Este día pillaremos un tren a Pompeya, pero antes de visitar
la
famosa ciudad romana, podríamos acceder al cráter del Vesubio, pues el
bus para esta visita parte desde ahí.
De vuelta, podríamos comer antes de dedicar el
resto del día en explorar Pompeya.
Los puntos marcados en el mapa son:
0- Estación de tren
1- Puerta Marina
2- Foro de Pompeya
3- Casa dei Vettii
4- Lupanar y termas
5- Teatro
6- Puerta Nocera
7- Anfiteatro
Después
Al despertar volvemos a comprobar que las vistas siguen tras
nuestra ventana
y, tras desayunar, subimos a la terraza a comprobar que las vistas
desde ahí son incluso mejores de lo que pensábamos porque, en contra de
lo que
creíamos, el Vesubio se ve desde aquí.
Caminamos hacia la estación de Piano de Sorrento, y pagamos 2,40€
por cada billete a Pompei Scavi, que son 11 estaciones desde aquí por
la línea Circumvesuviana. El próximo tren llega en poco más de 10
minutos y a las 10:50h para en la estación.
El
trayecto es de unos 40 minutos a través de 11 estaciones de la línea
Circumvesuviana. La estación de Pompei Scavi está casi en frente de la
entrada a la excavación de Pompeya y hay varias señales indicando que,
como había leído, el bus al cráter del Vesubio sale desde aquí. Estas
señales muestran el horario de los buses de ida y vuelta, el precio,
que el billete solo puede comprarse al embarcar y que la entrada para
entrar en el cráter se ha de comprar online.
Dejamos la visita al cráter como una opción para después, pues
hemos estado viendo la cima del Vesubio con nubes la mayor parte del
tiempo, así que nos unimos a la cola para sacar la entrada a Pompeya y
pagamos 16€ por cada una y accedemos encontrándonos ante la cuesta
hasta
la Puerta Marina.
Pasada la puerta, tenemos el
Santuario de Apolo a la izquierda, pero como está muy lleno de gente,
nos metemos en la Basílica a la derecha, que ya nos impresiona.
Dejamos el Santuario de Apolo para después y avanzamos para tener
nuestra primera vista del foro, con el Vesubio haciendo de telón de
fondo.
Avanzando por el foro, en el lado izquierdo,
hay unos almacenes con artefactos encontrados y, en cada uno de ellos,
hay expuesto uno de esos moldes de yeso de alguien atrapado por la lava
que son
tan famosos en Pompeya. Los llamo "moldes" porque están formados al
rellenar con yeso el hueco dejado por los habitantes de Pompeya en la
lava solidificada.
Al pasar el arco que deja el
Foro atrás nos encontramos con un local de comida en el que nos
avituallamos, pues lo que nos queda es alejarnos cada vez más de aquí.
Hay poca oferta: tres o cuatro tipos de bocadillos y un par de tortas,
que lucen como mini pizzas. Pagamos casi 25€ por un par de ellas con
bebidas y un helado.
Dentro no hay mesas y sillas,
con lo que se come fuera, en algún hueco de las ruinas, que en esta
parte ya están bastante llenas de gente comiendo. Al acabar nos
entretenemos frente al Arco de Nerón porque podemos ver al
Vesubio ya sin nubes a través de él.
Lo atravesamos y
seguimos esa misma calle hasta el final, pasando por varias casas a las
que no se puede entrar de las que podemos hacer fotos desde fuera.
Creí que podríamos cambiar de calle al final y bajar por otra,
pero está cortado y solo nos queda desandar hasta llegar al arco y
continuar por esa calle, donde enseguida nos topamos con la Casa del
Fauno, una de las más populares.
Vamos siguiendo la calle y pasando por casas hasta llegar a las
Termas Centrales de las que queda poca cosa y bajamos por la Via
Stabiana hasta los teatros.
Primero vemos el pequeño teatro a través de
los accesos, que están cortados, y luego el Teatro Grande que se
encuentra frente a una gran explanada de hierba rodeada de columnas.
Saliendo del teatro nos encontramos con la entrada a una casa que
tiene un recorrido de forma que se sale por el otro lado. Nos sorprende
gratamente por sus jardines y porque también contiene figurass de yeso.
Llegamos a la Terma Stabiana y ésta sí que era la que estábamos
buscando y confundimos por la Terma Central que nos decepccionó antes,
con un gran patio y murales.
En
esa misma calle se encuentra el lupanar, con murales sexuales y varios
receptáculos contiguos a ambos lados y sorprendentemente pequeños para
las actividades que se supone que se llevaban a cabo ahí.
Ahora ya seguimos la Via dell'Abbondanza hacia el anfiteatro, que
se encuentra al final. Nos queda claro que era una calle principalmente
comercial y destacan los locales de comida rápida (Thermopilum).
El Anfiteatro está maravillosamente conservado y tiene dos
accesos. Nosotros entramos y salimos por el mismo.
La vuelta la hacemos por la Via di Castricio, que seguimos hasta
que finaliza en la Casa de Menandro, una gran mansión que nos parece la
mejor conservada de todas.
Volvemos hacia el foro
en lo que empieza a ser el final de la visita. Cuando llegamos el
Vesubio vuelve a aparecer cubierto de nubes. Curiosamente, a lo largo
del día hemos tenido varias vistas del volcán totalmente despejado,
pero esta imagen de ahora y que son casi las 16h nos hace asumir que no
habrá visita al cráter del volcán. Recordemos que el último bus era a
las 16:20h.
Aprovechamos que hay mucha menos gente
en el recinto a esta hora para hacernos fotos en el Foro y visitar el
Templo de
Apolo, que nos dejáramos al llegar, antes de salir definitivamente.
La salida es un poco liosa, pero acabamos en la misma calle por
la que entramos y donde está la estación. Tras entretenernos un rato en
las tiendas de souvenirs vamos a la estación y compramos los billetes
de vuelta. En el kiosko de la estación compro el libro que me había
llamado la atención en la tienda de souvenirs por menos de la mitad de
precio.
Camino del hotel, hacemos algo de compra en el supermercado
que vimos esta mañana y descansamos un poco antes
de salir a cenar. Esta vez vamos a cenar bien pues hemos tenido una
comida frugal a mediodía.
Caminamos a Piano de
Sorrento ya de noche y escogemos la terraza de un resturante que da
completamente al mar y a las luces del puerto. Es el Hotel Restaurante
La Ripetta y pagamos 36€ por una ensalada para compartir, gnochis, una
dorada, cocacola y agua.
Volvemos al hotel para recogernos en la habitación. Caemos
rápido pues seguramente haya sido el día más cansado.