Día 2 (07/10/2011)   Jerusalén


Antes   

  Recorrido por la ciudad vieja de Jerusalén. Nos hemos de enterar bien de qué lugares que queremos visitar no estarán abiertos mañana, durante el Yom Kippur, para visitarlos hoy.

   Los lugares imprescindibles para los dos días son:

Mapa Ciudad Vieja Jerusalén

0- Lutheran Ghesthouse
1- Puerta de Jaffa, ciudadela y torre de David
2- Santo Sepulcro
3- Vía Dolorosa
4- Puerta de Damasco
5- Notredamme (exposición Sabana Santa)
6- Monte del templo
7- Monte de Zión
8- Monte de los olivos

   Suponemos que los candidatos a poderse visitar en Yom Kippur son los lugares cristianos, con lo que, a priori, este día visitaríamos el Monte de los olivos (para poder usar transporte hasta él), del que bajaríamos andando un paseo hasta entrar en la ciudad vieja por la Puerta de los Leones, el muro de las lamentaciones, mirar cuándo podríamos entrar en el monte del templo. Visitar la ciudadela y, si sobra tiempo, ver los manuscritos del mar muerto en el Museo de Israel, que no aparece en el mapa porque está inmerso en la ciudad nueva, a la izquierda de los lugares que aparecen en este plano.

Después

   Esto es un caos de religiones. Desde la cama he oído la llamada a la oración musulmana y poco después las campanadas de una iglesia.

   El hotel es fantástico y tenemos la Ciudad Vieja de Jerusalén al alcance de la mano, como demuestra este video:




   No nos hemos recuperado del cansancio de ayer, y salimos a la calle ya desayunados sobre las 10:00h. Las calles muestran un ambiente muy diferente al de anoche. Mientras ayer eran casi todo judíos, vestidos con su traje negro con camisa blanca y algunos rematando con un sombrerito de ala recta también negro, hoy somos todos turistas y en mucha menor cantidad. El bazar que lleva a la puerta de Jaffa muestra todos sus colores ahora. Junto a la puerta está la oficina de Turismo donde nos proveemos de mapas e información. Luego cambiamos moneda a mucho mejor precio que en el aeropuerto y nos encaminamos a la primera visita del día: La ciudadela.

Calle Ciudad Vieja de JerusalénPuerta de Jaffa
















   Pues está cerrada, y mañana también. Fin de la visita. Salimos por la puerta de Jaffa y seguimos la muralla hacia el Norte. La verdad es que me había hecho una idea equivocada de las distancias y la ciudad vieja de Jerusalén es bastante más pequeña de lo que pensaba, con lo que todo nos queda más cerca.

   Entramos en Notre Damme para ver la exposición permanente que tienen sobre la Sábana Santa. Pocos deben venir aquí y es que estamos completamente solos. Cuando digo "completamente" se ha de entender literalmente: no hay portero, ni vigilantes... ¡absolutamente nadie!. Enciendo las luces para ver mejor los objetos expuestos e incluso nos tomamos la libertad de destapar la escultura de bronce de Jesucristo basada en el relieve que se extrae de la Sábana Santa. Una exacta litografía de la santa prenda preside el lugar y una réplicas de objetos relacionados como el modelo de látigo, la corona de espinas y... ¡por lo clavos de Cristo! también están... pues eso, los clavos.

Muralla Oeste de la ciudad ViejaExposición en Notre Damme
















   Salimos para volver a entrar en la ciudad vieja por la famosa puerta de Damasco. Un precinto policial y varios militares bloquean el paso y discuten con algunos, pero en cuanto ven que somos turistas, nos dejan pasar enseguida.

Puerta de DamascoBazar de la puerta de Damasco

















   Esta puerta da al barrio musulmán, y lo primero que te encuentras es un zoco. Todas las calles están flanqueadas por pequeñas tiendas. Tomamos un sorbete de granada y compramos algunas baratijas. El encanto de este lugar le viene sobretodo del entorno, las calles y muros de piedra con arcos aquí y allá. Tras un largo paseo, en tiempo más que en distancia, nos topamos frente al arco de seguridad para entrar en el muro de las lamentaciones. ¡Yo ni sabía que estaba aquí!.

   Pasamos las bolsas por un escáner y nosotros por un detector de metales. Curiosamente a mí no me pita con el bolsillo lleno de monedas y a mi padre sí, pero al agente le da igual y nos deja pasar a todos. Estos militares que te encuentras continuamente por las calles de la ciudad vieja imponen, pero no muestran nada ese semblante serio que uno podría esperarse, más bien derrochan amabilidad e incluso simpatía.

   El muro está ahí delante: una ancha parte es para hombres, y una bastante más estrecha para mujeres. Yo entro por mi lado tras recoger una kipá y colocármela en la coronilla como marcan los cánones, le presento mis respetos al muro y me vuelvo. Mi madre hace lo propio en su lado.

Muro de las lamentacionesDulces árabes
















   Salimos por el lado contrario y subimos para tener buenas vistas de la Cúpula y el muro. Estamos en el barrio judío. Tras unas vueltas por sus tranquilas y cuidadas calles nos acercamos al lugar más próximo que se nos permite de la Cúpula de la Roca. Los militares nos indican que no se puede pasar, pero como ven que me hace ilusión tener una foto próxima uno se ofrece a coger mi cámara y volver con algunas instantáneas. Pues a esto me refería al hablar de su amabilidad.

Vistas del Monte del temploBarrio judío
















Cúpula de la Roca desde la puertaCúpula de la Roca desde dentro

















   La foto de la izquierda nos muestra lo máximo que podemos ver de la Cúpula de la Roca sin poder entrar, la de la derecha es una de las que hizo el militar desde dentro.

   Ahora toca comer. Elegimos un restaurante armenio que en un alarde de pereza se llama "Armenian restaurant". El primer tipo de allí se entusiasma al saber que somos de Barcelona y me enseña fotos en su iPhone de él en la Catedral y en el World Trade Center de hace dos semanas. Dice que va a volver este mes para ver algún partido. Pues ya ves, resulta que este palestino de Jerusalén va más al Nou Camp que yo. Al que nos toma nota y nos llena la mesa de raciones de diferentes cosas también le encanta Cataluña, pero es del Madrid, pobre.

   Hemos pedido dos raciones de pollo a la plancha para mis padres, un nosequé kebab para mí y una mezcla de las dos cosas para Eva. Con esto viene un plato de ensalada de pepino, otro de humus, otro de una especie de humus de berenjena, otro de una picada picante de tomate, otro de col lombarda, otro de chukrut y 6 panes de pita (y a lo mejor me dejo algo). Precio con la bebida: 220 shekels (44 euros).

   Y tras la comilona la morriña nos llama. Vamos al hotel decididos a hacer la siesta y recuperar el sueño perdido.

   Y prácticamente aquí se acaba el día. Sólo una pequeña incursión a cenar unas porciones de pizza (13 shekels por porción) por una puerta de Jaffa que presenta el aspecto diametralmente contrario al de ayer por la noche.