Partiremos del punto en el que hayamos acabado la
jornada anterior, lógicamente. Si no hemos podido ver las Pancake
Rocks, lo haríamos ahora.
La clave está en llegar al Glaciar Fox a las
13:30h, que es cuando comienza la excursión al - y por el - glaciar.
Tal
como muestra el video de la web de los que ofrecen el tour:
Antes, habremos pasado por lugares como Hokitika,
un pintoresco pueblo donde se venden joyas hechas con el jade verde
típico de Nueva Zelanda y sagrado para los maoríes.
También se encuentra antes el Glaciar Franz
Joseph, que sólo observaremos, sin adentrarnos en él.
Por ahí está el camino que nos llevará al lago
Matheson, uno de esos lagos de aquí con una capacidad reflectiva nunca
vista: es un puro espejo.
Después avanzaríamos en nuestro camino hasta Haast
lo máximo posible. La ruta de este día sería de aproximadamente 300 Km,
que se hacen en 3:40h.
Gastos de las actividades:
Tour por el glaciar Fox: 109 NZD
Después
Madrugamos porque tenemos en perspectiva llegar al glaciar
antes de las 14:30h, la hora del último tour. Así que a las 7:00h
salimos del holiday park directos a la cercana colonia de focas. Nos
han garantizado un 100% de posibilidades de ver focas.
Cuando aparcamos las caravanas son otros visitantes los
que llaman nuestra atención: unos extraños "pollos" aparecen y se
acercan a nosotros desvergonzadamente en busca, al parecer, de comida.
Más tarde aprenderíamos que el nombre de estas aves es weka.
Jugamos un rato con ellos hasta que decidimos emprender el
camino, rodeado de yucas y unas espectaculares vistas de la playa
salvaje, hasta la colonia de focas. Efectivamente están ahí, aunque su
camuflaje natural hace que se confundan con las rocas. Hay algunas
jóvenes, como la de la foto.
Son tan graciosas que nos quedamos un buen rato
observándolas antes de decidir salir hacia el punto que deberíamos
haber visitado ayer: las Pancake Rocks. Todavía no hemos entrado en el
mapa del día de hoy.
Tras una hora de conducción aparecemos por fin en ese mapa
y aparcamos frente a la entrada de las Pancake Rocks, en un área
compuesta por el parking, un restaurante y un i-site, que también hace
de tienda de regalos. El nombre completo de este sitio es “Punakaiki
Pancake Rocks y blowholes” y venir esta mañana va a hacer la visita
mejor que si hubiéramos venido ayer por la tarde, ya que ahora hay
marea alta y eso hace funcionar el último apellido de este sitio: los
"blowholes", unas hendiduras en la roca que, cuando la marea está lo
suficientemente alta, actúan como géiseres con el agua que entra con
fuerza al golpear las olas.
De nuevo el camino de acceso es entre yucas hasta llegar a
la costa. Allí, podemos ver las Pancake Rocks. Las rocas son extrañas y
espectaculares, pero el paisaje costero que además las acompaña forma
una estampa magnífica. Nos gusta mucho esta visita.
Lo siguiente a hacer está claro: como en el mismo
aparcamiento hay un i-site, reservamos ahí el tour por el glaciar de
esta tarde y nos ponemos en marcha para llegar a él. Sin embargo, en el
i-site nos atienden tres jóvenes muy sonrientes que se empeñan en no
llamar si quiera a la compañía que se encarga de los tours en el
glaciar Fox porque nos dicen que es absolutamente imposible que
lleguemos a tiempo. Nos hablan de 4 horas de carretera y, siendo las 10
pasadas, no tenemos ninguna opción. Ellas son de aquí y trabajan
informando a la gente sobre la zona, pero a mí no me cuadran sus
números, así que salimos pitando para el Sur.
Pasamos por paisajes costeros e incluso un puente que
también es vía del tren y tiene unas paredes que apenas dejan un palmo
de distancia a cada espejo retrovisor. Las montañas nevadas comienzan a
aparecer y, pasadas 3 horas, estamos convencidos de que llegamos a
tiempo. Sin embargo, cuando llamo para reservar me indican que no hay
plazas para 8 personas. Evito preguntar si a las 10h había plazas para
no odiar inútilmente a tres incompetentes. No quiero ser grosero, pero
si tu trabajo es dar información adecuada a los visitantes y lo que
dices que es imposible se hace sobradamente, tu información era
claramente mala. ¡Y todavía no entiendo la negación a llamar, aunque
sólo fuera por si acaso!
Pienso que todavía nos queda una opción: parar en el
glaciar Franz Joseph, que está un poco antes y ver si podemos hacer el
tour en él.
Cuando paramos en la gasolinera del pueblo del glaciar
Franz Joseph yo me escapo a la empresa de tours, que está al lado, pero
ellos sólo tienen un tour por la mañana. Entonces vuelvo a llamar a los
del glaciar Fox para, al menos, asegurarme un tour mañana por la
mañana, pero me dicen que no hay plazas. Mientras va a comprobarlo yo
ya me dirijo al local que acabo de dejar para, en caso de confirmar que
no podremos hacerlo en el Fox, reservar para mañana aquí, que me han
dicho que podíamos. Sin embargo, cuando la chica vuelve al teléfono me
dice "Lo siento, pero sólo quedan plazas para el de las 8:10h... (??).
¡Pero si es perfecto!.
Una vez reservado ya nos podemos relajar. Nos han dado la
tarde libre, así que paseamos por el pueblo y por sus tiendas y
montamos un plan nuevo: iremos a ver este glaciar desde fuera y luego
conduciremos hasta el otro, donde visitaremos un famoso lago y haremos
noche.
Nos hacemos principalmente con souvenirs y comida y
conducimos por una estrecha carretera plagada de una especie de badenes
para obligarte a ir despacio y que hacen temblar toda la caravana.
Cuando llegamos al parking, todavía tendremos que andar unos veinte
minutos, así que decidimos comer allí. Junto a nosotros aparecen una
pareja de keas, el loro de montaña autóctono, famoso por su habilidad
para robar comida.
Cuando recogemos nuestras mesas y sillas de camping las
aves ya se han ido y nosotros caminamos por un precioso bosque
selvático, junto a un arroyo, hasta llegar al glaciar y al enorme lecho
de cantos que deja y por el que circula el agua que suelta. El paisaje
de la lengua de hielo descendiendo por un estrecho cañón de la montaña
nevada es extraordinario.
Estamos deseando subirnos a un glaciar, pero antes,
conducimos hasta el pueblo del glaciar Fox y pasamos de largo el local
donde debemos presentarnos mañana porque vamos directos al lago
Matheson para aprovechar las pocas horas de luz que quedan.
Hay un camino que rodea el lago completamente en una hora. Lo que tiene
de particular este lago es que tiene un color marrón oscuro, como el
brandy – lo que me recuerda al río Brandivino -, y el agua al ser
oscura, junto con lo quieta que está, hace a la superficie reflejar con
gran nitidez de forma que las fotos se muestran simétricas
horizontalmente.
Desde este lugar pueden verse los dos picos más altos de
Nueva Zelanda desde aquí: los montes Cook y Tasman, la postal que
ofrece puede ser espectacular. Pero ahora está nublado, y los picos de
las montañas ocultos, con lo que nos tenemos que conformar con el
paisaje que tenemos. Además, el camino entre selva es precioso y
tenemos las vistas que queremos bastante antes de llegar a la mitad del
recorrido de una hora, con lo que ahorramos tiempo volviendo hacia
atrás.
Lo único que queda por hacer es acampar, y para eso hemos
escogido una playa, siguiendo la misma carretera que nos ha traído al
lago. Recorremos unos cuantos kilómetros de carretera de grava antes de
llegar al aparcamiento que, sorprendentemente, está bastante lleno. No
es de extrañar, si han venido buscando lo mismo que nosotros: una
interminable playa compuesta por millones de piedras planas desde la
que se pueden ver las montañas nevadas y, por si fuera poco, es el
momento de presenciar la puesta de sol.