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Día
5
(24/10/2019) El Chaltén
Antes
El último día en esta zona lo dedicaríamos a
llegar a El Chaltén, a más de 200 Km de El Calafate.
En principio, tenemos pensado utilizar los autobuses que
hacen
este recorrido, pero si surgiera una buena opción para alquilar un
coche podríamo ir a por esa opción.
Nuestros
principales objectivos allí son recorrer el pueblo e ir al mirador de
los cóndores y, si hay muchas ganas, podríamos añadir el mirador de las
águilas.
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Después
Al final voy solo a El Chaltén. Me pasan a buscar
por el hotel a las 7:45h y tras un par de recogidas más el minibus sale
para la famosa ruta 40. Son dos horas y media a través del paisaje
estepario de la Patagonia. Solo hacemos una parada en un hostal
histórico.
Poco después tenemos las primeras vistas del lago
Viedma y,
ya en la carretera hacia El Chaltén, del glaciar Viedma, el más grande
del Parque Nacional.
De lo que no hay vistas es del famoso monte Fitz
Roy, el icono del lugar. Esto nos lo confirman al llegar, cuando
paramos en la oficina de información del parque, donde nos explican los
diferentes itinerarios de trekking, mencionando que hoy las montañas
estan cubiertas. Las opciones para las horas que tenemos no son muchas,
y yo decido hacer lo que ya traía en mente: los miradores, pero más
tarde,
para jugar mis opciones a que se despejen las vistas que he venido a
ver.
Exploro el pueblo y elijo el lugar donde comeré
pero, como aun es temprano hago tiempo fotografiando el pueblo. Yo he
venido preparado para el frío, pero la temperatura va subiendo
rápidamente y me empieza a molestar todo.
Faltan unos minutos para las 12h cuando entro en el
restaurante escogido y pido un pizza (620$). Hay buena wifi y puedo
hacer tiempo, sobre todo cuando compruebo que la pizza es enorme. No
consigo acabármela y me preparan el cuarto que me dejo para llevar.
Cuando
salgo a las 13:30h el calor ya es oficial y el Fitz Roy se puede ver
desde la calle.
Con la alegria que me llevo camino hasta la
oficina de información del parque, donde también se encuentra la salida
hacia los miradores y convenzo al que atiende para que me guarde la
campera. Subir con ella y este calor parece incompatible.
El camino enseguida se torna en una
cuesta.
Básicamente hay que subir a la cima de la loma. El trayecto al mirador
del cóndor es mayormente una subida con bastante pendiente. Al menos se
va amenizando con las vistas del Fitz Roy, que son inmejorables ahora.
Sin embargo, una vez se ha subido al mirador del
cóndor, que ofrece vistas al pueblo bajo el omnipresente Fitz Roy, el
camino hacia el mirador de las águilas es plano, ya que se trata de
atravesar esa loma para acceder a las vistas de la otra parte. La señal
marca 30 minutos, pero se puede hacer en menos.
Esas vistas del otro
lado dan a un inmenso valle ocupado al fondo por el lago Viedma. Esta
es la zona que se veía desde la carretera, la cual también puede verse
desde aquí.
Cuando vuelvo a la oficina y recupero mis cosas,
faltan menos de dos horas para la hora de recogida del minibús. Hemos
quedado a las
17:30h en la terminal de autobuses. Como el calor sigue ahí, decido
volver al restaurante con wifi donde comí y tomar algo hasta las 17h,
cuando me dirijo a la terminal y espero hasta que aparece el minibús.
Dejamos El Chaltén a las 18h, como estaba previsto. La última
vista del Fitz Roy desde la carretera es espectacular y cuesta pensar
que por la mañana todo eso estaba oculto.
Tenía pensado escribir y/o dormir durante el
trayecto de vuelta, pero no hago ni una cosa ni la otra. Resulta que
todos mis compañeros de viaje en el minibús son argentinos y empiezan a
hacer rodar un mate, que yo aprovecho para probar y entramos en una
divertida conversación hasta que llegamos, donde nos despedimos con
cariño tras haber compartido muchas risas.
Llego al hotel pasadas las 20:30h. Allí dejamos
todo listo para la partida de mañana y nos vamos a dormir pronto tras
compartir la pizza sobrante que traía.
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