Esta mañana debería comenzar temprano, dejando nuestro hotel
para
conducir 40 minutos hasta Tulum. Tras la visita a estas ruinas,
añadiríamos dos horas más de carretera hasta la zona de Chichen Itzá,
donde combinaríamos la visita al recinto arqueológico con algún cenote.
La noche nos ha de devolver a Chichen Itzá para disfrutar del
espectáculo de luz y sonido y llegar a nuestro hotel Mesón del Marqués en Valladolid.
Los puntos marcados en el mapa son:
0- Xtudio
Comfort Hotel
1- Xcaret
2- Xel Ha
3- Tulum
4- Cobá
5- Chichen Itzá
6- Valladolid
Después
Desayunamos
lo que nos queda en la habitación porque hoy la dejamos. Después
hacemos el check out y cargamos las maletas hasta el aparcamiento de
anoche, donde sacamos el coche y conducimos algo menos de una hora
hasta el recinto arqueológico de Tulum, al que llegamos sobre las 9:30h.
Allí hemos de pagar 75 pesos al entrar al aparcamiento, que es
francamente grande. Buscamos un lugar para dejar el coche frente a una
garita con empleados, añadiendo una seguridad extra a todo
nuestro equipaje.
Después caminamos entre las tiendas y luego unos 700 metros de
carretera hasta la entrada, donde obtenemos nuestros tickets por 59
pesos cada uno.
Seguimos el camino, pero pronto
buscamos rutas alternativas, pues ésta es la visita con más gente de
todas las que hemos hecho hasta ahora.
El cielo está nublado y desmerece un poco la vista de las
extraordinarias playas que hay aquí. La primera, una caleta bajo El
Castillo, está cerrada porque están desovando las tortugas. No vemos
ninguna, aunque sí multitud de iguanas por todo el recinto.
Al otro lado de El Castillo, hay otra playa más grande con unas
escaleras de madera que bajan hacia ella. Esa se muestra repleta de
gente bañándose ya que, aunque el sol no asome, el calor no nos ha
dejado nunca aquí.
En poco más de una hora hemos completado la visita a las ruinas
de Tulum y salimos por el lado contrario para desandar el mismo camino
a las tiendas y el aparcamiento. Allí usamos los lavabos y cambio 100 €
a 16 pesos el euro antes de subirnos al coche y pillar la carretera al
interior.
Pasamos por el Gran Cenote y por Cobá
mucho antes de llegar a Valladolid. La carretera no es más que una
recta interminable entre la espesa vegetación, con badenes en todos los
núcleos de población que atraviesa, por pequeños que sean.
Como el camino a Chichen Itzá pasa por en medio de Valladolid
decidimos parar en la plaza de la Catedral a hacer el check in y dejar
las maletas en nuestro hotel: Mesón del marqués.
Después seguimos hasta el aparcamiento de chichen Itzá. Poco
antes de llegar hemos visto el Cenote Ik Kil y pensamos hacerle una
visita al volver. Hemos tardado una hora y media de Tulum al hotel en
Valladolid y una hora más desde éste a Chichen Itzá, con lo que cuando
entramos son las 14h y pensamos en comer antes de visitar el recinto
arqueológico.
Fuera sólo hay unas tiendas cuyos vendedores presionan a todo el
que pasa, tras pagar los 188 pesos de las dos entradas: una de 59 y
otra de 129, dentro nos encontramos en primer lugar un gran restaurante
y otros pequeños locales. En uno de ellos compramos una pizza, un
burrito, coca cola y zumo de tamarindo por unos 300 pesos. Las raciones
son pequeñas, pero suficientes como para aguantar hasta la cena.
Lo primero que se ve al entrar es la pirámide de Kukulcán, la
construcción más famosa de todo Méjico. Hay una gran explanada
rodeándola y multitud de gente. Un grupo con guía están aplaudiendo a
los pies de la misma para comprobar como el templo de lo alto contesta
al sonido de las palmas con un silbido.
La rodeamos y comprobamos que tiene dos de sus cuatro lados en perfecto estado, y los otros dos muy deteriorados.
Nos dirigimos al templo con numerosas columnas que ahora tenemos
más cerca para explorar la zona con los templos de los guerreros, de
las pequeñas y de las grandes mesas, así como el mercado y la Plaza de
las columnas.
La siguiente zona es la del juego de pelota y, de ahí, nos dirigimos hacia el Cenote Sagrado.
Es aquí donde vemos la multitud de puestos de souvenirs y de
vendedores que presionan a lo largo de todo el camino para que se les
compre algo. El camino al cenote es largo y tedioso por la presión
vendedora, con lo que lo que encontramos al llegar se nos desmerece un
poco.
Cuando atravesamos la gran explanada de la pirámide para explorar
la zona del observatorio ya somos conscientes de la presión vendedora
de este lugar, que nos recuerda a El Cairo. Todo el camino a El
Observatorio y Las Monjas se encuentra entre dos interminables filas de
venta de souvenirs. Es como un gran mercadillo, pero aquí todo el
mundo vende exactamente lo mismo.
Concluimos la visita que comenzara a las 14:45h, cerca de las
17h. Al salir preguntamos por el espectáculo de luz y sonido, pero nos explican que todavía está suspendido.
Nos hemos dejado el tiempo justo para llegar al Cenote Ik Kil y
poder verlo antes de que cierre. Pagamos los 70 pesos por persona y comprobamos que teníamos una idea equivocada de este lugar: si pensábamos que
veníamos a disfrutar de la contemplación de esta maravilla natural, en
realidad es una atracción acuática: el interminable caudal de gente
recorre las escaleras constantemente para disfrutar del agua. Es sitio
es bonito, pero tal como está montado, nos recuerda más a una piscina
pública que a otra cosa.
Pues con esto acaban
nuestras visitas. Ya hemos decidido dedicar mañana a ver el centro de
Valladolid, que nos ha recordado mucho a Antigua, y dejarnos de visitas
ulteriores. Es preferible estar en el aeropuerto lo antes posible para
asegurarnos nuestro regreso a casa.
Esa noche nos
pegaremos una buena cena en nuestro hotel. Yo antes incluso tengo
tiempo de probar la piscina mientras anochece. Ya que es nuestra última
noche en Centroamérica, la descansamos bien.