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Día
11
(27/10/2014) Nueva Delhi
Antes
Tenemos hasta que anochezca para completar las visitas que
nos
queden en Nueva Delhi, ya que nuestro avión que nos ha de llevar a
Maldivas tiene previsto salir a las 18:40h.
Nuestro hotel está estratégicamente situado cerca
del aeropuerto y el parque arqueológico Mehrauli, una de las
principales visitas. Para el resto tenemos el metro ya que la mayoría
de puntos de interés se encuentran cerca de estaciones de la misma
línea que la del hotel (la amarilla en el mapa).
Los puntos marcados en el mapa son:
0- Hotel Silver Ferns
1- Conaught Place y Jantar Mantar
2- Templo Bangla Sahib
3- Puerta de la India
4- Rashtrapati Bhavan
5- Tumba de Humayun
6- Lodi Gardens
7- Lotus Temple
8- Parque arqueológico Qutb
9- Aeropuerto Internacional Indira Gandhi
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Después
Salimos del hotel bien pasadas las 11h, tras un
buen
desayuno en el que hemos descubierto, entre las tarrinas de las
mermeladas, una de mezcla de verduras que ha resultado ser lo más
picante que he probado en mi vida. ¿Quién desayunará eso?
Hemos salido tarde porque ayer llegamos tarde, así que
tenemos
que concentrarnos en las visitas principales. Entramos en el metro en
la cercana estación de Saket y descubrimos unas instalaciones modernas
y limpias donde nos hacemos con nuestros billetes sencillos en forma de
tokens por 16 Rs cada uno. Estos tokens son como monedas de plástico
que las máquinas de entrada pueden leer sólo con acercarlas y las de
salida se las quedan. En nuestro caso, la salida la hacemos en "Central
Secretariat", tras nueve paradas de nuestro origen.
Nada más salir paramos el primer rickshaw que vemos. Mi idea
era
negociar un precio para todo el día, pero como este conductor no habla
inglés, a duras penas conseguimos que nos lleve a la India Gate (Puerta
de la India) por 20 Rs.
La zona está vallada y ha
de parar en medio de una ocupada avenida para que caminemos hacia ella
por el camino con parque a cada lado. La zona está llena de gente y, como es
lunes, pienso que debe ser festivo aún.
Es un arco
realmente grande y especialmente alto. Recorremos la zona y admiramos
las fuentes del parque mientras paseamos de vuelta a la avenida a
través de la hierba.
Estamos hablando cuando me doy
cuenta de que no tenemos a nadie alrededor y que los gritos que oía son
para nosotros. Resulta que la gente está parada en una línea imaginaria
que hemos rebasado sobradamente y un hombre con camisa blanca nos está
abroncando diciéndonos en inglés si estamos sordos. Delante veo dos
militares armados entre nosotros y la avenida y, aunque no entiendo qué
pasa, retrocedemos hasta esa línea que hacen los demás en medio del
césped. Cuando pregunto a la gente de alrededor consigo un escueto
"Prime minister" que me hace entender lo que pasa: hay un cordón de
seguridad por donde va a pasar el Primer Ministro de India. Es entonces
cuando me doy cuenta que no hay coches en la avenida, lo que sólo debe
ocurrir en situaciones como ésta.
Tras unos minutos
de espera vemos pasar una limusina escoltada por varios coches, también
negros, delante y detrás. Ya está, ya podemos pasar. Pero en un país
tan ruidoso como India, ¿de verdad esperaba el de seguridad que
distinguiera unos gritos que iban a por nosotros entre todos los otros?
Cuando el tráfico se restablece en la avenida paramos un
rickshaw
y, esta vez sí, podemos negociar: 500 Rs por acercarnos al Palacio
presidencial Rashtrapati Bhavan, que se ve desde aquí, después nos
lleva al Rajghat (memorial de Gandhi que no llegáramos a ver el primer
día) y de ahí a la tumba de Humayun, finalizando con un trayecto a
cualquier estación de la línea amarilla de Metro que usaremos para
volver al hotel.
Así que salvamos la distancia en
esta amplia y larga avenida hasta el palacio para verlo brevemente
desde fuera de las hermosas vallas.
Cuando llegamos
al Rajghat son las 13h. Allí nos encontramos las puertas cerradas con
un par de militares custodiándolas. No puede ser, me aseguré de que
este lugar no cerraba. Al preguntar los guardias nos responden con un
escueto "V.I.P.". O sea, que el presidente, que ya nos ha hecho esperar
antes, ahora está visitando el Rajghat con un invitado. Lo que no
entiendo es que nos digan que ya no se abre hasta mañana a las 9h,
¿tanto rato lo necesitan cerrado?
En fin, esto
significa que lo que vemos desde fuera es todo lo que veremos de este
lugar. Mis temores van más por la siguiente visita: La Tumba de
Humayun. Espero que a los VIPs no les de por ir ahí también.
Nos ponemos allí tras una media hora de camino, por el que
pasamos por Purana Qila, cuyas murallas podemos ver desde la Mathura
Road.
La Tumba de Humayun resulta ser un complejo
funerario donde la de Humayun es la más importante entre otras. Tras
pagar las 500 Rs por las dos entradas nos entretenemos en la tumba de
Isa Khans: un bonito mausoleo circular.
Después
pasamos entre otras tumbas menos llamativas hasta plantarnos en la
puerta a la de Humayun, que nos recuerda a la del Taj Mahal, así como
la tumba también puede recordarlo. Ésta es anterior.
Nos deleitamos con la visión del monumento y
subimos y entramos a ver el austero interior, ya en el nivel superior.
Nos gusta tanto la imagen de esta maravilla que la usamos como cabecera
de todas las páginas de este viaje.
El complejo es precioso, pero el tiempo
pasa rápido y ya son
las 14h, con lo que desandamos el trayecto para encontrarnos con
nuestro
rickshaw en el exterior.
Ahora sólo tiene que
dejarnos en una estación de la línea amarilla, pero no parece saber cuáles
son de una línea y cuáles de otra y aunque yo le sugiero "Central
Secretariat", por la que salimos y con fuertes puntos de referencia, él
nos caba llevando a "Jor Bagh" tras consultar con un compañero.
A las 14:40h estamos en la estación y ya vamos justos, pero
aun
así nos pasamos la estación del hotel para bajarnos en Qutub Minar. La
estación es elevada y nos permite ver el paisaje, en el que el minarete
aparece bastante lejos. Así nos lo confirman los conductores que hay a
la salida y que nos llevan al recinto arqueológico Qutb por 100 Rs.
Pagamos otras dos entradas de 250 Rs para acceder y entramos
algo pasadas las 15h. Tendrá que ser una visita rápida.
Dentro localizamos enseguida el enorme minarete que se alza a
la
izquierda del complejo. Es precioso, con inscripciones talladas en la
piedra hetereogénea en tonos de marrón.
Estamos un
rato buscando obtener nuestras instantáneas con la menor gente posible
porque, de nuevo, el lugar está lleno de visitantes locales. También
está lleno de palomas que adoptan un papel protagonista en el entorno.
Nos movemos visitando el resto del recinto, con lugares
mágicos
por su combinación de belleza y antigüedad. Sin embargo, aquí nos
volvemos a encontrar con la sorprendente popularidad de Eva y la gente
queriéndose hacer fotos con ella se llevan un tiempo que ya de por sí
era escaso. Incluso una familia le da a su hija en brazos para acabar
posando todos con ella.
Cuando salimos son cerca de
las 16h y ahora todo lo que nos queda es salir del país. Atravesamos la
enorme oferta de rickshaws para llegar a la parada de taxis que
habíamos localizado y donde, antes de llegar, ya un hombre me pregunta
si necesito uno. Le pido precio por llevarnos a nuestro hotel en Satek,
cargar el equipaje y, de ahí, al aeropuerto. Me pide 1000 Rs y acepto
sin dudar. Teniendo en cuenta que el precio de un taxi pedido por el
hotel al aeropuerto es de 1500 Rs me ha parecido un buen ahorro.
En algo más de una hora nos ponemos en el aeropuerto.
Rápidamente
facturamos el equipaje y quedamos libres. Nuestro vuelo sale en una
hora y 40 minutos y aprovechamos que por fin tenemos tiempo para
acercarnos a un puesto de comida en el hall y comer unas samosas
mirando el vaivén de viajeros bajo las decoraciones de Diwali. El
potente desayuno nos ha permitido llegar hasta aquí sin comer.
Todo va bien y a las 18:40h despega puntual nuestro vuelo a
Colombo. Los aviones de Sri Lankan Airways son cómodos, con buen
entretenimiento y buena comida.
En al aeropuerto de
Colombo tenemos tiempo de explorar las múltiples tiendas de souvenirs y
de hacernos con algunas muestras de su famoso té.
Es alrededor de las 2h cuando aterrizamos en el aeropuerto de
Maldivas con muchas ganas de pillar la cama. Seguimos a todo el mundo
para meternos en el ferri a Malé pagando apenas un dólar en moneda
local que hemos conseguido en un cajero del aeropuerto.
Cuando estamos atracando en la capital del país, y a pesar de
la
oscuridad de la noche, puedo ver, justo en frente del embarcadero, y en
neón blanco, el nombre de nuestro hotel: Nasandhura Palace.
Agradecemos mucho haber escogido un hotel tan bien ubicado
con
respecto al ferri y nos plantamos en recepción para el último trámite
del día.
Allí nos dan una de esas buenas noticias
que también son malas: nos han dejado un mensaje desde Kuredu con el
horario de nuestro hidroavión para llevarnos a la isla mañana, así me
quito la preocupación de llamar mañana para saberlo. Lo malo es que es
en menos de seis horas: a las 8:25h hemos de estar en el "counter" número 59.
Por si fuera
poco nos encontramos con otro problema: no son capaces de leer la
tarjeta.
La tarjeta está bien, pues acabo de usarla para sacar dinero
en un cajero. Les saco ese dinero para pagar en metálico, pero me dicen
que no aceptan moneda local. ¡No aceptan sus propias rupias maldivas!
Ofrezco pagar en euros, que tenemos para emergencias, pero me dicen
que tampoco aceptan euros. Se ve que sólo aceptan dólares, con lo que
nos encontramos ante una falta de opciones. La chica llama al manager a
esas horas para conseguir que nos acepten pagar en euros a un cambio
increiblemente malo, y encima hemos de dar las gracias.
En contrapartida la habitación es estupenda y no nos
demoramos en
aprovecharla, sabiendo que dormiremos pocas horas.
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