A las 7:50h despega nuestro avión a Barcelona,
tras haber
pasado la noche en Qatar, en el aeropuerto de Doha, más concretamente.
La llegada a Barcelona está prevista para las 13:15h.
Después
Por una vez lamentamos que el vuelo haya
aterrizado
puntual, y es que tenemos muchas horas que gastar en el aeropuerto. Y
como tenemos tiempo, nuestra primera tarea es hacer cola en el
escritorio de información de Qatar Airways para ver si podemos "rascar"
algo que nos evite tener que pasar la noche en el aeropuerto. El premio
gordo
sería que nos pagaran el visado y una noche de hotel fuera - no es
fantasía, algunos vuelos tienen derecho a ello si el transfer es
superior a 8 horas -. Cuando nos toca nos informan de que tenemos derecho
a cena y desayuno y nos dan unos tickets para ello, que sólo se pueden
usar en el buffet del fondo. Algo es algo. Así que cenamos, escogiendo
entre las escasas opciones de este buffet. Pero la ternera con salsa
estaba buena.
Investigo sobre la sala para dormir
de la que había leído. Efectivamente está abajo, junto a la mezquita y
la sala de fumadores, donde hay un lavabo con cola para lavarse los
pies. Esta sala tiene varias hileras con divanes que parecen cómodos y
podría ser un buen lugar para dormir si no fuera porque está llena,
incluyendo el suelo en ese "llena", y porque resulta un problema para
tres de nuestros cinco sentidos: la vista - y es que, aunque esté
oscura, está frente a un lugar muy luminoso, con lo que la oscuridad
pierde fuerza, y permite ver a personas que se han desprendido de
cualquier vergüenza a la hora de elegir postura y/o atuendo para dormir
-, el oído - con ronquidos y un continuo vaivén de gente que entra,
como nosotros, y deambula para ver si hay sitio - y el olfato - y es
que no se puede hacer nada cuando los viajeros, que no han tenido
opción de asearse, necesitan descalzarse y estar cómodos en un lugar
caluroso -.
Así que, resignados, llega el momento
de elegir intentar dormir en algún grupo de asientos para esperar. Como
durante la madrugada no hay vuelos. Todos los que estamos ahí vamos a
pasar la noche en el aeropuerto. Así que escogemos la puerta de
embarque donde, a las 7:15 de la mañana, se abrirá el embarque para
nuestro vuelo a Barcelona y probamos de entregarnos al sueño.
Dormimos entre sí y no, con más no que sí. Horrible. Una
experiencia a evitar. Y gastamos el tiempo que queda para embarcar
consumiendo el desayuno que nos corresponde. Por cierto, el hecho de
que no haya fotos en esta página se debe a que nos impidieron
expresamente hacer ninguna en el aeropuerto, insistiendo en que está
prohibido.
Esta noche no puede empañar de ninguna
manera un viaje fantástico. Hemos disfrutado tanto, que no recuerdo
haberme ido de un lugar con este convencimiento de que vamos a volver
pronto: hemos visitado una maravilla de las que dejan huella como
Angkor (en el video de arriba) y hemos participado de una actividad de
las que dejan huella como alimentar a un tigre (en el video de abajo).
Si volviera probablemente haría la misma ruta en coche completando lo
que nos
hemos dejado: el mercado de Maeklong, pasar un día entero en Erawan, el
festival del puente sobre el río Kwai (esto requeriría que, además,
fueran las mismas fechas), el Wat Yai Chai Mongkhon de
Ayutthaya, el palacio de verano de Bang Pa In, la salida de murciélagos
en Khao
Yai,... y después, visitaríamos otras islas, como Koh Lanta, o Koh
Samui y, por supuesto, no nos dejaríamos Phi Phi Leh si alguna vez
volvemos a las islas Phi Phi. En ese futuro viaje, proseguiríamos a
otros lugares, como zonas inexploradas de Camboya - y es que es difícil
resistirse a esos precios - o a Laos o Vietnam. El caso es que, como
dijo Terminator: "Volveré". Y nos ha gustado tanto que, si la crisis se
agudiza en España y me quedara sin trabajo, incluso podríamos volver,
pero para vivir aquí, como tanto nos han aconsejado los que nos hemos
encontrado en el camino. Hasta ese punto.