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Día
5
(17/12/2012) Llegada a Córdoba
Antes
La mañana de este día se podría dedicar a finalizar las visitas pendientes en la ciudad de Granada.
Sea como fuere, el caso es que es este día el que tendremos que
conducir los alrededor de 200 Km que separan esta ciudad de Córdoba.
Serán unas dos horas de camino que podrían no dejarnos tiempo en el destino más que para hacer check in y cenar.
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Después
Hoy no hay motivos para madrugar, así que nuestro único
límite es que el desayuno es hasta las 10:30h. Damos por completados
los deberes en Granada porque, aunque quedan puntos de interés, no nos
apetece volvernos a adentrar en la ciudad con el coche.
Por lo tanto, pocos minutos después de las 11h, nos montamos en
el coche tras hacer el check out y nos ponemos en ruta a Córdoba
siguiendo las señales hacia la N-432.
A partir de
aquí no abandonamos esa carretera ni paramos por ningún motivo,
volviendo a los paisajes cubiertos de olivos y los pueblos blancos.
Durante un rato entramos en la Provincia de Jaén. Conforme nos
acercamos a Córdoba, la lluvia del principio va remitiendo e incluso
pasamos por lugares soleados.
Baena es grande, pero
es Castro del Rio el último de los pueblos grandes que hace que nos
preparemos para la entrada a Córdoba tras apenas dos horas de ruta.
Enseguida marcan el centro histórico de la ciudad con señales
apuntando a la Mezquita. Yo ya traigo preparada la idea de aparcar a
este lado del río Guadalquivir porque en el otro, donde pasaremos hoy y
mañana, son calles estrechas sin posibilidad de dejar un coche.
El río es un buen referente y enseguida llegamos a la zona frente
a la mezquita, donde necesitamos dar varias vueltas antes de encontrar
un espacio donde aparcar.
Ya libres del vehículo
cruzamos el puente romano con las bolsas sabiendo que nuestro hotel
está justo frente al monumento que tenemos delante.
Sin embargo, cuando alcanzamos la mezquita - que también es
catedral - hemos de rodearla para llegar al lado contrario, donde se
encuentra su campanario. El Hotel Los Patios está justo enfrente.
Nos dan una habitación en la segunda planta del patio que hace de
restaurante. Pasan de las 14h y como nos han dicho que el restaurante
hace un 10% de descuento a los huéspedes, comemos aquí mismo.
Hemos pedido espaguetis, que están buenísimos, pero que a más de
8€ el plato esperábamos más abundancia. Así que compartimos una tapa de
carrillada para finiquitar la comida por 24€ con el descuento.
En recepción nos explican sobre el mapa los secretos de Córdoba:
resulta que la mezquita es gratuita de 8:30h a 9:30h, mientras que
después hay que pagar 8€; El Alcázar es gratuito hasta las 10:30h. Esta
información la tendremos muy en cuenta mañana.
Ahora nuestra intención es explorar los alrededores y llegarnos a
los puntos más remotos de nuestras visitas: El templo romano y la Plaza
de la Corredera.
Nos imbuimos fácilmente entre las
cuidadas calles blancas de la Judería e incluso encontramos la Calleja
de las Flores porque ya llama la atención desde fuera. Dentro sólo hay
una pequeña plaza que se ha llenado con un grupo de japoneses, todos
buscando la fotografía más famosa de aquí, y que también es la que hace
de cabecera a estas páginas: por entre los cercanos edificios de esta
calle tan estrecha aparece el campanario de la mezquita catedral
culminando una estampa magnífica entre macetas colgando de las paredes.
Cuando el grupo se marcha tenemos un breve instante de soledad,
ya que otro, también de japoneses, aparece en seguida.
Continuamos nuestro paseo, que nos lleva a la Plaza de las
Tendillas, una plaza moderna como un paréntesis a las pintorescas
calles que nos han traído aquí. Desde este punto sólo tenemos que
recorrer la calle de Claudio Marcelo para llegar a las ruinas del templo
romano, que resultan estar junto al Ayuntamiento de la ciudad.
Una estrecha calle nos adentra en la escondida Plaza de la
Corredera, una gran plaza al estilo de las que hay en otras muchas
ciudades de España y que se mirarían en el reflejo de la Plaza Mayor de
Madrid.
El siguiente tramo de paseo es el último,
ya que nos ha de devolver al hotel y nos dejamos perder por las calles
adoquinadas topándonos con sorprendentes rincones, como la Plaza del
Potro, por el camino.
Si éstas son las calles del barrio de la Judería,
éste es bastante más grande de lo que pensábamos. Finalmente nos
topamos con el Guadalquivir, como esperábamos que sucediera tarde o
temprano, y sólo tenemos que seguir su rivera para llegar al puente
romano y, de ahí, de vuelta al hotel. Son las 17:20h y dentro de poco
será de noche, pero mientras, sólo queremos descansar.
Por la noche volvemos a salir, fijándonos en la oferta de la
multitud de bares ofreciendo tapas de alrededor. Entramos en uno de los
más pequeños atraídos por el letrero que promete una ración de migas
con chorizo por 5€. Aparte caen dos tapas más y las que acompañan a las
4 cañas: 15€ en total para una cena de la que salimos saciados de la
Taberna "La tapa".
Queremos descansar para mañana,
pero yo aún necesito pasarme por el coche, lo que me da la oportunidad
de disfrutar de las vistas del puente romano, la torre de Calahorra, la
puerta del puente y el conjunto monumental iluminados.
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