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Día
4 (13/09/2016) Friburgo
Antes
Dedicaremos la mañana
a explorar la ciudad de Friburgo para lueg salir hacia Lindau, donde
haremos noche, con una pequeña parada en Feldberg por el camino.
Las referencias en el mapa son:
A- Friburgo
B- Feldberg en la Selva Negra
C- Lindau
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Después
Sin prisas, y tras un buen desayuno, nos ponemos
en el
centro de Friburgo sobre las 10:30h. Lo difícil es aparcar en esta
obligación que tenemos desde que Eva se lesionó el pie de hacerlo lo
más cerca posible de lo que vamos a ver. Esta mejor opción resulta ser
un gran parking junto a Schwabenstor, una de las torres de la ciudad
vieja.
Cuando cruzamos la puerta de esa torre la ciudad cambia de
siglo:
el asfalto da paso al adoquín y a las fachadas engalanadas y clásicas.
Por estas calles circula el agua por un pequeño canal que
servía
para luchar contra los múltiples incendios. Ahora algunos
niños se
refrescan los pies o se divierten con los juguetes colocados
en
diversos puntos y sujetos para que nadie acabe llevándoselos.
Pronto alcanzamos la catedral que recibe el nombre de Münster
y
que da nombre a la principal plaza de Friburgo: la Münsterplatz. La
plaza es grande, pero el perenne mercado que rodea la catedral deja
pocos espacios que dificultan la obtención de fotos generales del
monumento.
Yo me alejo un poco para llegarme al Ayuntamiento y a la
Martinstor, la otra torre de una puerta original a la antigua ciudad.
Volvemos al coche sobre las 12:15h y entre dar con la salida
correcta de Fiburgo y disfrutar de las vistas de la carretera 31,
pillamos la salida al lago Titisee sobre las 13:30h. No era una parada
prevista, pero es la hora de comer y los que vemos nos gusta.
Hay mucha oferta de restaurantes y nos metemos en el
Pferdestall,
donde los ruidosos grupos que han traído los autocares de la puerta lo
abarrotan, pero están a punto de marchar. Cuando se van el ambiente
cambia por completo y comemos prácticamente sólos en el amplio comedor:
Canelones, spaguetti a la marinera y, por fin, un pedazo de la tarta
Selva Negra, por 32,30€.
Hemos cambiado la visita a Feldberg por una más sencilla y
corta:
las fuentes del Danubio. Nos ponemos en Donaueschingen en 40 minutos.
La ciudad tienen rincones bonitos a parte del lugar por el que la
visita todo el que viene aquí: Donauquelle, el nacimiento del río
Danubio.
De vuelta en la carretera, estamos ante el último
trayecto del día, el que nos ha de llevar a Lindau. En menos de una
hora nos ponemos en el lago Constanza, pero en seguida vemos que vamos
a disfrutar de sus paisajes más de lo que querríamos, pues la carretera
está muy ocupada y la circulación es muy lenta. Lindau está casi al
final.
Más de hora y media pasamos en esa carretera y
como no queremos que nos pille la noche, ya vamos directamente al
Puerto de Lindau, en lugar de pasar primero por el hotel. Lindau es una
ciudad grande, pero todo su interés turístico se concentra en una isla
en el lago. Son casi las 18:30h cuando pago un euro por una hora de
aparcamiento y disfrutamos del precioso paisaje que hace lamentar el
tiempo perdido en la carretera.
Como la maravillosa imagen del león y el faro en
el fantástico entorno de este gran lago hace tener ganas de más,
camino hasta el faro, donde el farero me permite pasar para tener una
mejor perspectiva del lago.
Cuando llegamos al hotel nos encontramos más con un hostal:
las camas son literas y los muebles cajas de madera. Por lo demás, está
limpio, pero no es lo que imaginábamos.
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