Este es el día para disfrutar de la Oktoberfest, que se está
celebrando en Munich y que comenzaría el día anterior.
Hay un desfile pror la mañana y el enorme recinto
está activo todo el día.
Después
A las 10h comienza el desfile de trajes
tradicinales según la agenda que sigo en la página oficial de la
Oktoberfest: www.oktoberfest.de. Así que a las
9:45 estoy buscando aparcamiento por la misma zona a la que venimos
ayer a ver el desfile de cerveceros. No es tarea fácil y me tengo que
meter por calles secundarias hasta acabar encontrando un sitio. He
venido sólo, pues Eva y su pie escayolado no se llevan bien con esta
lluvia fuerte.
Me sorprende ver que el desfile ya ha empezado y
me hago un hueco en la calle Schwanthalerstrasse para verlo.
Es parecido al de ayer y consigo uno de esos corazones de
pan de genjibre tan típicos de la Oktoberfest de una chica de la
delegación de Audi que ha estado repartiendo por mi lado. Otras
delegaciones los lanzan al público desde sus vehículos.
Cuando llevo un rato abandono el lugar y me dirijo
al recinto de la Oktoberfest, que no está muy lejos. Aunque llegar
puede complicarse por tanta calle cortada por el desfile.
En los accesos al recinto hay agentes de seguridad
que comprueban las mochilas o bolsas de la gente. Yo no llevo más que
mi cámara y paso directamente. A pesar de la lluvia el ambiente es
fantástico, con multitud de atracciones y puestos de comida.
Pero es cuando entro en una de las casetas grandes
de la calle principal cuando me hago una idea de la Oktoberfest. Una
glorieta en el centro de esta inmensa nave ameniza la fiesta de cientos
de personas en las mesas que llenan el recinto. El que no va vestido de
bávaro es el raro.
Es maravilloso y lo único que me apetece es unirme
a esa fiesta, con lo que abandono el lugar con la firme decisión de
traerme a Eva y disfrutar de este día.
Sin embargo, me encuentro con el desfile, que no
me permite cruzar la calle. Éste no se parece tanto al de ayer y
definitivamente se trata del desfile de trajes tradicionales, que es
realmente largo y espectacular.
Cuando consigo cruzar pillo el coche y recojo a
Eva en el hotel para volver a la Oktoberfest y pasar el resto del día
allí.
La dejo en un acceso mientras busco aparcamiento y
nos metemos en la caseta más cercana, también más pequeña que la que vi
anteriormente, para hacernos con un sitio. Este lugar se llama
Wildstuben.
El ambiente es fantástico con la música en directo
y el humor de la gente. que no puede estar mejor, con lo que en seguida
te sientes entre amigos con los desconocidos de tu mesa. A la vuelta
descubriríamos que Usain Bolt estuvo en ese mismo sitio el día
siguiente.
Comemos a base de salchichas con guarnición: 9,50€
mi plato y 7,10€ el de Eva. Junto con los 5,90€ de cada copón de
cerveza nos gastamos un total del 28,40€.
Después de un buen rato salimos a dar una vuelta,
ya imbuidos en la fiesta.
Antes de volver al hotel y dar por concluido este
día nos metemos en otra de las casetas grandes.