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Día
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(05/09/2007) Panteón, Notre Dame y el Louvre
Antes
El plan para este día es muy ambicioso, sobre todo por
incluir el Louvre para después de comer por el barrio latino,
seguramente. El recorrido, de Sur a Norte, se haría caminando y uniendo
los tres puntos imprescindibles de este día: El Panteón, Notre Dame y
el Louvre. Por el camino nos encontraremos otros sitios interesantes
como los Jardines de Luxemburgo, La Sorbona, Le Sainte Chapelle o el
Museo de Orsay. Para visitar estos lugares tendremos la ayuda de la
tarjeta Paris Museum Pass.
Las referencias en el mapa para las visitas de
este día son:
0- Hotel Eiffel Cambronne
5- Jardines de Luxemburgo
6- Panteón
7- Notre Dame
8- Sainte Chapelle
9- Museo d'Orsay
10- Louvre
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Después
No somos de madrugar y, a pesar de lo cargado del
plan de
hoy, salimos del hotel desayunados y nos vamos para el metro alrededor
de las
11h. Es la última vez que desayunaremos en el hotel ya que, aunque los
bares son caros, los 13€ por persona que nos han cobrado en el hotel lo
es mucho más.
Compramos un par de tarjetas Mobilis más y 5 paradas, un trasbordo en Denfert Rochereau, y dos estaciones
del
tren, que no se diferencia mucho del metro, nos llevan a la estación de
Luxembourg para salir junto a la entrada a los Jardines de Luxemburgo,
que atravesamos.
El parque es muy grande y muestra una colección de
jardines muy bien cuidados, como todo lo que ya hemos podido ver de
esta ciudad, y un palacio que recibe el nombre de "Le Senat", pero que
me extrañaría que cumpliera la función de Senado. Todos estos paisajes
aparecen con la ineludible imagen de la torre de Montparnasse al fondo
y la gente que acude a este lugar, dándole mucha vida.
Salimos con la sensación, que ya tuviéramos ayer,
de que todas estas visitas que nosotros mismos hemos etiquetado como
"menores" nos están encantando, con lo que estamos seguros que habrá
multitud de sitios en esta ciudad que no visitaremos, pero que
disfrutaríamos de igual manera.
A apenas 100 metros tenemos
el imponente Panteón, cuyo frontal nos recuerda a la arquitectura de
Les Invalides. Es aquí donde nos hacemos con la Museum Pass Card para
dos días por 30€ cada uno.
De cerca es un edificio todavía más fantástico,
donde sorprenden las dimensiones, que andan lejos de ser humanas:
columnas altas y grandes y puertas por donde podrían pasar unas cinco
personas, ¡en vertical, una de pie sobre la otra!
Lo primero que encontramos en el interior es el
gran hall bajo la cúpula presidido por la presencia del péndulo de
Focault, algo que ya sabía, pero los muros y estancias están repletos
de obras de arte, muchas evocando la Revolución francesa. Después
bajamos a visitar las tumbas, ya que aquí se encuentran las criptas con
los restos de algunos de los personajes más prominentes de la historia
de Francia. Así pues, tras pasar por una sala con tumbas con esculturas
de personajes como Voltaire, nos adentramos en un pasillo donde se
abren pequeñas cámaras con tres o cuatro tumbas. Hablamos de gente como
Rousseau, Pier y Marie Curie o Jean Mannet. En la foto las tumbas, de
izquierda a derecha, de Víctor Hugo, Alejandro Dumas y Emile Zola.
Nos gusta tanto que se nos va el tiempo ahí.
Cuando salimos miro la hora... ¡Las 13:20h!. Con todo lo que nos queda
antes de comer para poder dedicarle la tarde al Louvre. Pero no me
arrepiento, considero bien empleado el tiempo hasta ahora. Para mí el
Panteón ha de estar en la misma lista del visitante de París que la
torre Eiffel y Notre Dame, a la que, por cierto, hemos de ir ahora.
Esta ciudad es tan alucinante, que hasta la
pequeña iglesia de la foto, y que está junto al Panteón, es magnífica,
pero no consigo saber su nombre hasta después de regresar a casa: Le
Paroisse Saint Etienne du Mont.
Pillamos la Rue Sant Jaques hacia el Norte
rodeados por un ambiente universitario. Los edificios de alrededor
lucen un estilo clásico y se muestran como facultades de diferentes
áreas. Hasta que pasamos junto al de la foto de arriba a la derecha,
que corresponde a la famosa Sorbona, la universidad más antigua del
mundo.
Como no nos distraemos demasiado en el camino, en
15 minutos estamos ante el lateral de la catedral de Notre Dame, famosa
por sus gárgolas y su jorobado, pero no veo ninguna de las dos cosas.
Nos encaminamos al pequeño puente que salva la estrecha parte de río
que separa al Isla de la Ciudad (Ile de la Cité) de la orilla Sur de la
que venimos.. El frontal es maravilloso. Está repleto de virguerías y
esculturas de piedra.
El interior es fantástico también, con grandes y
coloridas vidrieras y esculturas de personajes relacionados con la
religión como Juana de Arco. Buscamos las escaleras para subir a una de
las torres, pero no damos con ellas. La razón es que en realidad están
fuera, en el lateral izquierda, anunciadas por una larga cola que nos
hace desistir. Con lo mal que vamos de tiempo no vamos a esperar tanto
para subir 387 escalones. Y ya he encontrado las gárgolas, están muy
arriba y son más pequeñas de
lo que imaginaba. En realidad, culminan los desagües que vacían el agua
que caiga en el tejado y no son las esculturas "realistas" que yo
imaginaba, sino algo más funcional.
En el parque de enfrente hay un punto para hacerse
la fotografía ideal, y todo el mundo la está haciendo. Exactamente
enfrente de la fachada y con la distancia suficiente como para que
salga entera.
De ahí, nos adentramos en la isla que, en cuanto
se pierde el río de vista, parece el interior de la ciudad otra vez.
Nos cuesta alguna vuelta dar con la Sainte Chapelle, y es que,
sorprendentemente, está dentro del Palacio de Justicia. Así que nos
encontramos con una entrada en el lateral del mismo, con dos colas: una
para los que han de hacer algún trámite judicial, y otra para los que
quieren visitar la capilla. Ambas han de pasar por el control de
seguridad.
Vamos siguiendo las señales hasta subir a una
sala, como si fuera el interior de una mini catedral. En realidad, lo
único que vale la pena de esta visita son las coloridas cristaleras,
como ventanales en su típico mosaico multicolor, pero con la
particularidad de ser inusualmente largos y estrechos. Son muy bonitos,
pero casi diría que es lo único, pues el resto está en reformas.
La visita ha sido rápida, de unos 15 minutos ¡y
menos mal!, porque ya son las 15h y tenemos que comer. Aparecemos por
el Palacio de Justicia hasta salir por su gran puerta de rejas y
regresamos a la orilla Sur del Sena para adentrarnos en su barrio
latino en busca de restaurante.
Pasamos
por una peculiar entrada de metro, es la estación de Saint-Michel, pero
nosotros nos adentramos para "perdernos" por este barrio. La palabra
perdernos va entrecomillada porque enseguida que abandonamos la gran
avenida que es el Boulevard Saint Michel damos con calles estrechas que
se componen de un restaurante junto a otro. Así, pared con pared, nos
saltamos algunos de comida asiática y un español, "El bistro latino",
donde el hombre de fuera nos ofrece paella en nuestro idioma. Pero le
queremos hacer entender que, para dos días que vamos a estar aquí,
preferimos probar la comida local. Y para ello escogemos "Le Pré
Grill", donde nos sentamos en su interior, desdeñando la terraza, y
podemos comer por menos de 20€.
Van a ser las 16:30 cuando retomamos nuestras
visitas. Cuando nos acercamos al río podemos ver, en nuestra orilla, el
Museo d'Orsay y, en la contraria, el Museo del Louvre. Esperaba haber
llegado aquí más temprano, pero aun así, decidimos aprovechar la Museum Pass
card para echar un vistazo rápido al primero y dedicar el resto de la
tarde (muy poco) al Louvre.
El edificio donde está ubicado el Museo d'Orsay es
bonito de por sí, y muy característico, con los grandes relojes de su
fachada. Esto se debe a que se reformó una antigua estación de tren
para ubicar esta colección de arte.
Dentro, el museo ofrece grandes y nítidos
espacios. Nosotros buscamos a los impresionistas, que es lo que hemos
venido a ver, pero como suele pasar, hay muchas otras obras por el
camino que llaman nuestra atención. El retrato del Dr. Gachet de Van
Gogh está aquí (al menos uno de ellos). Pero a mí me llaman mucho la
atención cosas más "frikies", como una maqueta de varias manzanas de
París, o "el retrato de la madre de Whistler", o ese era el nombre que
usaba la pintura de la derecha en la película de Mr. Bean.
El tiempo se nos echa encima y ya llega el momento
de visitar el Louvre. ¿Es posible que haya montado todo este viaje para
ver la Victoria de Samotracia?. Pues es posible. De hecho, lo decidí
tras volver de Grecia en Julio, donde pude ver varias réplicas de la
escultura. Estoy enamorado de ella y por fin vamos a encontrarnos.
Cruzamos el río y atravesamos una parte de Las
Tullerías, que son unos jardines que hay frente al Museo del Louvre.
Ahora sólo tenemos que pasar bajo un bonito arco de piedra rosa y
adentrarnos en la pirámide de cristal.
La Pass card nos da acceso poco antes de las 18h.
Como los miércoles cierran a las 21:30h hay que hacer un plan para
recorrer las tres alas que aparecen en el mapa que he conseguido y cuyo
acceso comienza en este gran hall: Richelieu (Norte), Denon (Sur) y
Sully (Este).
Comenzamos por la Richelieu donde, sobre todo,
quiero ver el código de Hammurabi. Lo primero que me encuentro son dos
grandes salas con luz natural y esculturas ecuestres. Correspondería a
la foto de arriba a la derecha. Cuando subimos me encuentro con que
toda la zona de Mesopotamia está cerrada por reformas, así que lo del
código de Hammurabi no será hoy. El lado bueno es que tenemos más
tiempo para las otras salas. Salimos habiendo completado Richelieu en
media hora.
El resto del tiempo lo dedicamos a las otras dos.
Es en Denon donde se puede ver la Venus de Milo, cuya belleza no
descubro, comparada con otras esculturas como la que preside las
escaleras que permiten acceder a los otros niveles de este ala: mi
querida Victoria de Samotracia. Formaba parte de la proa de un barco y
me parecen increíbles los detalles de los pliegues de la ropa que dan
la sensación de recibir el viento de cara permanentemente. Es mucho más
grande de lo que pensaba.
Vemos la Gioconda, un pequeño retrato con un
sistema de seguridad adicional, pero yo prefiero el Dante en los
infiernos de Delacroix, que también encuentro. La sección de Roma y
Egipto también nos deja impresionados. Hay muchos tesoros aquí. En
total estamos algo más de tres horas.
Ya de noche, salimos del recinto por la Rue de
Rivoli para entrar en la estación de metro de Palais-Royal_Musée du
Louvre. Otra compra de fruta y llegamos exhaustos a nuestra habitación.
A Eva le leo el cansancio de este día en la cara. Es el precio por ver
tantas cosas maravillosas en una sola jornada.
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