Nuestro último día
estará dedicado a visitar las plazas más famosas de Roma y los lugares
que aun tengamos pendientes.
Nuestra ruta comienza en la estación de metro de Flaminio y
acaba
volviendo al hotel para recojer el equipaje y regresar al aeropuerto de
Ciampino para embarcar en el vuelo a casa de las 21:30h.
Los puntos que marcan el itinerario de la imagen
son:
1- Plaza de Popolo
2- Plaza de Espagna
3- Fontana di Trevi
4- Plaza Colonna
5- Basílica de San Ignacio de Loyola
6- Panteón de Agripa
7- Plaza Navona
8- Castillo de Sant'Angelo
9- Plaza Cavour
Después
Esta mañana nos toca hacer el check out del hotel
y no hemos tenido prisa por salir así que, aunque hoy
comenzamos la jornada en la estación de "Flaminio", a tan sólo 4
paradas de la nuestra, nos ponemos allí pasadas las 11:30h.
Cuando salimos nos topamos con las puertas de Villa Borghese,
el
gran parque de la ciudad, y nos llama la atención la Porta del Popolo,
al otro lado de la carretera, que es lo que queda de la muralla de
Aurelio y por la que hemos de pasar para nuestra primera plaza en las
visitas de hoy: La Plaza del Popolo.
La plaza es un amplio espacio delimitado obras de arte. Si en
el
Norte teníamos al mencionada Porta del Popolo y una iglesia, a ambos
lados nos encontramos con unas fuentes blancas con estatuas del mismo
estilo como parte central de un muro, aunque el lado izquierdo gana en
belleza al tener detrás la vegetación del parque.
Delante tenemos las iglesias gemelas de Santa María dei
Miracoli
y Santa María in Montesanto y el centro queda apenas ocupado con el
Obelisco Flaminio.
Las iglesias gemelas están separadas por la Via del Corso,
que
tomamos para pasear bajando y que sólo dejamos para seguir una señal
que apunta al Mausoleo de Augusto.
Cuando llegamos
no logramos ver nada y lo rodeamos hasta poder tener una toma de él.
Nos desengaña bastante, sobre todo cuando desde el satélite luce mucho
más, como se puede ver en el mapa del principio, haciendo un triángulo
con el 1 y el 2.
Lo dejamos pues hemos llegado a la altura deseada, y no por
este
Mausoleo, si no por lo que hay en dirección contraria: al final de una
estrecha calle ya podemos apreciar la Plaza de España.
Esta calle de curioso nombre, la Via del Condotti, está llena
de
tiendas de marca y hasta me fotografío con un monoplaza de Ferrari y
pasamos junto a un árbol de navidad de Mercedes.
La Plaza de España se muestra muy concurrida. Se han puesto
vallas protectoras alrededor de la fuente por razones que no conocemos.Delante tenemos
la famosa escalinata que lleva a la Iglesia de la Trinitá dei Monti.
Frent a ella hay un obelisco y, para estas fechas, han puesto un árbol
de navidad frente a él y, por si fuera poco, un Belén de gran tamaño en
el descanso que hay entre los dos tramos de escaleras.
Subimos hasta el Nacimiento para comprobar el gran tamaño de
las
figuras y del decorado. La casa puede medir unos tres metros en su
parte más alta, para unas figuras de medio metro.
Éste es el añadido de visitar Roma en estas
fechas: las
calles lucen engalanadas para celebrar la Navidad de la forma en que
sólo puede hacerlo la capital de este culto.
Tenemos otro paseo hasta la siguiente visita, en la que ya
hemos
estado, y nos internamos en las calles estrechas del centro de Roma
para contemplar la Fontana di Trevi acompañados por una ligera llovizna.
Ya en el centro las visitas vienen continuadas, en seguida
damos
con la Iglesia de San Ignacio de Loyola, cuya fachada ya viéramos el
primer día. Pero hoy también entramos y nos maravillamos con los
techos, muy del estilo de la Capilla Sixtina.
Un interior tan majestuoso no se adivina por una
fachada que está integrada en otros edificios.
A unos pocos pasos paredes dejan de estar tan juntas, de
repente,
para hacer un espacio extraño aquí, por grande, correspondiente a estas
dos plazas conjuntas: la Piazza Colonna y la Piazza di Montecitorio.
La primera tiene la bonita columna que eleva la estatua de
Adriano y la segunda un obelisco frente al Palacio de Montecitorio, que
le da nombre a la plaza.
Otro corto paseo por las calles más estrechas de
la ciudad nos sitúa frente al Panteón de Agripa.
Los edificios antiguos que lindan esta plaza dan un escenario
que
no puede eclipsar la belleza clásica del Panteón, un edificio de la
época de César Augusto que se muestra increíblemente completo. Ya se ve
más antiguo que la fuente que hay en la plaza sosteniendo otro obelisco
más y que incluso los desgastados adoquines que forman el suelo de esta
plaza, como de toda esta zona del centro de la ciudad.
El interior se alumbra con un agujero en el centro del
círculo
que hace de techo y que deja pasar las pequeñas gotas que van cayendo
intermitentemente a lo largo de hoy y luce belleza, aunque diferente a
las iglesias y basílicas que hemos estado visitando en este viaje. Más
sobrio.
Otro corto paseo entre calles adoquinadas nos
lleva a la Plaza Navona que, como se encuentra en el Hipódromo donde se
celebraban las carreras de cuadrigas, tiene esa forma alargada y
estrecha. Aparte de sus fuentes y el reiterado obelisco, ahora está
ocupada por una feria y un mercadillo navideño.
Van a ser las 14h y habría que ir mirando donde
comer. Hay mucha oferta en esta plaza, pero yo quiero acabar las
visitas a las plazas con una que está un poco más al Sur y donde
siempre hay un mercado: Campo di Fiori.
Allí nos encontramos con que están recogiendo el
mercado en este momento precisamente y damos por concluido nuestro
paseo por las plazas de Roma que queríamos ver.
Nos acabamos metiendo en un restaurante de la
vecina Plaza Farnese para descansar de estas horas de paseo.
Ya con fuerzas renovadas emprendemos el camino de
vuelta, que nos hace salvar el trecho que hay hasta el río y el ya
conocido Castillo de Sant Angelo, cuyo puente volvemos a cruzar.
Disfrutamos de la belleza de este puente y de sus
vistas y nos dirigimos a la derecha del castillo hacia la Plaza Cavour,
donde ha de concluir este viaje.
Son las 17h y tenemos la intención de mirar la
posibilidad de dar con el transfer gratuito al hotel, del que el
conductor ya nos explicara que salía de esa plaza. Sin embargo, tenemos
un plan B, más sólido, ya que por esa misma plaza pasa el bus 990 que
nos deja junto al hotel.
La espera es larga, pero nos distraemos con el
curioso comportamiento de las bandadas de pájaros que cubren el cielo y
que parecen entablar una competición de baile por equipos en este lugar.
Nunca había visto algo así y grabo este video como testimonio:
Cuando subimos al bus somos conscientes del final
de nuestra aventura romana y de que estamos en el primer paso de
nuestro camino de retorno, al que siguen recoger el equipaje, hacer el
largo trayecto en metro hasta Anagnina y, de ahí, el bus al
aeropuerto.
Hasta ahí todo muy bien, pero al otro lado del
control de seguridad nos encontramos el caos, con varios vuelos
retrasados, algunos más de doce horas, y multitud de gente tumbada en
el suelo. Cuando veo que el nuestro se va retrasando también pregunto
por la posibilidad de salir a fumar a los policías encargados del
control. Puedo salir a la fría calle e incluso volver tranquilamente a
mi puerta de embarque sin control alguno.
Al final salimos con unas dos horas de retraso y
dando las gracias, pues dos de los vuelos que acumulaban más horas de
espera han sido finalmente cancelados.