Día 12 (30/03/2015)   Vuelta a casa

Antes   

   Ante los continuados adelantamientos en la hora de salida de nuestro vuelo de hoy este día ha pasado a ser inútil en visitas y se dedicará íntegramente a la vuelta a casa. Sólo tenemos que embarcar en nuestro vuelo a Helsinki a las 11:10h y pasar 4 horas en el aeropuerto finlandés hasta que embarquemos en el definitivo vuelo a Barcelona.

Vuelo de vuelta a casa

Después

   Nuestro primer paso para volver a casa es subirnos al taxi al aeropuerto de Sheremetyevo que reservamos ayer en el hotel. Tienen un preio fijo de 2700 rub que, visto el taxi de la ida, no parece mal precio.

   Hemos de madrugar para ello porque en recepción nos aseguraron que había que salir con más de dos horas de antelación. A mi me pareció la típica precaución que ya suelen tener los hoteles para este tipo de trayectos, pero nos aseguraron que con el tráfico de Moscú ese era el tiempo. Así que el taxi ya nos está esperando a las 9h cuando salimos del desayuno.

   No me sorprendo cuando llegamos al aeropuerto antes de lo previsto pero siempre es mejor ir bien de tiempo.

Aeropuerto de Sheremetyevo

   Llegamos a Helsinki a la hora prevista, las 13:30h, pero lo que no me esperaba es encontrármelo todo nevado. Cuando dejamos la ciudad hace seis días parecía haber dejado el invierno atrás hacía mucho tiempo.

Nevada en el aeropuerto de Helsinki

   La tormenta parece ficticia a través de los ventanales y contrasta con el panel de la puerta de embarque, que marca 20º en el destino: Barcelona.

Nevada en el aeropuerto de HelsinkiPuerta de embarque para el vuelo a Barcelona
















Puesta de sol en nuestro viaje de vuelta   Estamos comiendo unos sandwiches en el lugar más barato que hemos encontrado, aunque eso aquí supone 23,60€ por dos sandwiches y dos aguas.

   Cuando embarcamos en el definitivo vuelo a casa dejamos definitivamente atrás nuestra maravillosa experiencia ártica y las dos ciudades rusas que han colmado sobradamente nuestras expectativas.

   Nos volvemos con muchos regalos, pero quizás el mayor de ellos era el que veníamos a buscar: haber presenciado el espectáculo de la aurora boreal en todo su esplendor. El movimiento de luces como si alguien estuviera usando el cielo estrellado como lienzo para sus garabatos.

   El sol también se despide dejando una bonita estampa.