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Día 4
(03/12/2009) Londres: Puente y torre de Londres
Antes
Tras el cambio de guardia - si no se viera ayer -
nos
dirigiríamos hacia la estación de London Bridge por donde pasearíamos
entre el acorazado HMS Belfast y el ayuntamiento hacia el Puente
de Londres que visitaríamos junto a la Torre de Londres, que se
encuentra justo al cruzarlo.
Habiendo comido nos
dirigiremos a Trafalgar Square donde hoy tiene lugar la ceremonia del
encendido de las luces del árbol de Navidad y donde estarán el alcalde
de Londres y el de Oslo, que es el que trae el árbol, en una tradición
de varias décadas.
Los puntos marcados en el mapa serían:
1- Catedral de St. Paul
2- Puente de Londres
3- Torre de Londres
4- Shakespeare Globe
5- HFS Belfast
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Después
Buen desayuno, autobús, tren y de Victoria Station
al
palacio de Buckingham. Todo es como ayer, incluso el cielo está igual.
Sin embargo, al llegar al palacio, alrededor de las 11:30h, nos
encontramos con la primera diferencia: hoy está lleno de gente. Veremos
el cambio de guardia... o no, porque mientras esperamos empiezo a oír a
varios decir que está suspendido, como un rumor que corre entre el
gentío. Escucho perfectamente como un turista que está con sus hijas le
pregunta a un guardia de dentro, a través de la reja, si habrá cambio
de guardia y le responden que se ha aplazado a mañana a causa del
tiempo. Pues si lo aplazan cada vez que el cielo esté
encapotado... ¡En Inglaterra!...
En fin, mañana volveremos. Hemos perdido media hora, pero
volvemos a la estación para pillar el metro, de Victoria a London
Bridge, con transbordo en Monument. El metro es rápido está muy bien
indicado y la frecuencia es tan alta que, cuando ves irse un convoy, el
siguiente está a punto de llegar. Todos son iguales, con ese aspecto
tubular que supongo le ha dado el apelativo de "the tube".
Enseguida se te mete en la cabeza la grave voz que repite sin
cesar "Mind the gap, mind the gap", recordando que hay un hueco entre
el andén y el vagón.
La salida de la parada de
London Bridge es en un centro comercial decorado con motivos navideños.
Al final de un gran hall se ve el exterior, con el Támesis como telón
de fondo, y nos asomamos. Ahí aparece en primer término el acorazado
HFS Belfast y, a la derecha, la majestuosa estampa del puente de
Londres, el Tower Bridge, con sus nítidas trazas azules.
Lo que me mosquea es que, tanto el barco, como el puente,
tienen
una importante parte en reformas y con andamios. Esto tiene que ser por
las olimpiadas porque no puede ser casualidad que haya reparaciones a
la vez en todos los iconos de la ciudad. Sin embargo, ¿por qué en la
catedral de Salisbury o el puente de los suspiros de Oxford?. El ámbito
de los juegos olímpicos se reduce a la capital, no a todo el país.
La imagen del puente nos llama a acercarnos.
Pronto aparece el moderno edificio del Ayuntamiento de la ciudad.
Pasamos por una zona moderna, de acristalados edificios de
oficinas donde hacemos uso de un lavabo público y continuamos hacia el
puente con la sana intención de no sólo cruzarlo, sino visitarlo
detenidamente, como demuestran los cupones que llevo imprimidos. Al
otro lado del río se pueden ver la torre de Londres, la cúpula de la
Catedral de St. Paul y la punta de esa réplica de la torre Agbar que
tienen aquí -¿o es la nuestra la réplica?-.
Las dos torres de piedra del puente son
espectaculares
y el diseño le da una imagen absolutamente única en el mundo. En el
lateral de una torre encontramos la pequeña puerta de acceso, donde
sacamos dos entradas por 6£ cada una. Gracias al 2x1 entramos los
cuatro.
El recorrido es sencillo: se sube por una
torre, se recorre la pasarela cerrada y transparente que une las dos
torres y se baja por la otra. Sin embargo, la entrada incluye
el
acceso a la parte de la maquinaria del puente, la que permite que la
pasarela de abajo se pueda abrir, y eso está en el lado del puente por
el que hemos entrado, con lo que acabamos cruzando el puente varias
veces, por arriba y por abajo.
Las vistas del Támesis desde la pasarela superior son
inmejorables. Bueno, tal vez cambiando ese cielo gris... También se
puede
contemplar el castillo completo que aquí llaman, vete a saber por qué,
"Torre de Londres". También aparece esa cúpula de la St. Paul's
Cathedral tan conocida, no ya por estar basada - como en muchas otras
catedrales del mundo - en la basílica de San Pedro de El Vaticano, sino
porque aparecía repetidamente en nuestros televisores cada vez que
comenzaba una serie inglesa, como "Los Roper", "Benny Hill",...
acompañada de una tonada de ocho notas que seguro podréis repetir en vuestras mentes.
El recorrido por la maquinaria te hace pensar que no sea real
porque uno no está acostumbrado a que las máquinas en activo estén tan
relucientes. Aquí se nos aparecen con brillantes y límpidos colores.
Ya en la otra orilla, paso junto a la muralla de la Torre de
Londres con mis dudas sobre cuando comer, porque ya son las 14:00h. No
tenemos mucho tiempo para esta visita, pero la cordura ha de imperar,
así que, aunque la entrada está aquí mismo, con sus beefeters
custodiándola, seguimos subiendo, pasando de largo las taquillas de la
izquierda también, hasta cruzar la calle. Vamos directamente a comer en
el pub Liberty bounds,
donde ya lo hiciéramos en 2005, y donde también lo hacemos hoy. Filete
de salmón con ensalada, pollo, dos hamburguesas, tres cervezas y un
agua de medio litro: 32,72£ en total. Menos de 9€ por persona.
De vuelta, nos sorprende ver una pista de hielo para patinar
en
uno de los costados de la muralla exterior y que no habíamos visto al
subir. Después, elegimos una de las taquillas donde usamos los cupones
impresos para esta visita a fin de acceder los 4 al precio de dos
entradas, de 17£ cada una. Es la visita más cara de todas.
Esta vez sí es nuestro turno de tratar con los beefeters, que
es
el nombre que reciben los guardias específicos de la torre de Londres y
que visten
un uniforme especial. Sí, exactamente como el tío que sale en la
botella
de Beefeter.
Dentro
nos vemos transportados al pasado, entre muros de piedra e incluso
antorchas preparadas para arder, no parece que haya cambiado mucho el
castillo últimamente.
Hay muchas estancias que
visitar con exposiciones de armaduras, para humanos y para caballos,
cañones, prendas, objetos y retratos de reyes ingleses del pasado, pero
la joya de la corona de este lugar es... pues eso, es el único sitio
donde la expresión se hace redundante: las joyas de la corona. Los
cuervos de aquí tienen renombre, pero siguen ganando las joyas.
El lugar es el más señalizado de todos y está tras una puerta
flanqueada por garitas guardadas por caballeros armados con... fusiles
Sí, fusiles. Uno esperaría un arma más del medievo, pero con las joyas
de la corona no se juega y rompen un poco el conservadurismo. La puerta
se encuentra
bajo un antiguo reloj.
La foto de arriba a la derecha está hecha de extranjis en un
pasillo antes de acceder a las coronas y aprovechando un momento sin
vigilancia, porque la captación de imágenes está prohibido y, en la
parte de las coronas, imposible. La cámara a la que se llega
atravesando
sala y pasillos con objetos expuestos y proyecciones didácticas tiene
las vitrinas con las joyas en medio de dos cintas transportadoras como
las del aeropuerto. De forma que no te cansarás de contemplar
los
brillantes objetos, pero tampoco podrás quedarte mucho rato en el mismo
sitio. A su favor he de decir que los pedruscos que se pueden ver son
enormes. Hay varios diamantes de record en este lugar.
La visita dura poco más de una hora: de 15:20 a 16:30, pero
ha
cundido bastante. Cuando salimos - o cuando nos echan, según se mire -
es completamente de noche y ésta nos recibe con la iluminación del
puente y
los edificios de la orilla contraria, como el ayuntamiento que ya
fotografiáramos por la mañana.
Aunque parece tarde, es temprano para nuestros planes, ya que
la
ceremonia de encendido del árbol de Navidad comienza a las 18:00h. Así
que pillamos el Metro desde "Monument" hasta "Picadilly Circus" con
transbordo en "Oxford Circus".
Picadilly Circus es una pequeña - muy pequeña - versión
del Times Square de Nueva York. La comparación la hacemos nosotros, no
ellos. La verdad es que, por sí mismo, es un rincón que han montado ahí
para poner publicidad. Ese vendría a ser un poco el análisis. Lo que no
sé es si la carga de publicidad en este cruce es para aprovechar la
cantidad de gente que circula por aquí - la verdad es que mucha, hasta
se nos hace difícil posar para una foto porque el caudal de peatones no
afloja - o pasa mucha gente por aquí por ser el cruce más luminoso de
la ciudad.
El caso es que una vez visitado, bajamos
paseando por Haymarket, hasta torcer por Pall Mall y llegar a Trafalgar
Square, que ya está llena de gente cuando falta media hora para que
comience la ceremonia. Yo lamento que la National Gallery esté cerrada
pues podríamos aprovechar el tiempo allí, de esta manera nos tocará
volver
mañana.
Nos hacemos un hueco para ver el acto de forma
privilegiada, y a esperar.
Y esperamos más de lo pactado, porque a las 18h no empieza.
Sin
embargo, estamos en la zona de las televisiones y una reportera
comienza a entrevistar a gente del público. Esgrimo una malévola
sonrisa cuando veo que se acerca con el micrófono a mi madre, pero
acaba preguntando a la mujer de al lado.
Y sí, aparece el alcalde de Londres con un traje de esos que
ya
vestirían los alcaldes hace 200 años, y también aparece el alcalde de
Oslo y se intercambian bonitas palabras y le dan a un botón y se
encienden las luces del árbol y se acabó. Bueno, hay un coro que canta
a ratos, pero la ceremonia es básicamente eso. Ha comenzado sobre las
18:15 y a las 18:30 ya se terminó. Muy sosa, aunque tampoco podía
esperarme el musical de El rey León aquí.
En fin,
que como no queremos caminar más nos metemos en la estación de "Charing
Cross", que está ahí mismo, hasta Victoria con transbordo en
"Enbankment". De ahí el tren y después el bus para llegar al hotel,
cansados, un poco antes de las 20:00h.
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