Éste es el último día entero en Jeju y está planeado para la
parte que nos queda de la
isla hasta completar el circuito volviendo a Jeju City, donde
entregaremos el coche y saldremos a cenar.
Los puntos marcados en el mapa son:
0- Hotel gloucester
1- Aeropuerto de Jeju
2- Mercado Tradicional Dongmun
3- Playas Geumneung y Hyeopjae
4- Spirited Garden
5- Museo del té Osulloc
Después
Tras desayunar en la cocina de nuestra habitacion lo que trajimos ayer de un
supermercado cercano decidimos llenar el jacuzzi. El problema es que
tarda mas de una hora y podemos disfrutarlo un rato hasta que se acerca
la hora límite del check out, que son las 11h.
Salimos en dirección a las visitas que dejamos pendientes ayer, que
también eran las más cercanas. La primera es el acantilado
Jusangjeolli.
Se trata de una bonita area de costa volcánica donde las rocas negras
han dejado formaciones de columnas de basalto similares a las de la
famosa Calzada del gigante. La entrada son 2000 wons por persona.
Al salir paramos un momento en la entrada del Museo de Arte Africano, que nos llama mucho la atención.
La segunda visita pendiente de ayer son las cascadas Cheongjeyeon que,
cuando nos dan el mapa, resulta ser un recorrido que cubre tres
cataratas a lo largo del mismo río. La entrada son 2500 wons cada uno.
En seguida llegamos a la primera cascada, que es de las más bonitas
que he visto, sobretodo, por el entorno. El agua cae por una pared
formada por grandes columnas hexagonales que, en su mayoría, vienen de
arriba a abajo. El color claro de esa pared contrasta con las
tonalidades de la laguna que forma la caída. Parece un paisaje imposible.
Seguimos el circuito hacia la segunda cascada, a través de zona
selvática y bajadas que luego serán subidas.
Ésta es la cascada mas
alta. Las subidas de vuelta se hacen más duras cuando la vegetación
permite pasar al sol, que hoy está pegando fuerte.
La parte más larga
de la visita es la de la tercera cascada, que también es la peor de las
tres. Con muchas más subidas.
También hay un bonito puente que lleva al
otro lado de este cañón esculpido por el río, donde podemos encontrar un templo, una
fuente y nuevas vistas de la segunda cascada.
Cuando salimos son casi las 14h e iniciamos el
camino a la Costa Yongmeori mirando donde comer. Buscamos un
restaurante de barbacoa, tan típicos de aquí, pues no queremos irnos
sin probar el cerdo negro. Encontramos uno en un pequeño pueblo donde,
para variar, nadie habla inglés. Como podemos conseguimos
pedir el menú de cerdo negro, por 25000 wons cada uno, y podemos
disfrutar de esta comida.
La chica se esfuerza en hacerme entender la forma de comerlo: he de pillar
una de las hojas de la cesta y untar los trozos de cerdo que ella ha
cortado directamente en la barbacoa, en un cuenco con líquido rojizo y
colocarlos en la hoja, colocar algo de setas, kimchi y lo que queramos
de los platillos que llenan la mesa, envolver la hoja y comer el
paquete. Está delicioso. El kimchi combina muy bien con la carne y todo
el conjunto es un gustoso placer.
Salimos satisfechos hacia la Costa Yongmeori y descubrimos que está a
tope. Cuando la lenta cola de coches por fin alcanza el parking un
empleado está ahí para indicar a todos los que llegan que está
completo. Aun así conseguimos aparcar en otro sitio y llegar a la
entrada, pero la cola es demencial. Recordamos que ya estamos en esos
días festivos que hacen que haya tanto movimiento por parte de los
locales que no podía encontrar sitio en un tren que nos llevara de
vuelta a Seul.
Salimos de allí como podemos y vamos en dirección
al Museo del te Osulloc, al que llegamos en unos 20 minutos. Tenemos
suerte pues sale un coche del parking que nos permite aparcar. También
está lleno el parking aquí. El aparcamiento está junto a la plantación de te
y, como todos los demás aquí, nos hacemos fotos con la vasta extensión repleta de plantas de te.
Después, se ha de cruzar al otro lado de la
carretera para ir la museo, que resulta ser solo tres stands mostrando
el empaquetado y, en el tercero te dan una muestra para probar. El
resto del edificio es, básicamente, una tienda.
Ahora sí conducimos directamente a la Ciudad de Jeju para entregar el coche y pillamos lo que
parece ser la única carretera de la isla que permite ir a 80 km/h.
Tardamos poco más de 40 minutos y nos devuelven el depósito.
El
problema viene, otra vez, por el período festivo, que hace que no puedan
conseguir un taxi para nosotros, con lo que tenemos que usar su bus
shuttle al aeropuerto y, una vez allí, unirnos a la larga cola de la
parada de taxis hasta que nos toca y podemos llegar al hotel.
Descansamos y salimos a pasear por la calle del
hotel, que se ve muy animada y llena de señales ilumindas, pero vemos una calle
peatonal en la otra acera con mucha luz y vida y vamos para allá.
Es
una zona de bares y pubs donde parece que los jóvenes salen de fiesta.
Eva come una chapata de jamón dulce en un café, que aquí parece algo de
otro mundo, pero es el mundo que su estómago necesita ahora, y yo un
helado de tiramisú.
Volvemos al hotel a descansar definitivamente y prepararnos para dejar
la isla mañana.