El avión con destino Londres sale a las 10:00h. Deberemos
dejar
el hotel a tiempo de llegar al aeropuerto con el metro y desayunar una
vez facturado el equipaje.
A pesar de las casi 14
horas de vuelo, llegaremos a Londres a las 16:15h, donde nos
trasladaremos al aeropuerto de Gatwick, al Sur de la capital británica,
para nuestro vuelo definitivo a Barcelona, donde aterrizaremos sobre
las 23:00h
Después
Al despertarnos, las maravillosas vistas siguen
ahí.
Aunque sabemos bien por nuestra experiencia en Londres que lo
de
estar dos horas antes no es tan obligatorio como marcan nuestros
eTickets, nosotros salimos para cumplir ese objetivo. Así que a las
7:00h estamos listos para hacer un check out que sería inmediato si no
fuera por la cola de gente que quiere hacer lo mismo.
Dos taxis rojos nos dejan en el aeropuerto poco antes de las
8:00h y facturamos y pasamos el control de seguridad sin problemas. Así
que a las 10 estamos en el avión, pero éste no se mueve del sitio. Y no
lo hará hasta una hora después. Esperemos que la recupere.
Mientras, por primera vez, me encuentro con la trilogía de
"El
señor de los anillos" entre la lista de películas. Ahora Al menos me
da tiempo de ver las dos primeras y reconocer los lugares en los que he
estado.
Cuando nos estamos acercando ya queda claro
que no recuperamos la hora de retraso, así que nos ponemos en Londres
algo pasadas las 17h, cuando ya está anocheciendo.
Esta vez nos espabilamos más en el control de inmigración y
conseguimos hacerlo rápido - al menos todo lo rápido que lo permiten
las colas - y llegamos al hall buscando nuestro apellido entre la
multitud de carteles. Pero no está ahí.
El
transporte que hemos pagado a BA transfer estipula que ellos comprueban
el horario de los vuelos y están ahí aunque se retrasen, pero no lo
está, así que les llamo. Me dicen que espere en la cafetería que
tenemos ahí unos 10 minutos que el conductor aparecerá.
Este transfer no es como en la ida y vamos más holgados de
tiempo: hay más margen de tiempo entre los dos vuelos, los aeropuertos
están más cerca y Easyjet permite facturar hasta una hora antes. El
primero ya no se cumple por culpa del retraso, pero los otros nos
siguen dando margen como para no preocuparnos... siempre y cuando en 10
minutos vayamos al minibús.
Pero eso no pasa, ni en
10 ni en 20 minutos y vuelvo a llamar ya preocupado. Me dicen que
espere, que el conductor está llegando ahora mismo al aeropuerto y que
en 5 minutos aparecerá por la puerta. Pero me veo obligado a llamar
pasado ese tiempo pues, si se tarda una hora en llegar a Gatwick, nos
estamos quedando sin margen. Me dice que está aparcando y que
aparecerá, yo le suplico que me diga la verdad, que nuestra prioridad
es coger nuestro vuelo y que si no salimos ya con ellos aun podemos
pillar unos taxis regulares aquí. Pero me contesta que me tranquilice,
que el conductor ya ha aparcado y que me garantiza que pillaremos
nuestro vuelo.
La hora máxima para facturar en Gatwick son las
19:20h,
así que cuando rebasamos las 18:20h ya no hay opciones. Debemos
esperar hasta que nos vengan a buscar y no parece viable que consigamos
llegar a tiempo.
Cuando el conductor aparece
tenemos cuarenta y pico minutos para llegar a Gatwick y él no sabe nada
de la historia, cuando se la contamos nos dice que no hay forma de
conseguir llegar a tiempo. Estamos indignados, pero no hay mucho que
hacer ahora. El conductor, sin embargo, corre todo lo que puede y
realmente consigue salvar la distancia en un tiempo record, pero cuando
llego al mostrador de Easyjet me dicen que no pueden hacer nada porque
el avión está cerrado. Sólo con llegar cinco minutos antes lo habríamos
conseguido. Es la primera vez que pierdo un vuelo, y no ha sido culpa
nuestra.
Nunca había odiado tanto a alguien como al
tipo del teléfono, el que nos "garantizaba" que llegaríamos a tiempo.
Al parecer, tenía unas prioridades diferentes a las nuestras, ya que ha
hecho todo lo posible para mantenernos esperando en el aeropuerto más
de una hora con tal de hacer el servicio.
Una marca que tachar para siempre: BA Transfer, y una que ya tenía en
un pedestal: Easyjet. Son ellos los que nos solucionan el problema, ya
que miran de recolocarnos en el siguiente vuelo disponible y sólo
tendremos que pagar 50£ por ello. Nos dicen que en una hora sale uno a
Ibiza y yo la miro en plan "¿Y?". "Ibiza está en España", me dice. En
fin, el siguiente a Barcelona es a las 7:00 de la mañana.
Nos toca pasar la noche en Gatwick, pero llegaremos a casa.
Una
casa que, aunque desde que saliéramos de Christchurch está cada vez más
cerca, parece cada vez más lejos.
Unos dormimos,
otros no, pero durante esas horas muertas todos tenemos tiempo de
repasar este increíble viaje antes de que concluya definitivamente con
nuestra llegada a Barcelona a las 11:00h.
Hemos
vivido tantas cosas que tardaremos un tiempo en asimilarlo, cuando
trabajemos en las miles de fotos que llevamos entre todos.
Mientras, mi repaso al viaje es completamente satisfactorio,
a
pesar de estar jodido intentando dormir en un asiento de aeropuerto
cuando hoy tocaba dormir en mi cama. Pero es que después de haber leído
tanto de que los planes nunca se cumplían en Nueva Zelanda y haber
podido llevar a cabo todas las etapas, hace que todavía no me crea que
hayamos visitado todo lo que queríamos. Bueno... casi todo. Hay que
recordar como la lentitud en los trámites nos privaron de visitar la
ciudad de Auckland.
A posteriori, puedo actualizar
la lista de imperdibles: The Catlins y Coromandel parecían no serlo de
partida, pero para mí han de estar en las primeras posiciones de la
lista. Sin embargo Christchurch, lamentablemente, puede ser extraído de
cualquier lista. Para mí, la ciudad de Queenstown también: si no estás
interesado en sus actividades, un día para deleitarte con sus paisajes
es más que suficiente.
Con más días no hubiéramos
visitado muchos más sitios, pero sí lo hubiéramos hecho mejor:
habríamos aceptado las ofertas de repetición al día siguiente para el
crucero en Tauranga y la velada mahorí en Te Puia. Y es que la gran
decepción, tras imaginarse nadando con delfines, orcas, ballenas o
focas, ha sido nadar con nada - valga la redundancia -. También
hubiéramos dedicado un día entero al Parque Nacional Tongariro, en
lugar de conformarnos con una única posibilidad en ruta, que se
presentó con los volcanes ocultos. Aunque todo esto es en la isla
Norte, pocas cosas cambiaría de nuestra experiencia en la Sur.
Conducir por Nueva Zelanda se puede resumir en paisajes
espectaculares que se abren en una curva, puentes de único carril
compartido para las dos direcciones, ir siempre a 100 Km/h y ver
possums muertos en la carretera a cada rato. Este video ofrece una
muestra:
Los bosques son
espectaculares, como los que uno pone mentalmente al imaginarse
dinosaurios, hechos de plantas que parecen de interior y con la
ausencia total de bichos de ningún tipo - al menos para nosotros, o en
esta época -. ¡Ni telarañas hay!
El país es
extraordinario y permite disfrutar de una variedad de maravillas
naturales única en el mundo concentradas en su poco espacio. Lástima
que esté tan lejos, tanto, que si quisiéramos ir más lejos deberíamos
escoger la Luna como destino..