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Día
4
(09/10/2011) Jordania: Jerash y Amman
Antes
Deberíamos madrugar. Es posible que nuestra única
opción
de entrar en el Monte del Templo sea esta mañana a las 7:30. Sea como
sea deberíamos salir a las 9:00 rumbo al paso fronterizo del río
Jordán, en Beit Shean. Dependiendo del precio que nos den, en taxi, o
en bus, pero si todo va bien, alrededor de las 11:00h entraremos en
Jordania donde nos ha de esperar el coche de alquiler.
Ya con el coche, tendríamos una hora de camino hasta Jerash.
Después de la visita a la antigua ciudad romana comeríamos y, con el
estómago lleno, nos dirigiríamos a nuestro hotel en Madaba.
Como visita opcional de hoy, si hay tiempo, entraríamos con
el
coche en la capital jordana de Ammán, para ver la zona del teatro
romano
y/o el mercado con la mezquita.
Gastos previstos para este día (por persona):
Tasas frontera: salida Israel 96 NIS, Visado jordano 20 JOD
Entrada a Jerash: 8 JOD
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Después
Por fin salimos temprano un día, y ya nos vale,
porque la
hora está marcada por la entrega del coche de alquiler en Jordania
prevista para las 11:30h. La idea es pillar un taxi hasta la estación
de autobuses donde nos subiremos al que va a Beit She'an en casi dos
horas. Nos dejará a cinco kilómetros de la frontera, que salvaremos con
otro taxi.
Llegamos a la puerta de Jaffa tras
arrastrar las maletas sobre los escalones de piedra que tanto nos costó
bajar a la ida, sin embargo, con las calles vacías el problema es mucho
menor. En seguida un taxista nos indica con gestos si necesitamos sus
servicios y, tras asentir, comienza a cargar el equipaje en el coche.
Cuando me pregunta dónde vamos y le aclaro nuestra ruta de hoy, él me
dice que nos lleva directamente a la frontera por 500 shekels. Yo había
leído que ese trayecto estaba en 700 para arriba. Él me explica que el
gobierno marca el precio entre dos puntos y que nadie debería cobrar
más. Ante la comodidad de la propuesta aceptamos, lo que nos permite
estar en la frontera algo pasadas las 10h.
El
trayecto nos ha mostrado un paisaje de continuas colinas amarillentas y
libres de cualquier forma de vida. Mucho desierto, aunque jalonado a
tramos por enormes palmerales. Leemos topónimos que nos suenan:
Jericó, Tiberias, ... . En el camino pasamos por un control policial
que nos obliga a descargar todos los bultos - nuestros y del taxista -
en
un escáner, aunque la afabilidad de los oficiales hacen el trámite más
ligero. Nuestro taxista es palestino y nos comenta la situación actual
y la historia de Israel.
Le doy 520 shekels por su
simpatía y realizamos los trámites fronterizos que consisten en pagar
las tasas de salida de Israel: 101 shekels por persona, pasar el
control de pasaportes y esperar un autobús que cruza el puente sobre el
río Jordán por 5 shekels. Antes de llegar al autobús la salida está
montada a través de un Duty Free donde compro un cartón de Winston por
20€.
Nos toca esperar bastante hasta que llegue el
maldito autobús, pero tenemos mucho tiempo gracias al taxi. Este
autocar nos deja en un edificio donde hay que comprar el visado jordano
(20 dinares por persona) y pasar el control de pasaportes, pero donde
no dejan entrar el equipaje. Esto hace que nos montemos una estrategia:
yo entro con los 4 pasaportes y compro los visados, Eva y yo pasamos el
control de pasaportes, y luego hacemos el relevo con las maletas para
que lo pasen mis padres. Sin embargo, aunque hemos hecho una media hora
de cola, cuando les toca a mis padres la cosa se endurece pues, de las
dos colas que había para no jordanos, una acaba de ser ocupada por un
enorme grupo, con lo que les toca una larga espera. Cuando falta poco
para que les toque me comienzo a preocupar porque van a ser
las doce y
pasa un poco de la hora a la que habíamos quedado con Montecarlo rent a
car y, viendo que no hay forma de usar ninguno de nuestros móviles, me
dirijo a una ventanilla vacía que pone "Tourist information" y les
comento mi situación. Aquí llaman a la agencia de alquiler y consigo
hablar con el manager, que me comenta que les va a decir a los chicos
que vuelvan a la frontera. Además me regalan dos libros de Jordania y
demuestran una amabilidad extraordinaria a cambio únicamente de mi
agradecimiento. Me quedo pensando que los del alquiler de coche son un
poco estrictos si se han marchado por veinte minutos de retraso.
Tras finalizar los trámites burocráticos pasamos por la
salida
donde nos escanean el equipaje y salimos a un aparcamiento con taxis y
autobuses. Cuando he hablado con el de la agencia ya me ha explicado
que lo más que se pueden acercar es a un lugar llamado "Main gate" y
que hemos de pillar un taxi para allí. Hay una caseta con una larga
lista de destinos y los precios fijados para cada uno. Main gate es
únicamente 1 dinar.
La conversión de dinares es
sencilla ya que el dinar y el euro están prácticamente en paridad, pero
las tasas de cambio ya son otra cosa. En la parte israelí he preguntado
por el cambio y me ofrecían 0,77€ por dinar y los he mandado a la...
para comprar los visados he cambiado en la parte jordana 50 dinares a
0,85€.
Así que nos presentamos en el coche con casi ningún dinero
local.
Nos retienen el depósito de la tarjeta y nos entregan un coche mejor
que el alquilado: un mitsubishi nosequé, pero que nos permite meter
todo el equipaje en el maletero, lo que era mi principal preocupación.
Como el depósito está lleno no tenemos urgencia para cambiar
y
comenzamos a atravesar desvencijadas aldeas con mujeres tapadas hasta
las orejas. Cuando creo que me he pasado el desvío a Jerash - nuestra
visita del día - me paro en una gasolinera donde fliparía si me dijeran
que esos dispensadores, que debieron construir también los romanos,
como las ruinas que vamos a visitar, son capaces de funcionar. En
realidad voy a una tienda que está un poco antes y compro una botella
grande de agua por 0,33 dinares (ya nos vamos topando con los precios
locales) y se desviven tres personas para indicarme por gestos cómo ir
a mi destino. Vuelvo al coche y doy media vuelta. Las manos en forma de
pato hablando debían referirse a un semáforo y cuando me topo con el
primero giro. Una señal mixta en caracteres árabes y nuestros me indica
que
voy por el buen camino y comienzo a subir una de estas yermas montañas.
A la bajada las indicaciones de la carretera se hacen más frecuentes y
cuando la ciudad que diviso me parece ser Jerash y nos preparamos
para preguntar por las ruinas, nos topamos con ellas.
Aparco. Son las 15h y las ruinas cierran a las 17h. ¿Qué
hacemos
primero?. Un hombre se acerca y nos soluciona todos los problemas. O,
mejor dicho, nos lleva ante un hombre que nos lo soluciona todo.
Nuestro primer error, y que explica el comportamiento en la corta
espera de los del alquiler de coche, es no saber que en Jordania ya han
cambiado al horario de invierno y, por lo tanto, es una hora más. Así
que son las 16h. Ahí tienen un restaurante donde nos ofrecen
comer por 8 dinares por persona. El mismo tipo del restaurante nos
cambia dinero a 0,90. También nos indican que la taquilla que vende las
entradas al recinto histórico cierra a las 18 y, si ya estás dentro,
te dejan acabar el recorrido.
Perfecto, comemos con
muchos platos en la mesa, parecido a lo de Jerusalén, y el hombre que
nos ha solucionado todo nos demuestra una atención exquisita. Parece un
mayordomo, y Eva quiere llevárselo a casa. A las 17h comenzamos la
visita. El arco de Adriano y el hipódromo, aun estar tras las taquillas
son gratuitos, ya que el centro de visitantes y la revisión de
entradas están pasados esos puntos. Luego nos queda el Cardo. Como es
tan tarde estamos prácticamente solos al principio, y solos de verdad
al final. ¡Un lujazo!. El cardo es espectacular. Una enorme plaza
rodeada de columnas y una amplia y larga calle. A ninguna le falta una
columna, están todas. Vemos los templos y para cuando llegamos al
teatro cerrando el círculo de la visita, creo que los policías que tenemos
detrás están haciendo de escoba. Pero no nos agobian y nos
dejan disfrutar del tiempo que queramos. En realidad, quien nos echa es
el sol, que se va de Jerash con nosotros.
Ahora
queda conducir una hora y media hasta Madaba, pasando por una Amman
iluminada. Nuestro amigo me ha dado unas indicaciones perfectas y
llegamos sin ningún sobresalto.
Checkin y cena (la sopa de lentejas estaba
buenísima) en el hotel y descansamos para todo lo que tenemos mañana.
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