Día 12 (28/10/2014)   Male

Antes   


   Hemos de comenzar el día muy temprano si queremos ver algo de Malé, como el Centro Islámico.

   Estaremos en un hotel justo enfrente de la terminal de ferris que llevan al aeropuerto y que deberemos usar para embarcarnos en el hidroavión que nos llevará a Kuredu, la isla paradisiaca donde nos relajaremos los próximos días.

Mapa de Malé

   Los puntos marcados en el mapa son:

 0- Hotel Nasandhura Palace
 1- Terminal de ferris al aeropuerto
 2- Centro Islámico
 3- Aeropuerto de Malé

Después

   Hemos apurado lo máximo para poder descansar y nos levantamos a la 7h. Mientras mi mujer se prepara salgo para un rapido paseo por la calle frente al mar en la que estamos pero no consigo encontrar el Centro islámico. Sin embargo sí veo las taquillas para los billetes del ferri y compro ya dos por 10 rupias de Maldivas.

Calle de MaléCalle de Malé















Embarcadero de Malé

   Usamos los cupones que nos han dado en la terraza del restaurante de al lado para desayunar y al finalizar recogemos el equipaje y hacemos el check out para meternos en el ferri que se está llenando de gente en este momento.

Entrada del hotel Nasandhura PalaceRestaurante del Nasandhura Palace
















   La parte del vuelo doméstico en Maldivas es más informal de lo que acostumbra a ser volar. En los mostradores de Trans Maldivian Airways nos señalan una zona con pequeños stands como lugar donde encontrar el "counter" 59. El hombre que está en él sale y nos mete en un autobús que nos lleva al otro extremo de la isla.

Malé desde el aeropuerto

   Allí nos indican enseguida la puerta del lounge de Kuredu. Hemos tardado apenas un cuarto de hora en todo el proceso en el aeropuerto y en el lounge llega nuestra recompensa. Nos ofrecen comida y bebida, pero sólo pillamos agua ya que venimos desayunados. Al parecer somos los primeros y escogemos unas literas fuera con vistas al mar y a una hilera de hidroaviones prefiriendo el calorcito al aire acondicionado. Nos han dado una toalla fría y una bolsa con algunos obsequios.

Fila de hidroavionesHidroavión de Kuredu
















   Todavia habrá de pasar una hora antes de embarcar, pero se pasa bien recuperando parte del descanso que nos ha faltado esta noche. Cuando nos avisan nos acompañan a una pequeña sala frente a la puerta que nos separa de la pasarela de madera exterior que ya veíamos desde nuestras hamacas.

   El avion es pequeño y ocupamos los primeros asientos con ventanilla tras los pilotos. La idea siempre ha sido disfrutar de los particulares paisajes marinos que ofrecen los atolones que forman este pais, con sus infinitos tonos de azul. Ya habia leído sobre como estas islas son un paraiso para descalzos, pero aun nos sorprende ver como el piloto conduce sin calzado, lo que demuestra que montar una zapateria en Maldivas no sería un buen negocio.
Pilotando el hidroavión descalzo



   Cuando el avión baja para tomar contacto con el mar y navegar nos anuncian que hemos llegado a Komandoo, otra isla resort del mismo grupo, pero yo necesito confirmarlo con el piloto que tengo delante pues he tenido una imagen idéntica a la de Kuredu en Google Earth y no me cuadra que haya dos islas exactamente iguales. La explicación me llega más tarde, cuando para bajarnos en Kuredu el avión se eleva un poco para volver a bajar. Las dos islas están juntas y la que yo había visto era, efectivamente, nuestro destino, que acabamos de alcanzar.

Isla Kuredu

   Nos recibe parte del staff con tambores y nos asignan un botones que nos lleva a un bar y nos explica brevemente como funciona todo con un cocktail de bienvenida de por medio. Después nos pone las benditas pulseras del todo incluido y nos advierte de que tendremos que esperar un par de horas para nuestra habitación.

Uno de los bares de KureduPiscina en Kuredu
















   Dos horas pasan pronto entre el bar de la piscina y el buffet del almuerzo. Con alguna otra espera más finalmente estamos en nuestra habitación sobre las 16h. Allí nos reencontramos con nuestro equipaje, del que nos separáramos antes de embarcar en el hidroavión.

   El bungalow es magnífico, con la zona de baño parcialmente abierta al cielo. El cuerpo nos pide descansar, pero también nos pide disfrutar lo antes posible de lo que tenemos delante así que colocamos nuestras dos hamacas en una zona donde se pueda tener sol y sombra, según se prefiere y descansamos ahí.

Nuestro Beach bungalow en KureduLavabo del Beach bungalow
















   Poco tardo yo en sacar el equipo de snorkel y adentrarme en el mar con él. La playa que tenemos delante es muy poco profunda y, supongo que debido a eso, el agua está caliente, pero como si te hubieras preparado un baño. En cuanto miro debajo descubro el auténtico paraiso de este lugar: coloridos peces, algunos de considerable tamaño, deambulan cerca de mí. Si tenía alguna duda sobre si me iba aburrir con los dias, aquí me llega la respuesta, pues podría pasarme la vida contemplando la vida submarina a mi alrededor.

Nuestra playa en Kuredu

   Sin embargo, la poca profundida me obliga prácticamente a reptar para bucear, pero eso no impide que me tope con especies como el pez ballesta Picasso o un pez león. A veces tengo que salir a la realidad y ponerme de pie viendo como me cubre por las rodillas y estoy a pocos metros de mi bungalov porque parece increible. Enseguida convenzo a Eva de que participe de mi incredulidad mirando bajo el agua. Eso sí, imposible caminar por aquí descalzos y, aunque la arena blanca invite a ello,Fuga de sol en Las Maldivas dentro del agua hemos de usar nuestros zapatos de snorkel.

   Básicamente se nos va el dia en "nuestra" playa, de la que sólo salimos tras presenciar nuestra primera puesta de sol. Con la noche nos visita una garza para aprovecharse de la marea baja. Nosotros también tenemos que cenar y vamos al restaurante para culminar el primero de los días en el paraiso.

Garza acudiendo a cenar