Deberíamos salir temprano para acabar de ver
Salisbury y
encaminarnos a Stonehenge, muy cerca de ahí. La visita a Stonhenge
debería ser corta y, tras hacer los 110 Km que nos separan de Oxford en
una hora y media aproximadamente, visitaríamos esa ciudad haciendo un
recorrido por su centro y comiendo allí.
Después
saldríamos para Croydon en otro trayecto de hora y media, con el fin de
dejar el equipaje. Yo me encargaría de devolver el coche, no muy lejos
de allí, para así quedarnos listos para dedicar los siguientes días a
la visita de la ciudad de Londres.
Los puntos numerados en el mapa son los lugares
importantes del recorrido de hoy:
0- Salisbury
1- Stonehenge
2- Oxford
3- Croydon
Después
Cumplimos la misión de madrugar bastante bien y,
tras un
fantástico desayuno en forma de completo plato combinado, estamos listos
para meternos en el coche a las nueve y poco. Le tengo miedo al coche,
pero con la luz del día creo que podré evitar las catástrofes de
orientación.
Una creencia que dura bien poco ya
que, aunque vemos la aguja de la catedral desde muchos puntos de
Salisbury, acabamos viéndonos repelidos a las afueras y volviendo a
entrar. Al final, y aunque yo quería aparcar junto a la catedral, me
meto en el primer parking que veo en el centro porque sé que andando
vamos a ganar mucho tiempo. Hemos perdido más de media hora con la
tontería. ¡La que me espera hoy!
Salimos a una
especie de centro comercial con calles internas, pero al aire libre, de
tiendas modernas en un entorno completamente clásico. Cuando salimos
pillamos la calle en dirección hacia la catedral. Vamos directamente y
ayudados por un mapa que me han dado en el hotel. Pasamos por
ancestrales muros y arcos de piedra y entre casas de arquitectura
clásica. Todas ellas muestran orgullosas sus relucientes y coloreados
escudos de armas. Cuando éstas desaparecen para dejar sitio a una
enorme extensión de césped intuimos que estamos cerca de la catedral.
Y, al poco, la omnipresente aguja muestra su extraordinario soporte. La
catedral es enorme y es diferente a las góticas a las que estamos
acostumbrados. Lástima que una parte esté restaurándose y, por lo
tanto, tapada con andamios, porque resulta majestuosa. La rodeamos en
nuestro paseo y admiramos la enorme fachada Oeste, como un gran mural
de esculturas. Sinceramente impresionante.
Entramos. Es realmente enorme y está llena de diferentes
salas.
Acabamos haciéndonos unas fotos en su gran claustro, con su verde
patio central. Es espectacular y lamento mucho que no tengamos tiempo
suficiente como para explorarla a fondo.
Cuando
retornamos de nuestro tour comentamos la sensación que ya tuviéramos
ayer de que Salisbury se merece una visita independiente y aunque
Stonehenge no estuviera aquí al lado.
Antes de
volver al coche, aprovechamos para imbuirnos en las calles del centro,
pasando por muchos puntos comunes al paseo de anoche. Market Square
muestra un aspecto muy diferente al de ayer, con el gran mercado
ocupándola. Van a ser las 12:00h, así que tenemos que irnos ya.
Como no, me pierdo para salir de Salisbury - al menos para
salir
por el lado correcto - y llegamos a Stonehenge tres cuartos de hora más
tarde, para un trayecto que no debería llegar a media hora. En fin,
empezamos a aceptar que esto es así y que esta isla sin GPS es un
genocidio de tiempo. Al menos, al haber subido por la carretera
equivocada, hemos
podido ver desde el coche las ruinas de Old Sarum, un asentamiento
histórico cuya maqueta habíamos contemplado en la catedral.
Al menos ya estamos aquí y creo que tengo bastante claro el
camino a Oxford. El aparcamiento está a un lado de la carretera y las
ruinas al otro. Sin embargo, la entrada está en este mismo lado. Tras
pagar las 6,60£ de la entrada se escoge el idioma de la audio-guía y
atraviesas un túnel bajo la carretera para acceder, ahora sí, a
Stonehenge.
La imagen que tanto habíamos visto se nos aparece
ahora en vivo. ¡Estoy en un fondo de pantalla de Windows!.
Puedes estarte tanto rato como desees, pero la visita es
corta ya
que no hay nada que hacer allí más que seguir el camino que rodea el
monumento y vuelve a la entrada, que también es la salida. El camino se
encarga de que tengas vistas de cerca y de lejos y, ciertamente, la
apariencia va cambiando en los 365º de su circunferencia. Los bloques
de piedra son más grandes de lo que pensábamos, ciertamente, tiene
algo especial. Uno pensaría que no son más que unas rocas apiladas,
pero el tamaño, el aspecto, con sus líquenes que le otorgan categoría
histórica y, sobre todo, el entorno, compuesto por una vasta explanada
verde, sin una roca hasta donde llega la vista en cualquier sentido
alrededor, le dan ese aura mágica.
Me incorporo a
la carretera con el firme deseo de fijarme mucho y evitar errores,
pasan de las 12:20h y eso hace que el tiempo de luz que vayamos a tener
en Oxford ya sea reducido. Quitarle más es lo mismo que no ir.
Lo he hecho todo bien cuando entramos en Oxford poco antes de
las
14:00h. Había venido aquí con el pensamiento de meterme en el centro
con el coche y buscar aparcamiento, pero como en la periferia de Oxford
ya encontramos, muy bien indicado, las señales para el
park&ride, nos metemos en él.
Conozco ese sistema por haberlo leído y valorado. Se trata de
aparcamientos baratos en los suburbios de la ciudad con transporte
regular en autobús a y desde el centro. No es caro y, dada la
experiencia conduciendo por las ciudades inglesas, creo firmemente que
ganaremos tiempo si "nos llevan".
Ya sin coche,
usamos los aseos del centro mientras esperamos el próximo bus,
recogiendo y revisando documentación sobre Oxford, incluido un plano de
la ciudad. Los autobuses son verdes, de dos pisos y consiguen ponernos
en el centro a las 14:30h. El precio es de 2£ por persona, ida y vuelta.
Al bajar se me plantea
un problema: es la hora de comer, pero nos quedan menos de dos horas de
luz, si las gastamos comiendo ya hemos visto Oxford. Eva ve un KFC y
dice que le apetece y yo veo la luz: allí se come rápido. Hay ambiente
por las calles, gente joven mayormente y, como estamos deseando visitar
el lugar, en media hora estamos fuera comidos. Son las 15:00h y vamos a
comenzar el recorrido que llevo preparado por esta vistosa ciudad.
Este recorrido comienza en la torre Carfax, donde destaca su
antiguo reloj (abajo a la izquierda), y sigue High Street hasta
meternos por Cattle St, a la
izquierda, entre el All Souls College y la Radcliffe Square, con su
destacada cámara.
Hemos de decir que, aparte de los puntos
destacados, todos los edificios tienen una arquitectura espectacular
con varios siglos encima. Giramos a la derecha para encontrarnos con el
puente de los suspiros que, sorprendentemente, y como ya pasara con la
catedral de esta mañana, también tiene una parte en reformas.
Seguimos las preciosas y solitarias calles intuitivamente
para
volver a High Street, ya cerca del Magdalen College y su llamativa
torre cuadrada con seis picos. Nos sorprenden la cantidad de bicicletas
que hay aparcadas por aquí. Al cruzar nos metemos por una calle que da
a un jardín botánico, mientras, al fondo, podemos ver niños uniformados
jugando al rugby en un gran campo de césped. Sin embargo, yo tengo
claro mi objetivo y, tras consultar el mapa, recorremos Merton St. para
llegar a él: la entrada al Christ Church. Pero nos damos con la puerta
en las narices... figuradamente, claro. La puerta está abierta, pero un
guarda no nos deja entrar y nos señala un letrero que explica que
estamos en la Canterbury Gate, y la puerta para visitantes es la Meadow
Gate, justo en el otro extremo del recinto.
Recorremos ese camino que nos lleva ante el campo de rugby
que
hemos visto antes, al parecer pertenece al Christ Church y todos los
niños nos adelantan en su camino hacia el colegio, habiendo finalizado
su partido de rugby. Nosotros les seguimos para entrar por la misma
puerta, donde hay una taquilla para vender entradas, con un
significativo descuento para seniors que mis padres pueden aprovechar.
Son 6£ para nosotros y 4,50£ para ellos.
Vamos
caminando por las diferentes estancias y los bonitos jardines donde
posamos ante un hermoso árbol de Navidad. Un bedel nos hace una foto de
grupo en el famoso patio y después subimos para visitar el lugar que
realmente me ha traído hasta aquí: el Hall del que está inspirado el de
Hogwarts. Pero como Hogwarts no existe, nosotros vemos éste, que forma
parte del tour Harry Potter que se hace en este país.
La sala está expuesta con cada posición decorada como si la
cena de navidad fuera a ser esa misma noche. Las
paredes están repletas de cuadros de personajes antiguos, y hay muchos,
porque como el techo está tan alto, hay mucha pared para rellenar.
Las fotos salen oscuras por la débil iluminación, pero se
respira
la atmósfera de Hogwarts. El salón está en modo mírame-y-no-me-toques,
aunque te dejan entrar, pasando entre las mesas, para observarlo de
cerca.
Misión cumplida. Ahora nos toca volver al
coche y conducir de noche hasta nuestro hotel. Luego conduciría sólo
hasta el lugar donde recogimos el coche para entregarlo, algo que ahora
mismo me da auténtico pánico.
Pero vamos paso a
paso. Ya es de noche y caminamos hasta ver el castillo de Oxford
buscando una parada que vimos desde el mismo autobús, pero como no la
encontramos nos ponemos a esperar donde nos bajamos y, cuando aparece
ese inconfundible bus verde de dos pisos, nos subimos. Son las 16:30h y
el coche se puede entregar hasta las 21h. De una forma u otra, lo
conseguiremos.
El trayecto se nos hace un poco
largo y cuando llegamos, sólo bajar del autobús lo que vemos no nos
cuadra. Es como si en nuestra ausencia hubieran hecho pequeñas
modificaciones en la gran explanada, como recortarla de un lado,
cambiar las oficinas de sitio... intento compartir esta
extraña
sensación con el conductor y él enseguida tiene una teoría. Me pide el
ticket del parking y me dice: "¿Ves?, es de Redbridge y éste es Pear
tree". ¡No me jodas! ¿Nos hemos equivocado de autobús?
Pues en realidad no. Eso explica que tenga el mismo número
que
con el que vinimos, pero hemos ido en dirección contraria. Tiene
sentido: si te pones en la misma parada en la que te bajaste y te subes
a un autobús que va en la misma dirección, seguirás su trayecto hacia
adelante, no hacia atrás. En este caso, nosotros aparcamos en el
park&ride que está en el Sur de la ciudad y ahora estamos en el
que
está más al Norte - y mucho más lejos, además -. La solución es clara:
hemos de continuar en el mismo bus, volviendo a Oxford y luego a
nuestro aparcamiento. ¡Ole mis huevos!¡Aquí me he dejado un par de
horas para hacer el tema más interesante.
Llegamos
cansados de autobús al coche. ¡Es que encima nos queda un buen rato en
coche!. Cuando salimos del aparcamiento nos encontramos con una buena
retención de tráfico, intento improvisar, pero sólo perdemos el
tiempo un rato hasta volver al final de la cola. ¿Qué esperaba?
Una vez en la M40, sin problemas, acabamos entrando en
Croydon.
¡Por fin!. Falta poco para las 20:00h y tengo unas ganas locas de
deshacerme de este coche. Sin embargo, al rato de adentrarnos en
Croydon ya sé que la pesadilla no ha terminado. He seguido la amplia
avenida hasta esperar llegar a alguna referencia del mapa de la parte
del hotel que llevo encima, pero no la he encontrado y, otra vez, estoy
completamente perdido.
Preguntamos... y mucho, para
llegar a la Purley Way, la avenida donde está el hotel y que tengo
completa en mi folio impreso de Google Maps. Nos ponemos muy contentos
porque el tema se estaba poniendo serio. Pero, incomprensiblemente, la
pesadilla continúa. Por mucho que me recorro la calle no encuentro el
Hotel, ¡ni siquiera el aeropuerto que tiene enfrente!. Cuando llegamos
a la altura del PC World, que aparece claramente en mi mapa, soy
consciente de que nos hemos pasado. Vuelta atrás. Pero nada.
No lo entiendo. Estoy en la calle, tengo algunas referencias,
pero no soy capaz de dar con la zona. Tengo ganas de llorar. Paro en
una gasolinera y le explico todo este razonamiento al dependiente sin
ocultar mi desesperación. "¿Cómo es posible que llegue al PC World de
ahí y no encuentre el hotel?". Y entonces se produce uno de esos
momentos mágicos. Esa persona me da luz sin necesidad de hablar.
Simplemente coge mi mapa, le da la vuelta y me lo entrega. Ya está todo
dicho: he estado yendo y viniendo por la parte de la Purley Way de arriba del mapa sin bajar del PC World.
Paso la barrera que me había formado con el
PC World y aparece todo: el aeródromo, el hotel, el centro comercial.
Noto lágrimas de felicidad. Todavía no entiendo como hemos acabado en
el Norte en vez del Sur, pero es que hemos dado tantas vueltas por
Croydon... Y qué gilipollas también yo, ¿no?.
En fin,
el Hotel Hilton tiene aparcamiento gratuito donde el coche va a dormir. Van a
ser las 22:00h y sólo queremos cenar algo y descansar. Además, las
habitaciones están muy bien. En ese aspecto hemos acertado.
Antes de bajar a
por unos sandwiches llamo a la compañía de alquiler y me dicen que si
lo presento mañana temprano no me cuenta como otro día. "Iré a primera
hora" les prometo y les pregunto todos los detalles que se me ocurre
para poder llegar hasta ellos. La pesadilla todavía no ha acabado, al
menos para mí, y quiero asegurarme de que no sea muy grave.
Quedamos en que yo saldré temprano, sobre las 6:00h, y que
ellos
bajen a desayunar al buffet, que yo ya apareceré. Pero ahora sólo tengo
una imagen en mi cabeza, y es precisamente la de la foto.