad, para un día que vamos a pasar aquí lo vamos a disfrutar. Me atrae más un tour que se llama "Desayunar con tiburones", que se basa en levantarse a las 5 algo de la mañana e ir a hacer snorkel a un lugar donde unos tiburones pequeños e inofensivos van a comer. De nuevo acaba primando el disfrutar de lo que tenemos. Y es que lo de las 5 de la mañana...

Marea baja en Lodalum Bay

   Luego pasamos a la bahía del otro lado en la que la pleamar parece haberla dejado semidesnuda. Es casi todo arena y las barcas tendrán que esperar a que mañana el agua vuelva a hacerlas flotar. Hay gente desperdigada observando los cangrejos, y nos unimos a esta actividad. Sin embargo empezamos a preocuparnos por mi codo que, aparte de doler, se ha hinchado y ahora muestra un aspecto morado nada tranquilizador, además de parecer extenderse por el brazo. Yo soy de evitar ir al médico siempre, y en una pequeña isla en el culo del mundo más, pero Eva insiste y yo comienzo a pensar que aquí hay bichos muy chungos como para no mirar qué me está pasando.

Lodalum Beach en Phi PhiLongtail en Lodalum Bay
















   Así que nos vamos al hospital, que es la cabaña de la foto de abajo y que ya conocíamos por haber pasado por delante anteriormente. Allí no me hace falta hablar, voy mostrando el codo y ya me dicen dónde me he de sentar a esperar. Cuando llega mi turno me atiende lo que hasta ahora creía que era la recepcionista - y tal vez lo siga pensando -. Me mira el codo, lo toca y se sorprende de lo caliente que está y acaba haciéndome el siguiente diagnóstico: "Esto puede ir a más o a menos. Si mañana va a más vuelve, si va a menos no hace falta". "Mañana no voy a volver vaya el codo a donde vaya" me dieron ganas de decir, pero sólo lo pensé, le sonreí y nos marchamos preguntándonos que si fuera una picadura de algo lo habría identificado o no.

Hospital en Phi Phi   Ya en el bungalow, me conecto a internet y comienzo a investigar por mi cuenta. Enseguida me aparece la palabra "bursitis" que coincide con mis síntomas y que no se produce por picaduras sino por algún golpe, y es entonces, y sólo entonces, cuando un recuerdo aparece en mi memoria como si se hubiera escondido el resto del día para fastidiarme. Por la noche, totalmente dormido en el hotel de Phuket, me giro en la cama y el brazo, lógicamente, acompaña a mi cuerpo, impactando con la esquina de la mesita de noche que algún tirano ha decidido que quedaba bien pese a ser algo más alta que la cama. Recuerdo que grité en sueños, y seguí durmiendo. No recuerdo dolor, ni un lugar exacto de impacto, pero si grité dormido eso debió doler. Me quedo más tranquilo. Si es un golpe me lo podré mirar en Barcelona, si es que todavía queda algo cuando regresemos. Lo que ya no me tranquiliza tanto es saber que mi sueño es tan profundo que tamaña hostia no ha sido capaz de despertarme.

    Pues nada, todo resuelto, a joderse y a cenar. La zona queda bastante oscura de noche hasta que llegamos al comienzo de lo que he venido llamando aldea. Allí decidimos entrar en un restaurante, junto a la playa, claro. Tiene el pescado y marisco fresco expuesto fuera y nos hemos de descalzar para entrar. Todo es de madera y, aunque tiene teche, no tiene paredes. Supongo que para poder disfrutar de la brisa del mar, aunque por estas latitudes el aire se mueve poco.

   Una hora y 500 Baht más tarde nos damos una vuelta, lo que significa que nos cruzamos la isla varias veces. Una calle da a la esquina nordeste de esa línea horizontal de la isla, lo que sería la derecha de Lodalum Bay en el mapa, y es la calle más animada. Nos reparten publicidad sobre locales y se entremezclan las músicas saliendo de cada uno de ellos, a derecha e izquierda, como en los típicos pueblos de playa de nuestras costas. Cuando llegamos a la playa en sí nos encontramos con las luces, el retumbar de la música y los espectáculos con fuego. Es increíble que en este pequeño reducto de tierra en medio del mar se pueda montar tal fiesta. 



   Mientras nos alejamos paseando por la orilla del mar hacia la otra punta de esta playa, nos vamos cruzando con chavales y sus botellones o sus filetes, según la suerte que hayan tenido. Al alcanzar el otro lado, y justo antes de cruzar a Tonsai Beach, donde nos espera nuestro bungalow, el estruendo de músicas suena lejano y las luces de colores brillan en la otra esquina. ¡Es increíble!

   Pero nosotros nos vamos a dormir.