A partir de este día es donde los planes podrían comenzar a
despendolarse. Independientemente de eso, la idea sería acabar este día
haciendo noche en Queenstown.
Habría un par de paradas interesantes en el Haast
Pass (el único
de los tres pasos que atraviesan la cadena
montañosa central que cruzamos), como las Blue Pools o algunas cascadas
a pie de
carretera.
En Wanaka se haría una parada para admirar el lago y para
visitar
un parque temático sobre los rompecabezas, con muchos efectos ópticos
sorprendentes: El Puzzlingworld.
También podríamos pasar por lugares como Arrowtown, un
pueblecito
que conserva su aspecto de pueblo de Western o una, en esta época,
estación de esquí, cuyo nombre nos puede recordar a casa: Cardrona.
Antes de llegar a Queenstown pasaríamos por la parte del río
donde se inventó el puenting, y
que también es donde se rodó la escena de los Argonaths en "El señor de
los anillos".
En esa ciudad podríamos salir a tomar algo viviendo el
ambiente
nocturno de estación de esquí, incluso hay un bar hecho de hielo, donde
tomarse algo en vasos hechos de hielo.
También es el día en el que pensar qué actividad de aventura
se
quiere hacer (si es que se quiere hacer alguna). El puenting y el
paracaidismo son caros. La súper lancha y el paseo por el bosque en
tirolinas no lo son tanto.
La ruta del mapa recorre 215 Km, que nos llevarían
2:30h.
Después
Hoy vamos a añadir un retraso considerable a nuestro plan
de viaje, pero es que el tour por el glaciar es algo que no nos
podíamos perder.
Cuando amanece, podemos ver los picos nevados que se nos
ocultaban ayer. Como sabríamos después, se ven los dos picos más altos
de Nueva Zelanda: el Monte Cook y el Tasman, sólo que por el efecto de
la distancia, éste último se ve más alto que el Cook. La playa con los
montes nevados también muestra una postal desconcertante.
Como habíamos previsto, a las 7 nos ponemos en marcha.
Vamos sobrados de tiempo, pero queremos estar preparados para cualquier
circunstancia en esa larga carretera de grava por la que llegamos ayer.
Y es que es tan estrecha que cruzarnos con otra caravana en dirección
contraria supondría un problema. Sin embargo no encontramos tráfico,
aunque cuando llegamos al tramo final, una recta que desemboca en la
carretera de asfalto, unas vacas se nos ponen delante, marcando el
ritmo de las tres caravanas, para prevenir cualquier daño a sus
terneros que andaban por la carretera.
Sabiendo el camino, llegamos a la central de tours sin
problemas y con tiempo suficiente como para chafardear en su tienda de
regalos, desayunar en su café, pagar con nuestra tarjeta los 109 NZD
por persona del tour e incluso entregar en el mostrador un adaptador
con un par de cargadores de batería de las cámaras para no quedarnos
sin fotos en el glaciar.
A las 8:10, como estaba previsto, nos llaman y entramos a
la zona de madera que hace de guardarropa. Allí nos proporcionan botas,
chaqueta, guantes, crampones, calcetines y, si también lo necesitas,
gorros, bolsas y pantalones impermeables. De los dos guías con los que
vamos a ir, la chica es argentina, con lo que resulta una ayuda en el
idioma.
Un corto trayecto en minibús y nos plantamos ante el
glaciar Fox. Hay diferentes grupos que van a estar todo el día o a
hacer escalada. Nos separamos de ellos y caminamos entre rocas
alcanzando al glaciar por un lateral, y luego subiendo por la parte de
montaña de la izquierda del mismo. Pasamos por varios arroyos hasta
llegar al punto de entrada. Durante este trayecto, nuestro guía nos ha
ido dando detalladas explicaciones sobre los glaciares en general, y
sobre éste en concreto.
Allí nos colocamos los crampones y recogemos un stick, con
lo que nos quedamos preparados para caminar por el hielo.
A partir de aquí el tour se hace alucinante, pasamos por
estrechas grietas en el hielo y visitamos profundos huecos abiertos por
el agua en él, donde el intenso azul vence al blanco predominante.
El día es sorprendentemente soleado. Sorprendente para
ellos, que nos explican que la razón de existir un glaciar tan cerca
del nivel del mar es que llueve dos de cada tres días y, por lo tanto,
la entrada de nieve es mayor que la salida de agua, por lo que el
glaciar se mantiene. Nosotros ya nos estamos acostumbrando a que el sol
nos persiga por todo este país.
Cuando estamos de vuelta en el pueblo han pasado más de
cuatro horas que se nos han hecho muy cortas. Devolvemos la ropa
prestada y nos rellenan un certificado conforme hemos "explorado" el
glaciar Fox. Son cerca de las 13:00h cuando dejamos el glaciar detrás y
nos ponemos en carretera rumbo al Haast Pass.
El salvaje mar de la costa Oeste aparece constantemente a
nuestra derecha y paramos en un mirador con vistas maravillosas al
mismo. Después continuamos con la firme intención de parar en el
siguiente lugar donde se intuya una buena comida, y será habiendo
abandonado el mar, cuando un cartel de un cruce nos lleve al vacío
restaurante del hotel Heartland World Heritage, ya pasadas las 15h.
Los platos, como es costumbre, son generosos y la crema de
marisco nos deja estupefactos. Nos sale por 215$ los ocho.
Son las 16:15h cuando retomamos la carretera para, ahora sí, cruzar el
Haast Pass. Con el sol marcándonos el límite horario, paramos en dos
puntos: las Thunder Creek Falls y las famosas Blue Pools.
Las cascadas de Thunder Creek aparecen primero y nos
permiten aparcar las tres caravanas para un cortísimo paseo hasta
ellas. Resultan ser un salto de agua hacia un río de ese color azul
verdoso que tienen los ríos aquí.
Sin embargo, el corto, aunque más largo, paseo hasta las
Blue Pools, nos lleva hasta un puente sobre una zona del río que
sorprende por su intenso color azul que, sin embargo, no le hace perder
su transparencia. Ésta es la que nos deja ver las grandes truchas que
pueblan el río.
Ahora ya estamos listos para ver hasta dónde nos deja
llegar el sol. Queda claro que no será Queenstown, pero si llegamos a
Wanaka, el retraso en nuestro plan podría no ser determinante.
El sol se ha puesto cuando alcanzamos el lago Hawea, pero la
oscuridad no es total, con lo que nos ofrece una estampa maravillosa a
nuestra izquierda: toda la amplitud del lago y el paisaje de alrededor
envuelto en tonalidades azul oscuro.
Poco antes de llegar al pueblo de Wanaka nos cruzamos con el
Puzzling World, que está junto a la misma motorway 6 de la que nos
desviamos para entrar en Wanaka. Estamos buscando el Holiday Park que
hemos escogido de todos los de la guía: Aspiring Holiday Park.
Cuando llegamos hasta él gracias a las señales que hemos seguido
atravesando el pueblo, nos encontramos con que está casi lleno. Tiene
wifi gratuita e incluso nos ofrecen chocolate caliente gratis para
desayunar mañana. Nos encanta y está en el estándar de 160$ por las
tres caravanas y ocho personas. Decidimos preparar comida para comer
mañana en ruta. Los días van pasando y hay que gastar toda la compra
que metimos en las neveras de las caravanas.