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Día
10
(3/10/2017) Khiva
Antes
Si llegamos a Urgench con el tren nocturno llegaremos temprano y tendremos todo el día para explorar Khiva.
Primero tendremos que pillar un taxi a Khiva o, si no conseguimos
un precio razonable, al bazar de Urgench para pillar el trolebús.
Cualquier opción nos deja fuera de la Ciudad Vieja, por lo que
deberemos caminar hacia el Hotel Kala, marcado en el mapa con el 0.
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Después
Como ya pudimos ver en Bukhara, no hubo opción de estar en
el tren nocturno y, en su lugar, reservamos de urgencia los vuelos de
Samarcanda a Urgench con escala en Tashkent para esta mañana. Ayer ya
reservamos con el hotel el taxi al aeropuerto, así que desayunamos
fuerte e incluso nos hacemos unos bocadillos para el camino e iniciamos
la agenda que tenemos marcada para esta mañana: a las 8:30h estamos en
el aeropuerto de Samarcanda para nuestro vuelo, de 9:35 a 10:25, a
Tashkent. En Tashkent somos los únicos que no salimos del aeropuerto y
sólo cambiamos de edificio, de llegadas a salidas, para esperar nuestro
próximo vuelo. A las 13:00h despegamos y llegamos a Urgench a las
15:20h.
El pequeño aeropuerto de Urgench se vacía enseguida. Tanto es
así, que el único empleado del aeropuerto que vemos, un chico de
uniforme, se queda esperando conmigo a que Eva salga del lavabo para
cerrar el aeropuerto cuando salgamos.
Fuera nos
espera un reto para el que me he preparado: que nos nos timen en el
transporte a Khiva. Allí veo taxis en la parada y un hombre con un
turista que está esperando a que salgamos y que enseguida me ofrece
llevarnos a Khiva por 10$ cada uno, junto con el pasajero que parece ya
tener. Yo le digo que no, que ése no es el precio. Él replica que son
70 km y ye le contesto que conozco el precio y que prefiero pillar un
taxi al trolebús. Conocer el trolebús ya es una buena baza para
negociar. Él nos dice lo típico, que el trolebús ya no va, y cuando yo
le digo que ya lo veremos y amago con ir hacia la parada de taxis él
cambia de táctica y me pregunta que cuánto quiero pagar. Yo le digo que
en ningún caso pagaré más de 100,000 soms (10€) por los dos y él acepta
inmediatamente. Me doy cuenta de que el turista que estaba con él ya se
ha ido, con lo que nos lleva únicamente a los dos.
Tras atravesar la ciudad hacia la salida correcta de Urgench, el
trayecto se realiza a través de una interminable recta reconocible por
los cables del trolebús a ambos lados. El paisaje vuelve a estar
dominado principalmente por los campos de algodón.
Cuando llegamos a Khiva, tras una hora de trayecto, podemos ver
la ciudad vieja fortificada, pero las obras hacen que nos dejen a unos
200 metros de la entrada. Yo creía que estábamos en el lado donde está
el hotel, pero en realidad estamos en el contrario. Como no hay
indicaciones, preguntamos a un joven, que resulta ser un guía turístico
tan majo que nos lleva a través del laberinto de calles hasta el mismo
hotel sin pedir nada a cambio. Cuando descargamos en la habitación son
las 17h.
Como queda poco tiempo de luz no nos quedamos en la habitación y
salimos pronto para aprovechar algo del día. Tengo claro lo que quiero
hacer ahora, con la puesta de sol y por eso confirmo en recepción, con
el mapa que nos han dado, donde podemos subir a la muralla. El lugar
resulta estar en el extremo Norte, y podemos admirar muchos rincones de
esta maravilla en nuestro camino hacia allí.
Es en la puerta Norte donde está la rampa para subir a la parte
Oeste de la muralla. Subimos y vamos siguiendo el saliente maravillados
con las vistas de la ciudad durante la puesta de sol.
Cuando alcanzamos el final, nos encontramos con las mejores
vistas, justo sobre la plaza frente al Kunya Ark. Es precisamente en el
lugar más alto de la fortaleza donde se ve gente esperando a ver la
puesta de sol y, como se adivinan mejores vistas, me lo apunto para
mañana.
Bajamos con el firme propósito de hacer una comida-cena, ya que
los pequeños bocadillos que nos han permitido aguantar hasta ahora, no
pueden contar como almuerzo completo. Paramos en el Kaltar Minor, el
punto más icónico de Khiva, porque Eva se pone a regatear por uno de
esos gorros de piel típicos de esta zona y lo acaba comprando por 20€
que, aunque parezca un muy buen precio, dada la velocidad con la que el
vendedor ha aceptado, podría haberse bajado más.
Aprovechamos para preguntarle al vendedor por un buen sitio para
comer y nos recomienda la Tea House Bir Gumbaz, ahí mismo.
Pedimos diferentes platos de entrantes para compartir y nos gusta
tanto la comida y el precio, apenas 30000 soms, que nos prometemos
volver mañana.
Cuando salimos ya es de noche y
damos una vuelta para admirar las partes iluminadas de esta ciudad y
volvemos al hotel ya para recogernos porque las temperaturas están
bajando rapidamente ahora.
En el hotel nos aconsejan subir a la terraza para ver las
vistas y nos abrigamos para disfutarlas mientras nos sorprenden
subiéndonos un té.
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