Por la mañana visitaremos Wroclaw porque
seguramente no
habremos tenido tiempo de verla el día anterior. Después, en nuestro
camino a Cracovia, pararemos en Auschwitz para visitarlo por la tarde.
Después
Bajamos a desayunar pasadas las 9h y sobre las 10h
salimos del hotel. Vamos directos a la peluquería que han recomendado a
Eva, donde se queda mientras yo voy al Panorama de Raclawice. Pago los
30 zlotys de la entrada y accedo. Resulta que entra un grupo cada media
hora y he tenido la suerte de acceder directamente en el grupo que
cierran justo detrás mio.
Se trata de un mural de 360° sobre la batalla que
da nombre al Panorama y que está pensado de forma envolvente, con
elementos 3D, como palos que empiezan en la pinturra y salen de ella.
Durante los 30 minutos una voz describe los hechos plasmados
en la pintura hacia la izquierda hasta volver al punto de origen.
Cuando salgo es justo la hora de recoger a Eva.
Ayer nos dejamos poca cosa, justo los alrededores
del hotel. Pasamos por la catedral y entramos en la gran Plaza del
Mercado, llena de vida y de casetas de madera.
Admiramos el bonito
y gran edificio del Ayuntamiento, de estilo gótico, y dejamos la plaza
un momento para ver la Biblioteca de la Universidad.
La Iglesia de Santa Isabel, que está justo
enfrente del hotel, está completamente tapada por
andamios cubiertos por tela azul. En el hotel pedimos que nos traigan
el coche mientras bajamos las maletas y nos despedimos de Wroclaw.
Wroclaw se nos antoja una ciudad grande. Si nos
basamos en lo que tardamos en salir, diría que incluso más que
Varsovia. Después pillamos la A2 sabiendo que pasado Katowice está la
salida que nos ha de llevar a Auschwitz. Antes paramos en un area de
servicio para comer. Mi enorme codillo y el pollo y golbaki
(rollitos de col) de
Eva nos salen por 60 klotys.
Parece que no quieran que la gente visite
Auschwitz pues no está señalado hasta unos metros antes de llegar. Lo
hacemos gracias al GPS del teléfono. El acceso es gratuito, solo hay
que pagar el parking.
Accedemos por la puerta por donde entraba el tren
y consultamos los planos para decidir que lo mejor es caminar hasta el
final de los barracones, para luego volver entre ellos.
Lo primero que llama la atención es lo grande que
es. Solo hay un par de barracones abiertos al público que están
debidamente señalizados, el resto está cerrado, y las cámaras de gas
derrumbadas.
La visita ha durado poco más de una hora y pagamos
10 zlotys de parking para hacer el tramo final hacia Cracovia. Nos ha
llamado el del apartamento y hemos quedado a las 19:30h. Llegamos un
poco tarde tras la retención en el peaje y la dificultad para encontrar
aparcamiento al no estar permitido dentro de la Ciudad Vieja. Ya con
las llaves, descargamos y
descansamos en la habitación.