La primera hora de
este primer día ha de estar dedicada a dos recados que nos han de
llevar al centro de Nairobi, seguramente en autobús: recoger el coche
de alquiler y comprar los billetes del tren lunático.
Ya motorizados volveremos a Langata Road, la calle alrededor
de
la cual vamos a pasar el día. Allí visitaremos, y por este orden, el
orfanato de animales, Bomas of Kenya, Sheldrick's elephant orphanage y
el restaurante Carnivore donde acabaremos el día - y la noche - tomando
algo en el Simba Saloon.
Entre estas actividades
buscaremos tiempo para otros recados que, de otra forma, quedarían para
el día siguiente, como la compra de viandas y tarjeta SIM en un centro
comercial cercano, o la obtención de la tarjeta para entrar en Masai
Mara, que ha de obtenerse en una oficina del Equity Bank.
Los puntos marcados en el mapa son:
0- Bush House & Camp
1- Centro comercial
2- Bomas of Kenya
3- Sheldrick's elephant orphanage
4- Orfanato de animales y oficinas del KWS
5- Restaurante Carnivore
6- Rasul's car hire
7- Estació de tren de Nairobi
8- Centro comercial y oficina del Equity Bank
9- Parque Nacional de Nairobi
10- Museo de Karen Blixen
11- Giraffe Centre
Después
Hemos dormido poco. Pedimos un taxi para las 10h
mientras
desayunamos media hora antes. Los jardines y edificio del hotel se
nos muestran magníficos con la luz del día. Estamos deseando salir a
explorar el país.
El taxi, con el mismo conductor de anoche, nos
espera
puntual y salimos directamente a recoger el coche de alquiler. Por el
camino, Langata Road se muestra caótica, con un tráfico en el que cada
coche sigue su camino con la única regla de intentar no chocar
con otro coche. En los alrededores del estadio nos vemos sorprendidos
por una amplia presencia de marabús, unas enormes aves carroñeras que
se amontonan en los árboles junto a la carretera, con extraña
normalidad.
Antes de entrar en la oficina de alquiler
aceptamos la
oferta de nuestro conductor para que nos lleve al banco y a la estación
y volver a recoger el coche en lo que él llama "medio día" y tarifa en
5000 ksh, que rebajamos a 4000.
Así pues, hacemos el papeleo para el coche y
prometemos
pasar en una hora, que dedicamos a los recados de comprar los billetes
de tren para de aquí a una semana, que son 4400 ksh por persona, y
pasar por la oficina del Equity Bank en Harambee donde usamos el cajero
para obtener el efectivo que el aeropuerto nos negara ayer. Sin
embargo, cuando preguntamos por la tarjeta para Masai Mara no saben muy
bien de qué les hablo, hasta que un hombre nos dice que se paga
directamente en la puerta de la Reserva. Ya veremos.
En este centro de Nairobi la multitud de peatones
se
mezcla con los vehículos en las calles. Nosotros nos sentimos
observados en todo momento - haciendo cola en el banco llegaríamos al
punto álgido de esto - al no haber otros "blancos" por aquí. En este
país es imposible disimular tu condición de turista.
Ya con los recados hechos recogemos nuestro coche,
que nos
encanta, y seguimos a nuestro taxista hasta que nos deja en la central
del KWS, que es nuestra primera visita. A partir de aquí volamos libres.
Estas instalaciones son preciosas. Se nota que
sacan mucho
dinero con los parques. Nosotros nos dirigimos al punto de venta de
tarjetas, junto a la puerta del Parque Nacional de Nairobi, donde nos
hacemos con la que necesitamos para Amboseli: 80$ por persona + 200 ksh
por el coche.
También junto a la puerta, pero habiéndola pasado,
se
encuentra el orfanato de animales, para el que pagamos 15$ por persona.
Hemos entrado en esta especie de zoo con un objetivo muy claro: mirar
de poder acariciar a un guepardo.
Sé
que aquí se puede conseguir, de la misma manera que sé que está
prohibido. Así que observo, mientras un amable encargado, vestido
totalmente de paisano, nos lleva al lavabo que Eva necesita. Cuando
estamos mirando los animales poco después ya sé cómo funciona: los
cuidadores, que visten con bata, son los que pueden conseguirte este
extra buscando, obviamente, su propio extra; sin embargo, lo han de
hacer clandestinamente, mirando que no les pille precisamente el
encargado que ha estado con nosotros. Esto lo veo cuando los tres
cuidadores, siempre pululando por la jaula de guepardos que está más
alejada de la entrada, le hacen una señal a cuatro jóvenes y éstos se
ponen junto a la puerta de la jaula, mientras dos de estos trabajadores
montan guardia. Nosotros nos ponemos al otro lado de la puerta con la
intención de unirnos a ellos en cuanto se pongan, pero eso no ocurre.
Los que vigilan nunca llegan a dar "luz verde" y todo el dispositivo se
desmonta. Nosotros seguimos visitando los animales de los que los
únicos no enjaulados son unos pequeños monos. Los jóvenes seguían
buscando su objetivo cuando nosotros abandonamos el recinto viendo que
uno puede perder el día aquí y no conseguirlo - aunque también podría
conseguirlo a la primera. Es una lotería.
Ya llegamos tarde a nuestra siguiente visita y
todavía no
hemos comido. La muestra de danzas tribales en el "Bomas of Kenya" es
de 14:30 a 16h y nosotros llegamos a las 14:45 tras pelearnos con el
tráfico a través de las obras de Langata Road.
En el restaurante que tienen nos dicen que se
puede comer
viendo el espectáculo y nos encontramos sentados en una pequeña grada,
llena en sus tres cuartas partes por niños con sus coloridos uniformes,
disfrutando de los tambores con un plato en el regazo. Aquí nos miran
hasta los turistas.
Al finalizar emprendemos el camino de vuelta. Los
dos
platos de comida, con una Tusker (la marca de cerveza local) y una coca
cola nos salen por 1600 ksh. Antes de llegarnos al coche nos desviamos
por el camino que lleva a la exposición de cabañas de las diferentes
tribus, aunque en el camino hemos de salvar varios puestos de souvenirs
de los que salimos con una figura de dos jirafas y dos máscaras de
madera por 4000 ksh.
Volvemos al coche, pero sólo para salvar los 2 o 3
kilómetros que nos separan de nuestra cita de las 17h en el Sheldrick's
elephant orphanage. Allí nos dejan ser invitados de excepción de la
vuelta de los pequeños elefantes de su paseo por el parque. Al llegar,
les espera un par de enormes biberones de leche a cada uno y a nosotros
nos dejan deambular por el complejo libremente hasta las 18h. Los
elefantes más pequeños tienen un cuidador asignado que incluso duerme
junto a ellos, en un camastro. También me impresiona el tamaño del
rinoceronte ciego que tienen comiendo. Si no tienen elefantes adultos
es porque los devuelven a su entorno cuando pueden valerse por sí
mismos.
Salimos de ahí un poco antes de las 18h
desandando el
camino de vuelta a Langata Road y continuamos entre el denso tráfico y
las molestas obras, dejando atrás las Bomas y el KWS para meternos por
la calle que lleva al restaurante más famoso de África: Carnivore. Pero
iremos a cenar más tarde, ahora nos metemos en el parking del
supermercado Uchumi para entregarnos a comprar lo que necesitaremos.
Con apenas 3000 ksh nos hacemos con pan,
queso, jamón,
atún, tomates, plátanos, coca colas y garrafas de agua. Sin embargo, con
la tarjeta SIM el lio es considerable: la compro por 100 ksh en una
tienda de móviles, pero para cargarla me envían a un kiosco dentro del
súper donde me dicen que he de subir por unas escaleras para activarla,
pero allí me dicen que para dos semanas que la voy a usar no merece la
pena seguir todo el proceso de activación, y de vuelta en el kiosco no
consiguen que funcione mi móvil. Al final es una adolescente cliente
quien me pilla el teléfono y consigue que funcione y lo compruebo
hablando con mi madre.
A las 19h ya era noche cerrada pero con el tema
del
teléfono salimos de allí sobre las 20h. Ahora sí, continuamos la calle
hasta el Carnivore, donde nos damos un homenaje de carne y pruebo por
primera vez la avestruz, el cocodrilo y el coctel local Dawa. Unos
7000 ksh de homenaje.
Para acabar la jornada sólo nos queda
volver al hotel, pero
la noche es traicionera y aunque tratamos de recordar la llegada de
ayer en taxi no logramos dar con la puerta, pues todas las entradas
parecen iguales, con sus vallas y sus garitas de piedra. Picamos a
varias puertas y ninguna contesta, aunque tampoco son la que buscamos.
No puedo llamar
por teléfono pues me sale un mensaje diciendo que debo activar la
tarjeta y, como
por la calle no hay nadie, paramos dos veces en la misma gasolinera
para que el mismo tío nos ayude en nuestra búsqueda y nuestro mapa, ya
que la calle que aparece en él para llegar al hotel no la encontramos.
Obviamente al final conseguimos llegar al hotel, pero muy tarde, cerca
de la medianoche tanto Langata arriba y Langata abajo. Y eso que
aconsejan encarecidamente no conducir en Kenia de noche!