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Dia
3
(19/12/2009) Coliseo y Foro romano
Antes
El itinerario de visitas de este día comienza y acaba en el
Coliseo. Tras bajar en la parada de metro Colosseo seguiríamos la
siguiente ruta:
Los puntos marcados en el itinerario son:
1- Basílica de San Pedro encadenado
2- Coliseo
3- Arco de Constantino
4- Palatino
5- Foro
6- Colina capitolina
7- Teatro de Marcelo
8- Boca de la verdad
9- Isla Tiberina
10-Trastevere
11-Largo di Torre Argentina
12- Monumento a Víctor Manuel II
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Después
El primer problem nos lo encontramos cuando salimos del
hotel recién desayunados y nos encontramos el kiosco donde solemos
comprar los billetes vacío. Preguntamos a un par de personas donde
podemos comprarlos pero no lo saben. Incluso miramos la forma de salvar
la estación de distancia al metro caminando, pero nos encontramos con
caminos cerrados. Un taxista que nos ve perdidos nos pregunta por
nuestra situación y cuando se la explico me dice sorprendido: "Pues no
paguéis".
Al final es lo que hacemos, porque recorremos los dos andenes
buscando una forma de sacar un billete y no la encontramos. Ya hemos
demostrado que no es que no queramos, es que no podemos. De esta forma
nos salimos de la estación de metro "Colosseo" algo pasadas las 11h, tras hacer transbordo en Termini a la línea azul.
Lo primero que vemos al salir es el Coliseo, enorme, mostrando su
muro más alto al otro lado de la carretera, pero su visita es para
después. Nosotros le damos la espalda para subir por unas escaleras y
dirijirnos a la Basílica de San Pedro Encadenado (San Pietro in
Vinculi) famosa por tener como reliquia las cadenas con las que
apresaron a San Pedro y, sobre todo, por albergar al Moisés de Miguel
Ángel.
Si ante el Coliseo hay multitud de puestos
de souvenirs que tienen como producto estrella las réplicas del Coliseo
en diferentes tamaños, en la plaza di San Pietro in Vinculi sólo hay
uno, pero mucho mejor de precio que los anteriores.
Dentro nos encontramos con una pequeña basílica, aunque repleta
de obras de arte. El ápside presenta un altar donde brilla
incrustado un cofre dorado con paredes de cristal para poder ver las
cadenas que le dan sentido a todo el templo. Delante han colocado un
nacimiento dadas las fechas. Todo el conjunto está delimitado por
cuatro columnas que sujetan un dosel.
Las paredes
están pintadas y en el lateral derecho hay algunas esculturas de mármol
a las que nadie hace caso por tener enfrente, o sea, a nuestra derecha,
el Moisés, protagonizando un conjunto mucho mayor de esculturas.
Volvemos al Coliseo tomando algunas fotos desde la barandilla de
este nivel superior. Vamos a estrenar la Roma Pass aquí. Con ella nos
ahorramos la cola, aunque en un día de invierno como éste no sea muy
larga, y accedemos al interior.
Son las 11:45h cuando pasamos por los pasillos que comunican
todas las salidas a las gradas de todos los niveles, como en los
estadios modernos. Nosotros vamos probando diferentes alturas desde
donde ver el interior de este monumental recinto de espectáculos. Hoy
en día no es difícil imaginarse decenas de miles de personas
presenciando un evento, ¿pero realmente se llenaba el Coliseo hace 1900
años?
Hoy se nos muestra "desnudo". Los asientos no están y el suelo
tampoco, en su lugar se nos muestran las entrañas, las paredes de los
diferentes departamentos que había bajo la arena.
Conforme se gana altura también mejoran las vistas. El templo de
Venus y Roma y el Arco de Constantino nos dan dos ejemplos.
Son las 12:20h cuando dejamos detrás el Coliseo, el arco de
Constantino y los hombres disfrazados de romanos que buscan ganarse
unos euros con las fotos, y nos encaminamos hacia la colina Palatina,
donde continuaremos la visita. La entrada al Coliseo incluye el
Palatino y el Foro Romano, que está al lado, por lo que esas son las visitas que vamos a cumplir
ahora.
Yo diría que el monte Palatino hace tiempo que dejó de ser un
monte y llegamos a él tras una pequeña subida. En su cima nos
encontramos rodeados de ruinas. Aquí vivieron los emperadores y las
ruinas pertenecen al Palacio Real, a la casa de Augusto, la de Tiberio,
la de Domiciano, la casa Flavia...
También hay un pequeño museo dedicado al primer asentamiento
etrusco, el de Rómulo y Remo, que dio origen a la ciudad y que se
supone que fue en este punto.
El recorrido te ha de llevar al Foro, cuya delimitación queda
claramente marcada por dos arcos. Nosotros entramos por el de Tito y
salimos por el de Septimio Severo.
Poco queda en
pie aquí fuera de estos dos arcos, pero este lugar era el centro de la
antigua Roma, la calle con más vida. Aquí se encuentra lo que queda de
la Rostra, el templo de Vesta o la Curia Hostilia, por citar unos
ejemplos.
El templo de Vesta es un círculo muy pequeño y cuesta imaginarse
que éste fuera el lugar donde las chicas que habían entregado sus vidas
a mantener encendido el fuego en honor a esta diosa, las vírgenes
vestales, despertaran tanto morbo entre los ciudadanos romanos.
Más fácil es tratar de ver a Cicerón salir de la Curia, tras una
dura sesión del Senado, y dar una de sus filípicas en la Rostra,
criticando las acciones de Marco Antonio.
En fin,
de vuelta al presente nos encontramos en la Plaza del Campidoglio,
rodeados de los museos capitolinos. Pero no vamos a entrar en ninguno,
en su lugar bajamos por la Via del Teatro di Marcelo que, como su nombr
indica, pasa por el teatro en el Octavio Augusto vio actuar a Horacio.
Lo que queda de él, sin embargo, es la fachada de unos 45º de su
circunferencia, que ahora está integrada en bloques de viviendas.
Nosotros seguimos bajando hasta la Plaza de la Bocca della Veritá, donde esperamos hacer otra visita.
En la plaza destacan un pequeño templo circular, una fuente y el
campanario de la Iglesia de Santa María in Cosmedin. Nos dirijimos a
esta última esperando una señal que nos lleva a la famosa Boca de la
verdad, pero la señal resulta ser una cola de turistas esperando a
hacerse la lógica foto con la cara esculpida en una especie de gran
moneda de piedra.
La cola es rápida y está formada en la entrada de la iglesia: te
haces la foto y desapareces del lugar entrando en la iglesia, que
muestra un interior más modesto que las otras iglesias que hemos visto
en Roma.
Volvemos a subir, sin perder la orilla del río esta vez. Son las
14h y tenemos hambre, así que sólo tenemos que cruzar el río para
escojer un restaurante en Trastevere. Ya teníamos previsto comer en ese
barrio, que comienza justo en la otra orilla del Tíber.
Cruzamos atravesando la Isla Tiberina, a la que llegamos por el
puente Fabricio. Nos fijamos en la Basílica de San Bartolomeo
all'Isola, que le da nombre a la plaza donde está.
Dejamos la isla por el pueste Cestio, entrando ya en las
coloridas calles de Trastevere, donde enseguida encontramos un lugar
para comer.
La pizza en el restaurante Vincenzo alla Lungaretta en la Via
della Lungaretta está
buenísima, aunque Eva opta por comer primer y segundo plato y, con las
bebidas, redondeamos con la propina a un total de 30€. Nos hemos
tomado nuestro tiempo, y son las 15:30h cuando estamos de nuevo en las
calles de este pintoresco barrio en el camino hacia la Basílica de
Santa María in Trastevere, su lugar más relevante.
Cuando llegamos, en la basílica está teniendo lugar un funeral, y
nosotros entramos discretamente y hacemos algunas fotos desde cerca de
la entrada no sin vergüenza.
Pues de esta manera hemos completado nuestra lista de visitas de
hoy, que no eran pocas . Nos volvemos a la Via de Trastevere, donde se
acumula el transporte público por aquí y nos montamos en un tranvía
para cruzar el río de vuelta y nos bajamos en un lugar llamado "Largo
di Torre Argentina", que es una gran plaza con unas ruinas que no
conocemos en el centro.
Como sólo son las 16h y
tenemos tiempo, nos metemos en una especie de tienda de arte en las
mismas ruinas que resulta tener cierta afición a los gatos. Ya no es
que hayan decenas de ellos, es que venden todo tipo de artículos con
temática gatuna. Nosotros nos llevamos un calendario con la foto de un
gato y en un monumento de la ciudad diferente para cada mes.
Seguimos la Via del Plebiscito hasta ponernos frente al Monumento a
Víctor Manuel II. Desde aquí ya se ve el Coliseo a lo lejos, al final
de la Via dei Fori Imperiali.
Vamos hacia ella pues es el camino de vuelta. Al final está la
estación de metro Colosseo en la que llagamos, pero al principio
todavía nos queda admirar la columna de Trajano, que gana en belleza al
estar entre las cúpulas de Sata María de Loreto y la del Santísimo
Nombre de María. Por el camino, esta amplia avenida está jalonada de
estatuas de Julio César y Augusto, como guardando los secretos de las
ruinas excavadas a ambos lados.
El sol se recoje a la misma hora que nosotros, sobre las 17h, para nuestro camino de vuelta al hotel.
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