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Día
3 (12/09/2016) Selva Negra
Antes
Durante este día recorreremos los pueblos y carreteras más
emblemáticas de la Selva Negra, partiendo de Baden Baden y finalizando
en Friburgo.
Las referencias en el mapa son:
A- Baden Baden
B- Sasbachwalden
C- Gengenbah
D- Schiltach
E- Gutach
F- Triberg
G- St. Peter
H- Friburgo
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Después
Modifico
el plan levemente para alcanzar algunos de los pueblos del plan de
ayer. Por lo tanto, en lugar de bajar por Offenburg saldremos en
dirección a Freudenstadt e intentaremos alcanzar Altensteig. Los
sacrificados, entonces, serían Sasbachwalden y, dependiendo de
cuando nos alcance la noche, St. Peter. Gutach destaca por unmuseo al
aire libre que ya teníamos pensado saltarnos.
Salimos, pues, de Baden Baden hacia Freudenstadt intentando
mantenernos en la carrtera 500 pero, sorprendentemente, no lo
conseguimos. Cuando paro en un mirador con maravillosas vistas de lo
que tenemos por delante compruebo que estamos en una carretera
secundaria que desemboca en la 462, en un pueblo llamado Forbach. Al
menos lleva la misma dirección a Freudenstadt y nos facilita el pasar
por Altensteig.
Por el camino pasamos por el
pequeño pueblo de Bermersbach, que nos obliga a pararnos junto a la
carretera para capturar su bonita vista. Lo mismo pasará en Forbach.
Esta carretera nos ha metido de lleno entre estos densos
bosques oscuros que le dan nombre a la zona y que no parece
sencillo capturar en una fotografía.
Pasan de las 12:30h cuando alcanzamos Altensteig,
pero
mientras conduzco junto al lecho del río me pregunto donde estará el
mirador con las vistas del pueblo que tengo en la cabeza. Pronto me
encuentro con la carretera que va a Freudenstadt y la tomo con la
esperanza de encontrarlo ahí, mientras me alejo, pero como veo que no
doy media vuelta y sigo en dirección contraria, marcada como Stuttgart.
Como cuando llego a un desvío queda claro que esta carretera se aleja,
tomo la que sube y acierto de pleno: el mirador está antes de culminar
la subida y, además, esta carretera lleva también a Freudenstadt
nuestro próximo destino y donde esperamos comer.
A las 13:15h entramos en Freudenstadt, atravesando paisajes
más
cotidianos, con centros comerciales y edificios modernos.
Sólo el
centro histórico nos trae de vuelta a la selva Negra. Usamos el parking
en Marktplatz pues vamos a comer en uno de los restaurantes de aquí.
Hay restaurantes de cocinas que conocemos y nos gustan, como
italianos, pero escogemos uno alemán para seguir delitándonos con la
cocina local: Jagerstuble, donde acertamos plenamente, yo probando unos
maultaschen (especie de grandes raviolis) con tomate, y Eva con su
tellersulzen (pastel de carne en gelatina). Pagamos 26,90€ en total. El
parking tampoco es nada caro: 0,50€ la hora.
Sobre las 15h alcanzamos Schiltach, que tiene un centro
precioso.
Las casas de entramado de madera, tan típicas de esta región, toman las
lindes del río y hacen de este pueblo el más fotogénico que hemos visto
hasta ahora.
Cada rincón es una delicia y el mantenimiento de las casas es
exquisito y se intuye un trabajo constante en rayar la perfección.
Dejamos Schiltach, no sin pesar, para saciar nuestra
curiosidad
en el que muchos valoran como el pueblo más bonito de la Selva Negra:
Gengenbach. Nos ponemos en él en 50 minutos de buena carretera. A las
16:45h pagamos los 0,50€ de una hora de parking para entrar en la
ciudad vieja.
Justo al atravesar la torre que hace de puerta al
casco antiguo de Gengenbach uno ya se da cuenta de que se ha cuidado
cada detalle. El nivel de perfección es tal que parece que hayamos
entrado en un parque temático sobre los Hermanos Grimm. Pero esto es
real, aunque la plaza principal, con una Rathaus inmaculada, parezca
querer decirnos que no puede serlo.
Nos hacemos con un mapa en la oficina de turismo,
que está ahí mismo, y comprobamos que la superficie a explorar no es
mucha. Afortunadamente para el pie dañado de Eva, puede verse lo
principal en unos pocos pasos y yo me adentro en una exploración más
profunda mientras ella disfruta de un helado y de este entorno
fantástico en una terraza.
Gastamos la hora, e incluso algún minuto más,
antes de volver a la carretera y desandar gran parte del camino hasta
tomar el camino hacia Triberg.
El ocaso del sol se cierne sobre nosotros cuando
nos vemos obligados a hacer un par de paradas en la carretera, antes de
llegar a Triberg. Ésta es la zona donde se concentra el comercio de
relojes de cuco y las grandes tiendas se esfuerzan por tentar al
viajero a parar, ya sea con un gran y precioso reloj como el de
Hornberg, a la izquierda, o con el anunciado como el más grande del
mundo, a la derecha. Nosotros estamos salvados de la tentación pues,
siendo las 18:30h, todas estas tiendas están cerradas.
Alcanzamos Triberg y su centro de calles
empinadas. Las famosas cascadas están señalizadas y, al contrario de lo
que creíamos, resultan encontrarse en medio del pueblo, como si de un
parque se tratara. Esto hace la visita muy cómoda, ya que no hay que
andar mucho para meterse en plena naturaleza y disfrutar de este
espectáculo solos, ya a las 19:15h.
Cuando dejamos Triberg con la única misión de
llegarnos al hotel, a las afueras de Friburgo, son las 19:30h y la
noche nos pilla poco después.
Nos cuesta encontrar el hotel aun con GPS, pero lo
conseguimos preguntando, ya que es muy popular por estos lares. Lo
difícil a estas horas ha sido encontrar a alguien a quien hacerlo.
El Alemannenhof parece estar lleno si nos basamos
en los coches que abarrotan la zona de aparcamiento. Allí nos
encontramos con una joven española muy maja en la recepción, que
está encantada con su vida en Alemania.
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