La mañana la dedicaríamos a Coromandel, donde visitaríamos lo
que
nos dejáramos el día anterior. Seguramente la Cathedral Cove, que
necesita de un paseo para llegar. Si nos sobrara tiempo, podríamos
incluir alguno de los paseos cortos que hay en este área y que se
listan aquí.
Sobre la hora de comer, bajaríamos hacia Matamata, donde
nos apuntaríamos a la visita de "La Comarca", el set de rodaje
que
se
utilizó como Hobbiton tanto en "El señor de los anillos", como en la
reciente "El Hobbit".
El día ha de acabar en un Holiday Park de
Tauranga ya que es donde debemos estar temprano al día siguiente.
La ruta de hoy comprendería unos 200 Km en un
tiempo aproximado de 2:45 h.
Gastos de las actividades:
Hobbiton tour: 66 NZD
Después
Nos despertamos muy temprano, como a las 4 de la
mañana. Yo tengo mi propia filosofía sobre dormir bastante, pero el
cuerpo hace lo que quiere y se desvincula de mi criterio en este
aspecto.
Hacemos tiempo y nos montamos el desayuno notando el intenso frío del
exterior por el camino. También hemos notado la lluvia durante la noche.
Estamos
listos para continuar el camino en el punto donde se interrumpiera
anoche sobre las 7h y, cuando lo hacemos, comprobamos que la vegetación
que nos rodea, y que ayer nos ocultaba la noche, es magnífica. La
comarca de los hobbits, cuya capital visitaremos esta tarde, está ahí
fuera.
Mucha oveja alrededor hasta parar junto a dos kauris - el enorme árbol
neozelandés cuya madera es tan buena y se usó tanto que ahora sólo
quedan unos pocos - y su precioso entorno.
Después, recorremos la carretera junto a la costa de Coromandel (25)
sin pararnos hasta nuestro destino de ayer: la Hot Water Beach. Esta
playa tiene de peculiar que una corriente de agua caliente pasa bajo
ella y, cuando la marea está baja, puedes usar una pala para hacer un
agujero y fabricarte tu propia "piscina" de aguas termales.
El entorno es muy bonito y, como queremos
aprovechar el tiempo al máximo, en vez de cavar nada, parasitamos el
trabajo de otros. Un amable chico alemán nos permite probar su agujero.
La foto también nos la hace él, pobre.
Es alucinante. El agua quema y se diría que hay
que echarle alguna dosis de agua fría para poder meterse.
La siguiente parada es en Hahei, donde hay un
aparcamiento para caminar por sus bahías. Antes de empezar, las vistas
del mar ya nos hacen retardar nuestro trecking. El punto fuerte es la
Cathedral Cove, una playa con una cueva y rocas sobre el agua y marca
45 minutos para llegar caminando.
Nos ponemos a ello y paseamos entre helechos
plateados hasta encontrar un desvío a algo llamado "Stingray Bay" y lo
tomamos. 5 minutos dice, mientras que todavía marca 30 minutos para la
meta.
El camino se hace difícil al final, pero
conseguimos alcanzar la solitaria playa con colores nunca vistos y
"conquistarla".
Cuando algunos se meten en el agua descubren el porqué del nombre:
Stingray es Raya, el pez, y el agua transparente está llena de ellas.
Nos sorprende que se muevan con esa naturalidad a tan poca profundidad,
ya que los que está con ellas apenas se está mojando los tobillos.
Nos resistimos a irnos de algo tan maravilloso,
pero cuando aparece una pareja de franceses decidimos dejarles
disfrutar a ellos también, previo peaje de la foto de grupo.
Retomamos el camino largo entre bosques
maravillosos y vistas al mar más maravillosas todavía hasta que una
aguda bajada nos lleva a una parte hecha con escalones de madera que
nos deja en nuestro destino para dejarnos las bocas abiertas.
Allí nos encontramos con dos mujeres de Granada
que están acabando su viaje por el país y que nos explican lo poco que
les gustó la masiva y estresante actividad de ver las ballenas en
Kaikoura, mientras que nuestro plan de mañana les parece tan bueno que
se apuntarían si no se fueran ya.
Cuando llega la hora de volver, hacemos los marcados 45
minutos en bastante menos y volvemos para la carreteras con el único
objetivo de llegar a Hobbiton. Bueno, hay otro objetivo más prioritario
e inminente: la tarjeta del banco que nos entregaran ayer he tardado
unas pocas horas en perderla y tenemos que conseguir otra para poder
continuar con nuestro plan de viaje.
Dado que los bancos cierran a las 14:30 por estos lares,
paramos en una ciudad llamada Whitianga para hacer el trámite. Antes de
entrar al banco, un policía viene a explicarnos que han recibido quejas
de varios conductores por ir las tres caravanas tan lento y tan juntas
que los coches no pueden adelantarnos. La petición es que vayamos con
una separación entre nosotros para permitir que nuestros vehículos sean
rebasados de uno en uno. Ahora entendemos la actitud de algunos
conductores por el camino: pitadas, uno golpea mi caravana y otro nos
persigue para increparnos e insultarnos durante varios kilómetros. ¡No
está mal para llevar un día en el país!
El tiempo vuela y parece evidente que no llegaremos a
Matamata, la ciudad de los tours a Hobbiton, a tiempo de unirnos al
último tour así que llamo para acabar contratando un tour privado por
sólo un poquito más: 604 NZD los ocho.
Falta poco para las 17 cuando llegamos y todavía no hemos
comido nada desde la tostada de la mañana, pero nuestros cuerpos
tampoco nos lo están pidiendo. Gracias a eso podemos aprovechar el
tiempo y un hombre mayor acaba siendo nuestro guía. Como es un tour
privado no tenemos hora límite, sino que la visita durará hasta que
queramos. O más bien, hasta que quiera el sol.
El hombre tiene que parar, salir a abrir una valla, volver
al minibús a rebasarla, volver a salir para cerrarla y volver al
conducir unas tres veces antes de alcanzar los decorados usados en la
trilogía de "El señor de los anillos" y las dos pelis de "El Hobbit".
El nivel de detalle de los agujeros Hobbit es magnífico y
los decorados son una auténtica ciudad, mucho más grande de lo que
imaginaba. Sólo hay un agujero en el que se permite entrar y verlo con
detalle, pero el guía nos deja hacerlo en dos de ellos e incluso
atravesar la verja de Bag End, la casa de Bilbo, para posar con ella.
Lástima de los plásticos blancos que hay colocados en los sitios más
delicados para protegerlos de la previsión de helada nocturna.
También posamos junto a la casa de soltero de Sam y la de
casado, rememorando la imagen con la que acaba la trilogía.
Efectivamente, es el sol el que nos echa y acabamos
conduciendo hasta Tauranga de noche. Nos cuesta un poquito encontrar el
Mount Manganui Beachside Holyday Park, pero pronto estamos disfrutando
de los servicios de éste en
una caótica cena preparada en sus enormes cocinas.
Todo está preparado para nuestro crucero de mañana.