Este día podremos terminar nuestras visitas en
Samarcanda
ya que el tren que no ha de llevar a Khiva es nocturno, con lo que
tendremos el día entero disponible.
Después
Tenemos una prioridad para hoy: cambiar
dinero. Los soms
que trajimos de Tashkent están agotados y ayer era domingo y los bancos
estaban cerrados, así que lo primero que hago es ir al banco que
habíamos visto en la Avenida Tashkent para cumplir con este requisito.
Sin embargo, ni cambian moneda en ese banco ni podemos usar nuestra
tarjeta extranjera para sacar en los cajeros, así que vuelvo al hotel
para preguntar qué debemos hacer. La solución que nos proponen es
pillar un taxi a un banco lejano, que resulta ser el único de la ciudad
en el que podemos usar nuestra tarjeta. Aunque en el hotel nos proponen
ir al mercado negro a cambiar, aunque ya nos avisan de que los nuevos
billetes grandes no han llegado allí y el cambio será a la vieja
usanza: en billetes de 1000 soms.
Le damos 200€, pues nuestra prioridad es pagar el hotel, que
ya
son tres cuartas partes del total, y ya cambiaremos más al llegar a
Khiva. Cuando nos llega el cambio, que es el de la foto, bajo a pagar
el hotel.
Son casi las 11h cuando estamos listos
para salir. Sólo nos queda por visitar lo que tenemos al lado: la
mezquita Bibikhanum y el mercado. Nos acercamos primero al mercado por
si tenemos que dejar compra en el hotel, aunque pronto vemos que está
lejos de presentar la vida que le vimos ayer. Dentro, sólo hay unos
pocos puestos. En uno de ellos nos dan a catar unos dulces, que son
como turrón, y nos llevamos uno de chocolate por 6000 soms.
Por fin nos ponemos ante la puerta de la magnífica mezquita
Bibkhanum, donde pagamos 22000 soms cada uno por la entrada y 5000 más
por las fotos, 49000 soms en total.
El patio
central es un tranquilo parque donde podríamos pasarnos horas
observando los pájaros, y las construcciones que lo rodean están en
ruinas, pero queda lo suficiente como para hacerse una idea de lo
magnífica que era esta mezquita.
El recinto da
muchas opciones para fantásticas fotos, con sus rincones arbolados y
sus edificios con cenefas y cúpulas azules.
Tras 40
minutos de visita volvemos a la Avenida Tashkent con la sensación de
haber cumplido con todas las visitas. Las vistas de la mezquita desde
esta avenida son fantásticas.
Paseamos por la
Avenida Tashkent sin prisas, explorando las tiendas de souvenirs, y sin
darnos cuenta llegamos al Registán. Seguimos nuestro paseo por los
jardines, donde se encuentra Chorsu, su antiguo mercado.
Volvemos a tomar la avenida en dirección al hotel, siendo
tetigos de sus imágenes cotidianas y obviando
los
vehículos eléctricos que hacen este trayecto, pues queremos escoger un
lugar para comer.
Nos quedamos en la terraza del restaurante Bibikhanum
Chaikana, junto al hotel, donde nos deleitamos con su pasta casera y
algo de pollo por unos 50000 soms.
Después volvemos al hotel para descansar y entre
siesta y tomar un te en la terraza con fantásticas vistas a la
mezquita, se nos va la tarde.
Cuando vemos que está anocheciendo salimos y
paseamos hasta el Registán para maravillarnos de su vista iluminada.
Nos quedamos más tiempo del que pensábamos admirando como esta maravilla va cambiando conforme la noche avanza.